Conceptos financieros básicos para emprendedores no financieros

Cuando una persona monta un negocio, tiene una serie de habilidades y talentos naturales. Algunos son, por ejemplo, excelentes vendedores. Otros serán grandes creativos. Pero si hay algo que todos necesitan aprender, independientemente de sus talentos, es sobre las finanzas de sus empresas.

Como emprendedor y dueño de una empresa, no es tu responsabilidad ser contador. Lo que  sí es tu responsabilidad es aprender a leer tus números: entender y analizar tus estados financieros para tomar decisiones informadas.

De esto nos hace mucha falta en América Latina, donde los negocios se manejan de una manera sumamente informal. En Nicaragua, por ejemplo, solo el 5% de las empresas tienen todo un sistema contable montado. La inmensa mayoría con costo anotará en un cuaderno –si bien le va– cuánto entra y sale.

Sin importar el tamaño de tu empresa, es imprescindible que manejés ciertos conceptos financieros. Sea que lo hagás vos directamente o ya estés en el punto en el que has podido contratar a un contador, delegar todo el proceso sin entender lo que sucede es desperdiciar una gran oportunidad.

Conceptos financieros básicos para emprendedores

Activos:

Son todos los recursos con los que la empresa cuenta y que le sirven para operar y generar ingresos. Incluye el dinero en caja y bancos, productos –terminados, a medio hacer y en materia prima–, dinero que te deben tus clientes, muebles de oficina y los suministros adquiridos para su uso, y cualquier marca comercial, derecho de autor o gastos pagados por anticipado. 

Pasivo:

Lo que debés, tanto a corto como a largo plazo. Incluye cualquier deuda acumulada por en al de comenzar, crecer y/o mantener sus operaciones. Pueden ser préstamos bancarios, deudas de tarjetas de crédito y sumas adeudadas a proveedores, colaboradores e impuestos.

Capital:

Diferente a lo que se suele creer, el capital no hace referencia solamente al capital con el que se inicia o a todo dinero que entra en la empresa –de hecho, ese dinero es considerado un activo, no capital. El capital es tu patrimonio y está conformado por el capital con que iniciaste más todas las ganancias o pérdidas acumuladas.

Gastos:

Salidas de dinero que debe hacer la empresa cada mes para operar. Incluye la renta, servicios básicos, salarios, publicidad, etc. Para mantenerse financieramente a flote, es recomendable mantenerlos bajo control, buscando maneras de reducir aquello que no nos están dejando grandes beneficios.

Importante: hay una diferencia entre gastos y costos en finanzas empresariales.

Costos y márgenes:

Mientras los gastos están más relacionados a la operación de la empresa como un todo, los costos están directamente relacionados con el producto/servicio que se vende.

Los costos cambian más seguido de lo que creemos, pues se ven afectados por todo, desde los costos de materia prima, mano de obra y logística, hasta los tipos de cambio. Las circunstancias económicas pueden incluso afectar la disposición de los clientes a pagar el precio que has fijado.

De esta manera, controlar los costos y ajustar los precios para garantizar márgenes de ganancia que hagan sentido debe ser una tarea constante. Si no lo hacés a tiempo, podrías estar operando bajo pérdida durante un buen tiempo, sin darte cuenta.

Margen bruto:

¿Suena chistoso? ¡Si vieras lo importante que es! Se expresa como un porcentaje y representa el porcentaje de los ingresos por ventas totales que una empresa mantiene después de restar el costo de producción de sus bienes / servicios. Entre mayor es el porcentaje, más mantiene la empresa cada dólar de ventas.

 Utilidad neta –o pérdida:

Este concepto es mucho más fácil de entender. Al final de todas las operaciones que hiciste en el negocio, ¿ganaste o perdiste? En eso se resume todo. Si tu negocio tiene pérdidas constantes algo está muy mal. Aun sin contador, un registro exacto y detallado de cada entrada y salida de dinero, te ayudará a conocer esta cifra.

Flujo de efectivo:

El flujo es la sangre de tu empresa, sin él morís. Básicamente comprende el movimiento general de fondos a través del negocio cada mes, incluidos los ingresos y los gastos. Poder entenderlo te ayudará a determinar tu solvencia a largo plazo. De nada te sirve ser rentable si carecés de liquidez. Fácilmente podrías tener que cerrar en el proceso.

Capital de trabajo:

Es la diferencia entre tus activos más líquidos y las cuentas por pagar a corto plazo. Si restaras el dinero que tenés en banco, caja y clientes a tus obligaciones inmediatas, ¿tendrías suficiente? ¿cuánto te queda para trabajar?

Concentración:

¿Qué tanto dependés de un cliente en particular? En la medida en que gran parte de los ingresos de tu empresa estén concentrados –en términos porcentuales–en uno o pocos clientes, más riesgos corrés. Pues, si algo sale mal y el cliente se te va, ¿cómo queda tu empresa? Es mejor enfocarse en mantener bajas concentraciones, es decir, diversificar: varios clientes con pocos montos cada uno.

Apalancamiento:

En términos simples, es la cantidad de dinero que pediste prestado para administrar tu negocio. El balance buscado está entre el la cantidad de dinero que viene de la deuda y de tu patrimonio. Si tenés mucho más deuda que acciones, se puede decir que estás «altamente apalancado» y para muchos podría ser también muy arriesgado.

Retorno sobre la inversión –ROI:

La razón de ser de todos los negocios, más allá de la pasión del emprendedor y la necesidad que busca cubrir, es generar ganancias. Para esto, los emprendedores invierten en activos que generan ventas e ingresos. Y las ventas cubren, a su vez, los costos de operación.

Esa utilidad, dividida por el total de fondos invertidos en la empresa (los activos), nos da el ROI. Velo así: ¿Trabajaría todas esas horas y asumirías toda esa responsabilidad si tu ROI fuera 5% anual? Si fuera yo, mejor meto mi dinero en un CD, genero lo mismo y me olvido de problemas. Entre más alto sea tu ROI, mejor.

Prima de riesgo:

Cada decisión tiene un nivel de riesgo asociado. Si al evaluar dos proyectos, ves que el A es mucho más riesgoso que el B, entonces la utilidad esperada debe ser mucho mayor e el A para que valga la pena dicha inversión. Esto es la prima de riesgo.

En definitiva, hay mil conceptos más dentro de este vasto mundo de las finanzas empresariales y lo ideal sería que cada emprendedor se tire un clavado par empaparse de ellos. Entre más logre absorber, mucho mejor será el análisis y la consecuente toma de decisiones financieramente informadas que podrá hacer sobre su negocio.

En este artículo yo he intentado elegir una docena de conceptos financieros básicos que me parecen sumamente importantes para todo emprendedor no financiero. Solo me resta recordarte que cada transacción que realizás en tu negocio se ve reflejada, de alguna manera, en uno o varios estados financieros. Tomate el tiempo de entender las finanzas de tu negocio par hacerlo prosperar.

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