Cómo asegurarte que tu seguro realmente cubre tus necesidades

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Los seguros, cualquiera de ellos, son una parte fundamental de una vida financiera sana. A veces los vemos como algo innecesario, extraordinario o accesorio, pero realmente son una inversión que te viene a salvar en los momentos que más necesitás.

Adquirís un seguro de hogar no porque sea obligatorio por el crédito hipotecario –¡espero yo!-, sino porque tu casa es el bien más valioso que tenés y cualquier daño por una catástrofe natural te costaría miles para repararla y quizás implicaría endeudarte.

Así mismo, adquirís un seguro de accidentes porque sabés que si al caminar por la calle, te tropezás, caés y quebrás un par de huesos, la hospitalización y posibles operaciones también te costarían varios miles con los que no contás. Y así sucede con los demás.

El punto es que invertimos en seguros esperando que no nos pase nada y siempre estemos bien…pero previendo que, al no ser inmunes, los accidentes también nos pueden ocurrir a nosotros y el precio de una póliza es mucho menor –solo una fracción, en realidad- que lo que tendríamos que pagar nosotros si asumimos el riesgo.

Por esto, una vez que nos decidimos a invertir, más vale que sea una inversión que valga la pena y que realmente cubra lo que necesitamos. Nada peor que andar por la vida asumiendo que estamos casi blindados, solo para darnos cuenta que el seguro que teníamos no pagará lo que esperábamos.

Y éstos son casos con los que me he encontrado seguido: personas que CREEN que tienen el seguro que necesitan y cuando un incidente llega descubren que sus seguros no estaban actualizados y que los montos no son los correctos. Para que esto no te pase, hoy te traigo detalles de tres de los seguros que más comúnmente tenemos y cómo podemos llegar a pensar que estamos listos para lo que sea y realmente no es así.

Seguro de Auto: Imaginá que acabás de comprar tu camioneta soñada, completamente nueva, como vos la deseabas…bueno, la básica que te venden sin nada adicional. Vos, por supuesto, como toda persona responsable, comprás tu respectivo seguro después de haber hecho semejante inversión.

Con el tiempo, se te ocurrió cambiar las llantas por unas de esas gigantes y luego decidiste agregarle un mataburro y una parrilla porque te gusta ir al mar. Pues bien, si nada de esto se lo notificás a tu compañía aseguradora, ellos van a seguir asumiendo que tu camioneta tiene el mismo valor, cuando en realidad ahora vale más.

¿Cuál es el problema con esto? Que si algo sucede y, digamos, hay que cambiar las llantas, no te van a reponer las cuatro llantas gigantes y carísimas que vos compraste, sino las cuatro llantas regulares con las que venía la camioneta porque eso es lo que vos aseguraste.

Moraleja:  Cada vez que le hagás modificación a tu auto, tenés que dejar saber y declararlo a tu aseguradora o esto nuevo no estará cubierto.

¡Ah! Y si estamos hablando de compra o venta de autos usados, que no se te olvide hacer el cambio de dueño en la compañía de Seguros, tenés alrededor de 5 días para notificarlo.

Seguro de Hogar: Este suele ser el seguro que más olvidamos notificar cuando hay cambios y es, además, donde más cambios suelen haber. Una pareja/familia regular, normalmente va haciendo modificaciones y construcciones adicionales a su casa a medida que el tiempo va pasando y que sus capacidades adquisitivas van aumentando.

Comprás o construís la casa con lo más básico y, posteriormente, das a hacer la terraza, una cochera o el muro perimetral. Cada una de estas nuevas construcciones aumentan el valor de tu hogar y, por lo tanto, la compañía aseguradora debe estar al tanto de ellas para que tu seguro también lo esté cubriendo.

¿Te imaginás lo que sucedería si durante un terremoto tu recién construido muro perimetral se cae junto con algunas paredes de tu casa? Bueno, si no notificaste de dicha construcción, las paredes por supuesto que estarán cubiertas, pero la gran inversión que hiciste en el muro, no.

Moraleja: En cuanto haya una nueva construcción o modificación a tu hogar, que lo primero que hagás sea dejarle saber a la aseguradora para que re-evalúen tu póliza y todo esté incluido. Y, de hecho,  aunque no le hayás hecho nada, aproximadamente cada 3-5 años tu casa ya cambió de valor (normalmente para arriba) por lo que es importante que el seguro cubra el valor total.

Además, en caso que en cualquier momento vos la querrás vender, tenés que tener un avalúo actualizado, de esta manera sabes realmente cuánto vale tu casa.

Vida: Como he mencionado anteriormente, el seguro de vida se hace indispensable en el momento mismo en que tenés hijos o dependientes económicos. Imaginá que sos una de esas personas precavidas que siempre lee Plata con Plática y en cuanto nació su primer bebé adquirió su seguro de vida. ¡Excelente!

Ahora los años han ido pasando y ahora en lugar de tener un hijo, tenés tres. Ese seguro de vida que has estado pagando durante este tiempo ya no cubrirá en la misma medida a tu familia, pues no es lo mismo lo que un hijo puede hacer con $50,000.00 dólares, por ejemplo, a que esos $50,000.00 dólares se tengan que dividir entre tres, ¿verdad?

Aunque no se le puede poner un valor a la vida de las personas, quienes tienen dependientes económicos quieren dejar lo más que puedan a sus seres queridos, por lo que entre más hijos y/o dependientes hayan, así también deberías ir solicitando un incremento en la suma asegurada de tu póliza de vida.

Moraleja: Cada vez que tus condiciones de vida cambien y, por ejemplo, tengás más hijos, tratá de incrementar también la suma asegurada de tu póliza de vida para que cada uno de ellos reciba lo más que podás –dentro de tus posibilidades- para tener la tranquilidad de que aun faltando vos, ellos podrán continuar con su vida: su educación, alimentación, vestimenta, etc.

Tu seguro te tiene que asegurar

Sé que suena bastante obvio, pero ése es el fin mismo de un seguro: que realmente tus necesidades estén cubiertas. Para esto, tenés que asegurarte bien y eso implica hacer valer tu inversión.

Si ya tomaste la decisión de que los seguros van a ayudarte a tener una vida financiera más sana, entonces es necesario que lo hagás bien y lo pagués bien: no querés estar infra-asegurada por tus bienes, tu vida, ni tu salud. Elegí algo que realmente vaya a servirte en el momento de mayor necesidad y hacé la inversión.

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