Me fui a Cuba y… ¡me comprometí! (Parte1)

plata con platica Cuba-compromisoTodo comenzó hace más de un año, cuando tuve una plática con Aníbal, el cubano novio de mi prima. La conversación fue más o menos así:

-Yo: Aníbal, pero es que no me imagino a Cuba. Contame, ¿cómo funcionan las cosas allá?

– Él: Es difícil de explicar y entender, solamente quien lo vive lo sabe.

-Yo: ¿Entonces tengo que ir a Cuba para entender esa realidad?

-Él: Si tú vas, vas a regresar más confundida aún… pero ustedes díganme cuando quieran ir, compren sus boletos y yo los acompaño.

Quien conozca a Yassir –mi novio- sabrá que es “de cuerda” y, bueno, a mí tampoco me tienen que decir mucho para convencerme de viajar. Desde ese momento, Cuba estaba en nuestra mira y cada reunión familiar era pretexto perfecto para hablar del posible viaje.

En este post vas a poder leer diferentes cosas: cómo nosotros planificamos, ahorramos y gastamos en este viaje, sí, claro está… pero también va a haber un poco de mis impresiones sobre cómo vive la gente y lo que imagino estás esperando por el título de este post: un poco de relatos personales también. Así que sí, será una mescolanza de cosas. Y aquí voy.

Planificando el viaje

El último post que escribí en el 2016 hablaba sobre la importancia de fijarse metas y, buscando animarte para que vos escribieras las tuyas, te platiqué las mías. Es más, fui un paso más allá y hasta las dividí por área de mi vida: una de ellas son los viajes.

El primer viaje que tenía planificado para este año era precisamente a Cuba, no solo por las pláticas previas con mi cuñado, sino porque ya había movido las primeras piezas en mi tablero de ajedrez para que se diera.

Una de las cosas que más caras salen cuando uno viaja es, obviamente, el boleto de avión y en nuestro caso son 2 boletos de avión. Así que, ¿cómo lo hicimos? Sencillo, ya te lo voy a contar.

Resulta que el año pasado di una charla a Avianca y me ofrecieron pagarme con un boleto a cualquier parte de Centroamérica, Norteamérica y El Caribe, válido para ese año. Como no tenía un viaje planificado y quedaba poco tiempo, negocié para que fuera válido parte de éste también: recordá que la mayoría de las veces la gratificación retardada es más importante y satisfactoria que la instantánea.

El segundo boleto salió de los puntos de la tarjeta de crédito. En este viaje lo hice a través de una plataforma en línea (www.perfectchoice.travel), que además de canjear mis puntos, me permitió estar monitoreando el precio de los boletos durante un tiempo, hasta que llegaron a un punto en el que quise comprar, pues recordá que aunque sean puntos, esos puntos son dinero ;). Además pude crear la idea del viaje que quería, poniendo todas las actividades juntas y, a medida yo iba cambiando la fecha, también cambiaba la idea. Por cierto, que el viaje familiar que estoy planificando para finales de este año (que podés ver aquí) también lo estoy planificando así.

Así que así de sencillo los 2 boletos salieron prácticamente gratis.

Una vez con boletos en mano y fechas programadas le confirmamos al querido cuñado para que él también comprara los suyos y muy sabiamente dijo “esperaré a que los precios bajen.”

Mientras los meses iban corriendo y las pláticas con los amigos se iban dando, Ricardo Zambrana, con quien hago el segmento de finanzas personales en Canal 2, decidió que él también iría en la misma fecha que nosotros, pues ya tenía como 4 años sin regresar a su amada Cuba (él estudió 3 años de Dirección de Cine y Televisión, y para él es como su segunda patria). Resultó también que una pareja muy amiga nuestra (Paola y Miguel) de casualidad estaría en La Habana por esos días, él en una actividad académica y ella aprovechando para vacacionar, igual que nosotros. Sumado a esto, Aníbal le comentó a una amiga salvadoreña que iría a Cuba y Carolina (quien por cierto resultó ser una persona muy seguida en redes sociales en su país, con quien compartimos muchísimo sobre marketing digital) decidió que ella también iría. Así por así, de ser 2, pasamos a un grupo de 7 latinos.

Ahora, seguramente estarás preguntándote de dónde salieron el resto de gastos porque, evidentemente, viajar no es solo comprar el boleto e irte, ¿no es así? Pues bien, indagué más o menos cuánto nos podríamos gastar 2 personas durante una semana en Cuba y mis dos súper fuentes por separado (Ricardo y Aníbal) coincidieron en que con $600.00 teníamos suficiente.

Eso nos daba unos cuatro meses para ahorrar. Si nosotros tuviéramos ingresos fijos –bueno, Yassir los tiene, yo no- esto implicaría un ahorro de $150.00 mensuales y ésa era la meta. Pero como una buena parte de mis ingresos no son fijos, al igual que lo hicimos el año pasado, simplemente ahorramos más cuando más plata hubo y menos (o nada) cuando las ventas estuvieron bajas, sobretodo al comenzar el año.

¿Querés detalles? Pues bien, ahorrar no es solo separar dinero por arte de magia y ya. Ahorrar es dejar de hacer algunas cosas que quiero ahorita, sacrificarme, sí, para poder hacer más cosas después. En nuestro caso esto quería decir limitar el presupuesto de comidas afuera (que, por cierto, los dos disfrutamos un montón), cero compra de ropa/zapatos y el gasto más importante, cero vacaciones lujosas de Semana Santa.

De hecho, el plan original era CERO vacaciones de Semana Santa porque sacamos cuentas que nos gastaríamos al menos la mitad de lo que sería el gasto a Cuba; sin embargo, de último momento, la familia nos invitó a una casa en Playa Hermosa y, dado que no implicaba mayor gasto, decidimos ir.

Pero con lo que quiero que te quedés es que viajar no sale del aire, ni cae del cielo. He platicado con personas que mueren por salir, viajar y conocer, pero que no están dispuestas a hacer pequeños cambios día a día con el fin de ahorrar lo suficiente para hacerlo. Calculá cuánto se te va en almuerzos por no llevar tu comida, cuánto en gastos hormiga, en salidas de fines de semana, incluso en compras innecesarias en el supermercado.. y te aseguro que de poquito en poquito hacés una buena guaca que te permitiría viajar donde querés.

Qué hicimos

Los viajes nunca salen 100% como uno los planifica y a nosotros eso nos quedó claro desde el día antes de partir cuando nos llegó un correo de la línea aérea diciendo que nuestro vuelo que estaba supuesto a salir de El Salvador a las 9:15 am iba a salir a la 1:00 pm. ¿El resultado? En lugar de llegar a Cuba a la 1:00pm íbamos a llegar hasta las 5:00pm y nuestro plan de aprovechar el medio día que nos quedaba se esfumó. Cabe mencionar que la aerolínea compensó el retraso con un desayuno (de los de avión, sí, pero desayuno al final) y un certificado para cada uno por $70.00 dólares a ser usado en cualquier compra con ellos (ya se imaginarán que pronto los aprovecharemos).

Sin embargo y a pesar de esas varias horas perdidas en El Salvador, sí decidimos salir en La Habana el mismo día que llegamos. Nuestros amigos, Miguel y Paola, ya tenían algunos días de estar en la ciudad y nos estaban esperando en el apartamento que rentamos a través de AirBnB ubicado en el Vedado –una zona de La Habana que nos explicaron es algo así como Las Colinas-.

Vale la pena mencionar que la búsqueda de ese apartamento no fue tan sencillo. Paola, quien tiene muchísima experiencia en viajes y turismo y quien además es dueña del mejor hostal de Managua (La Bicicleta), tomó el liderazgo y nos envió varias opciones por el grupo de WhatsApp que creamos cuando nos dimos cuenta que todos iríamos juntos. Esto nos facilitó encontrar un lugar para todos, cómodo y con el precio más favorable posible.

Incluso, el lugar donde nos quedamos la última noche en la Habana Vieja, que es una casa particular, es el que ella y Miguel habían reservado en un comienzo para hospedarse cuando llegaran. Nos fue de maravilla. ¡Gracias, Pao!

Volviendo a la historia, esa primera noche fuimos a cenar, probablemente en el lugar más caro que comimos en toda nuestra estadía. Así que digamos que fue un tipo gusto de bienvenida que nos dimos. Muy a las 10:00 pm de ese martes, las calles estaban como que la noche apenas comenzaba, caminamos hasta el malecón y por ahí pasamos hasta pasada la 1:00 am con un grupo de chavalos y chavalas en sus 20´s tocando guitarra, cantando y unos cuantos pasándose una misma botella de ron Havana Club de boca en boca.

El miércoles fue el único día que en realidad pasamos completito en La Habana. Caminamos, caminamos y caminamos. Alrededor de unos 14 KM para ser exactos en todo el día (eso me lo dijo mi FitBit que siempre me acompaña). Conocimos el Capitolio, Plaza Vieja, Plaza de Armas, Plaza de los Obispos, Catedral de La Habana, Paseo del Prado, el barrio chino, vimos un atardecer MA-RA-VI-LLO-SO en el malecón y seguimos caminando hasta por ahí de las 11:30 pm. ¡Fue un día agotador pero lindo!

Con el súper grupo caminando por la Habana Vieja. Foto por: Ricardo Zambrana.
Con el súper grupo caminando por la Habana Vieja. Foto por: Ricardo Zambrana.

El día siguiente salimos para Varadero, una de las playas más conocidas de Cuba y que queda a unas 2-3 horas de La Habana, dependiendo del transporte que utilicés para ir. Tuvimos la experiencia de que ese día no encontramos bus para irnos, pues todos estaban llenos y nos tocó pagar un taxi entre 5. Llegamos en 2 horas. Al regreso, y previendo lo que había sucedido ese día, compramos los boletos en cuanto entramos a Varadero, pudimos tomar el bus y nos tomó 2:50 minutos. Claro, el taxi fue bastante más caro, pero era el costo de oportunidad que debíamos pagar si queríamos irnos en ese momento –la gratificación instantánea- y no esperar 5 horas más a que saliera el próximo bus.

El taxi que nos llevó a Varadero
El taxi que nos llevó a Varadero

Aunque bien sabés que siempre abogo por la gratificación retardada, hay ocasiones, como ésta, en las que el costo de quedarse es mayor. Te explico: dos de nuestros amigos se regresaban a Nicaragua al día siguiente, por lo que, para ellos, esperar 5 horas en esa estación era no tener la oportunidad de ver nada de esa maravillosa playa ese día y poder disfrutar tan solo un par de horas la mañana siguiente pues tenían boleto de regreso a Nicaragua a las 5:00 pm. Y así lo hicimos. Cada uno pagó el equivalente a $5.00 dólares más que el precio del bus y nos fuimos en nuestro propio taxi privado.

¡De verdad que estas playas del Caribe son un espectáculo! No hay foto o video que le haga justicia a lo que podés ver y sentir estando aquí. Llegamos, buscamos dónde quedarnos y nos encontramos con varias casas particulares que rentaban cuartos por precios significativamente más bajos que los hoteles menos elegantes de la ciudad.

Para que te des una idea, la noche del viernes ya la habíamos reservado en un hotel, en línea y desde Nicaragua. El precio era de $56.00 dólares en una habitación doble. Nuestra primera opción fue buscar el mismo hotel para no tener que estarnos moviendo al día siguiente y nos sorprendimos cuando nos dijeron que el precio era de $71.00 en caja. ¿Por qué? Pues porque el precio en línea es simplemente más barato y no había nada que hacer.

Como el hotel no nos sorprendió, decidimos preguntar por ahí y encontramos una casa que justamente tenía lo que nosotros necesitábamos: dos habitaciones doble y una sencilla. El precio era $34.00, pero sorprendentemente la habitación y el baño estaban mejor que en el hotel mismo.

Finalmente hallada nuestra morada, dejamos las cosas, comimos y nos tiramos a la playa hasta las 8:00 pm que es cuando comienza a oscurecer por esos lugares. La arena es de color casi blanco, la playa se ve de un azul turquesa espectacular y, al menos ese día, no hubo ni una sola ola. Esas horas dentro del mar sentimos que estábamos en una piscina.

Tres divinas horas en Varadero. La playa es una piscina.
Tres divinas horas en Varadero. La playa es una piscina.

Así pasamos hasta el sábado al medio día, cuando nos tocó tomar el bus (o la guagua) de regreso a La Habana… ahora con un grupo mucho más pequeño: solo Yassir, Caro y yo.

Disfrutamos las últimas 24 horas en La Habana Vieja, comiendo pizza de $1.00 CUC y helado de $1.00 CUC, y deleitándonos con la música y baile cada 2 restaurantes que pasábamos. El domingo a las 3:00 pm tomamos un taxi de regreso al aeropuerto y la travesía volvió a comenzar. ¿De qué me arrepiento? De haber reservado boletos de regreso un domingo a las 10:00 pm, porque la levantada y vuelta a la realidad del lunes no es nada fácil.

Las pizzas de 1.00 CUC que venden cada 5 puestos en la calle. Se los comen como tacos y te lo entregan en papel.
Las pizzas de 1.00 CUC que venden cada 5 puestos en la calle. Se los comen como tacos y te lo entregan en papel.

Para seguir leyendo más detalles de este viaje, da clic aquí. Te voy a contar mis impresiones de Cuba y su gente, cuánto gastamos y cómo fue mi compromiso.

Comentarios

Artículos relacionados