10 ideas para detonar tus finanzas personales

Cuando estaba preparando la charla del 4 de agosto con José Bolaños, llamada «Hackeá tu cerebro para liderar tus finanzas» nos reunimos un par de veces para trabajar y compartir información. En la última sesión le compartí mi presentación y, al ver los ejemplos de casos exitosos, me dijo: “eso que tenés ahí son hacks”.

Desde ese día me quedé con la idea que realmente necesitamos de estos hacks o triggers –disparador, detonador, en español– en nuestra vida constantemente para lograr lo que queremos. Incluso, estoy segura que si te ponés a pensar en tu propia vida y hábitos, has ido adoptando algunos que ya forman parte de quién sos y que han hecho tu vida más fácil.

Como sé lo difícil que es darle vuelta a la vida financiera, dejar de hacer las cosas que hacemos, cambiar nuestros hábitos de compra, consumo y gasto, comenzar a ahorrar, etc., hoy te quiero compartir 10 ideas que vos podés adoptar HOY mismo para hackear tu cerebro y tener la vida financiera que merecés:

1. Ahorrá el 10% de cada compra innecesaria que hagás

Esta idea la abordé en detalle en este post y se trata de lo siguiente: cada vez que hagás una compra que no sea estrictamente necesaria y sea, por el contrario, un gustito o lujote que nos queremos dar, obligate a ahorrar a parte el 10% de su valor. Ahora tu compra sale más cara y es probable que te la pensés más antes de gastar.

2. Auto-enviate un correo del banco cada vez que pagués

El año pasado, cuando estuve en el congreso de finanzas personales en USA, mientras platicaba con un gran bloguero allá, me contó este truco. Resulta que mientras estaba pagando su crédito hipotecario, llegó un momento en que se le hacía tan eterno, que sentía que la casa nunca sería suya. Entonces decidió crear una cuenta de correo falsa del banco –pues, era de él– y el día de mes que le tocaba pagar, se auto-enviaba un correo que decía: “felicidades, ya sos dueño de 5 metros más en tu casa”. Suena chistoso, lo sé, pero no está de más probarlo.

3. Pintá una mandala o cualquier otra cosa

Últimamente se ha puesto de modo la terapia del color. A mí, inclusive, me agregaron a un grupo en Facebook en el que básicamente las personas comparten lo que van pintando. Bueno, ¿qué tal, entonces, escoger uno de mandala y cada vez que hagás un pago a tus deudas, pintás una pequeña parte? La idea es escoger una que más o menos se adecúe a los pagos que te faltan y así podrás visualizar el camino recorrido y el que te falta.

4. Convertí tu gasto hormiga más grande en ahorro inmediato

Te voy a decir cuál es el mayor problema de los gastos hormiga: no se sienten. No importa si es el café, el desayuno, la gaseosa, los cigarros, la repostería, etc., los vemos tan pequeños en monto que simplemente los desestimamos. La propuesta es comprar un chanchito –o cualquier otra forma de alcancía de tu elección-, escoger tu gasto hormiga más grande y cada vez que NO cedás ante él, echar la misma cantidad de dinero en tu chanchito. Con el tiempo irás sintiendo esa alcancía más pesada y te sentirás motivado a dejar otros gastos hormiga y mejor ahorrar.

5. Creá un tablero de visión

La primera vez que escuché hablar sobre los famosos tableros fue por allá del 2006, cuando leía «El secreto» y me pareció fascinante desde el comienzo; aunque es algo que he dejado, en mi apartamento en Guadalajara, sí llegué a tener uno bastante extenso. La idea es que esta ayuda visual sea un constante recordatorio de aquellas cosas que querés lograr –y, obvio, para las que tenés que ahorrar- para motivarte a no gastar en lo que NO necesitás y ahorrar para lo que SÍ vale la pena.

6. Usá post-its

¿Soy la única persona que ama los post-its? Estoy segura que no. Normalmente los usamos para recordarnos cosas de trabajo, citas, reuniones, deberes que entregar, etc., pero, ¿por qué no usarlos también para recordarnos de una meta financiera? Puede ser algo tan básico como pagar un recibo –no vaya a ser y te corten la luz por olvidadizo–, tu meta de ahorro más cercana, la deuda más grande que pagar, etc. Podés incluso tener usar varios y ponerlos en tu compu o escritorio.

7. Tomá la foto de la vergüenza

Una de mis mejores amigas es una india –sí, porque es de India– y hasta hace unos cuantos meses, estaba viviendo en NYC. En una de las no-tan-pocas visitas que le hice nos fuimos de compras y cuando regresamos al apartamento le dije: “ok, ahora dividí esas compras en cosas que necesitabas y cosas que solo querías”. Como podrás imaginar, la primera tenía 1-2 artículos y la segunda estaba repleta de basura… basura linda y de moda, pero basura. Ahora, no creás que no te voy a mandar de compras, ¡jamás!

Tu reto es buscar todas esas cosas innecesarias –que quizás ni siquiera usás- que has ido acumulando en los años, ponerlas en tu cama y tomarles una foto. Cada vez que sintás la tentación de comprar algo, sacá tu celular, mirá la foto y decidí si querés sumar esa nueva compra a tu cama.

8. Cambiá tu(s) contraseña(s)

¿Te has puesto a pensar cuántas contraseñas usamos ahora? Si contamos las cuentas de correo, redes sociales, programas, herramientas, bancos, etc., son muchísimas. De hecho, yo por eso descargué hace un tiempo, un app solo para llevar el control de mis usuarios y contraseñas porque ya no podría recordarlos todos. Pues bien, la dinámica aquí es que tu contraseña –de una, algunas o todas las cuentas– se convierta en una meta que tengás, por ejemplo “LibreDeDeudas18”, “AhorroEmergencia2K”, “PuedoControlarGastos100”, etc.

9. Mensajes de recordatorio con Gmail

No sé vos, pero yo uso Gmail para mi cuenta de correo –incluso la oficial del blog–, el Drive para compartir información con Origami y el Google Calendar para tener orden en mi día a día. Sin éste último, fijo que sería un desastre llegando a las reuniones porque se me olvidarían o las cambiaría en mi cabeza. ¿Por qué no, entonces, usar los mismo recordatorios que te envía el calendario para ahorrar? Fijalo en días y horas específicos para que te notifique y te diga algo como: “¿Ya ahorraste? ¿Qué estás esperando?”

10. Viví tu vida, no te comparés

Una de las razones más poderosas por las que gastamos lo que no tenemos es porque constantemente nos estamos comparando con el vecino, el amigo, el compañero, etc. Ver que las personas a nuestro alrededor gastan de determinada manera o van a “x” lugares nos hace querer esas cosas y tomar decisiones financieras irracionales. El día en que no permitamos que eso nos afecte, comenzaremos a ser financieramente libres. ¿Cómo hacerlo mientras tanto? Que el salvapantallas de tu computadora se convierta en este recordatorio. Así, cada vez que te sentés a trabajar, estarás trabajando también un asunto interno más importante: solamente vale la pena compararse con uno mismo.

Y, por supuesto, ideas como éstas se puedan aplicar a la vida entera. Si, por ejemplo, a vos te cuesta tomar agua aunque sabés que es súper importante, comprate un botellón de 2 litros que mantengás en tu trabajo y cargués con vos, para obligarte a tomártelo en todo el día.

¡Ah! Y si vas al gimnasio y odiás tanto las sentadillas como yo, una vez leí el siguiente truco en una revista: cada vez que vayás al baño –¡a lo que sea!– hacé una serie de 20. Si más o menos vamos unas 5-6 veces al día, pues ya te hiciste unas 100-120 sentadillas, nada mal, ¿no?

¿Qué te parece? ¿Ya habías adoptado alguna de éstas? ¿Cuáles te gustaría hacer? ¿Qué otras cosas estás haciendo para hackear tus finanzas?

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