El siguiente artículo fue escrito por Marcela Morales Méndez, quien es parte de un programa de Educación Financiera en Costa Rica y lectora de Plata Con Plática. Hoy nos comparte su testimonio sobre cómo eventos dolorosos marcaron su vida y la ayudaron a tener el impulso necesario para cambiar su mentalidad y sus hábitos financieros. Gracias a ella por compartirnos su historia para inspirar a otros.
Cuando inicié la lectura del ensayo (marzo 2020), me encontraba en la cama de un hospital para ingresar a cirugía exploratoria. Una compañera me envió por correo un libro, una de las lecturas que disfruté mucho mientras estaba en cama y voy a narrar por qué.
Mi cama era la 536 del servicio de ginecología. Las noches frías, el dolor en el vientre y otro en el alma, eran el presagio de los cambios que vendrían en mi vida.
Cuando ingresé, recuerdo que me decía; qué suerte estar aquí, porque dentro del hospital podría huir de muchas cosas que me estaban presionando desde hace mucho tiempo y que de manera inconsciente no quería confrontar. Ya para ese entonces estaba con tratamiento para el cuadro mixto de ansiedad y depresión.
No sabía cuál era el mensaje divino. Estando internada, ver frente a mí a una compañera de cuarto con cáncer impactó considerablemente mi vida. Y al mes me di cuenta que falleció.
En todos los días de mi estadía en el hospital de Heredia, nos dimos apoyo, vi cómo ella luchaba. A veces se caía emocionalmente y juntas nos animábamos, fue tanto mi apoyo, que cuando yo fui operada, ella fue el puente de comunicación con mi familia por medio de llamadas telefónicas. Exactamente desde ahí empecé a crear mis circunstancias con respecto a mi visión de vida, pensamientos que me dieran optimismo, esperanza, fe. Salí convencida de lo que tenía que hacer.
La buena suerte la crea uno mismo. Al iniciar el programa lo inicié convencida de salvar una relación. Ahí fue donde choqué con una realidad abrupta casi como el estallido de una bomba atómica, siendo este parte del salto cuántico, para crear desde afuera una justificación y no tener metas claras de lo que merecía en ese 2020.
Pero en mi ser sabía que algo estaba por cambiar, en lo financiero, emocional y espiritual. Estaba convencida de cambiar mi suerte, estaba convencida de SER algo diferente con mi vida no con la de mi pareja, pero sí hacer cambios, de lo contrario seguiría con un bosque encantado.
Muchos son los que quieren la buena suerte, pero pocos los que deciden ir por ella: Empezamos los dos, mi pareja y yo, deseo pensar que mi compañero de vida que no aguantó los límites, una forma metafórica de decirlo, no asimiló las instrucciones de la búsqueda de los tréboles como marca en la historia.
Por otra parte, quiero describirlo como una empresa que teníamos ambos: unión, confianza, fuerza, empatía en este caso amor más en común.
Conforme íbamos adentrándonos al bosque encantado fueron muchos los gnomos internos (indisciplina, vaguedad, falta de límites económicos, dejadez, procrastinación) quienes nos dirigían hacia otro camino con afán de salir del programa y así fue como uno de los caballeros dejó de seguir su sueño y decidió por la suerte. Ahí empecé a ver con claridad lo que se me había dicho del inicio del programa de los riesgos que podía correr de sostener la empresa sola, pero a la vez sabía que tenía el acompañamiento más importante: mi Dios y el programa PEF y la permanencia de un grupo CODA.
Cómo cambié mi vida
El inicio de nuevo en el grupo CODA en Heredia, decidí crear mis circunstancias. En la primera asesoría vi un universo de circunstancias como el pagar mi deuda a final de año con el aguinaldo, decir que no a comprar para los otros, destinar con consciencia el presupuesto mensual.
Durante el proceso mi ex pareja tomaba nota de los avances que tenía en el curso. Como ejemplo, realizó los sobres para ordenar sus finanzas, eso fue un avance pequeño de escucha en la relación, pero sabía que no era lo suficiente para el desgaste que ya se veía anunciando.
Unos días antes de iniciar la pandemia, mis compañeros de trabajo me escuchaban hablar de los gastos hormigas, la cantidad de dinero que se va con solo el hecho de modificar el hábito de ir a la soda a comprarse algo para el café y lo beneficioso de traer de casa un pan para snack. Esos son cambios significativos en la economía y con solo el hecho de llevar los gastos diarios, ayudaba a otros a despertar su consciencia, tanto que empezaron a copiar esos hábitos saludables.
Conforme avanzaba en el PEF, cortaba las ramas viejas de los árboles y empezaba a ver más luz en mi bosque encantado. Conforme aprendía en el programa CODA a ver realidades al tiempo iba limpiando el terreno para sembrar mis tréboles, lo mejor era que con conciencia disfrutaba de cada momento.
Construí mi buena suerte
Traigo a colación cuando se me dio la noticia que podría cancelar todo con los ahorros institucionales. Ese día disfruté mucho. Empecé a admirar cada cosa que hacía hasta con diversión, cada vez que llegaba el pago de las quincenas detallaba más mis comprobantes de tiempo y no solo eso, sacaba de mi rato para depositar en los sobres de ahorros los montos destinados. Disfruto hacerlo, de alguna manera siento libertad y se me hizo un hábito cada quincena sacar mi espacio para hacerlo con calma.
Cada vez que participaba del programa financiero en conjunto con CODA tenía panoramas más claros de lo que pasaba en mi mente y en mi relación sentimental, empecé a cerrar vínculos afectivos nocivos en la parte económica en mi familia como en lo sentimental.
Por otra parte, a dos meses de terminar el curso, fue muy doloroso, puse a prueba todo lo aprendido hasta el momento. Aunque quedé desgastada, no me di por vencida. Seguí arando la tierra para que cayeran los tréboles, fueron muchos los que coseché, en ese tiempo me quedé adolorida del alma pero a la vez libre.
Para ese tiempo ya había pagado a Coopefyl R.L. Al tiempo inicié mi proceso de recuperación con la psicóloga, encontré gente más abierta, más atenta para conversar y acomodé mis finanzas personales.
Aunque estuve más de un mes sin juego de sala ni televisión no me hizo falta, pero decidí comprarlos en noviembre, con gran ilusión.
Sigo vigilando la codeuda de mi hermano. Conversé con mi cuñada sobre la oportunidad de pasarle a ella la deuda, hablamos de la importancia de buscar un asesor financiero para que ambos ordenen sus finanzas y a la vez liberarme yo de la deuda. Y estoy en proceso de liberar mi culpa por el trauma de la niñez de mi hermano, en general en la familia sé que ese fue un tiempo fue muy doloroso.
Nunca es tarde para SER cambios, que la perseverancia crea las circunstancias, como lo fue para mí participar del programa, porque conforme avanzaba mi vida en proceso evolutivo, avanza porque considero que es una constante, una retroalimentación, los conocimientos adquiridos, los retos, los sueños plasmados es la constante para recoger la buena suerte, al fin al cabo eres quien la cultiva.
Estoy muy feliz de estar cumpliendo mis metas, de ver cómo la vida me ha cambiado. Estoy convencida que las personas que pasaron por la vida en este año, incluyendo a mi extinta relación dejaron huellas muy positivas, fueron el trampolín para mi crecimiento personal, un salto cuántico que me sigue asombrando cada día, lo vivo intensamente.
Muy agradecida con mi ICE sobre todo con Gabriela Castro por su entrega a liberar gente de cadenas pesadas y llenas de herrumbre en especial la mía.
Mil gracias, gracias y gracias.