¿Con qué soñás? ¿Qué querés lograr? Aunque el dinero no se encuentre dentro de tus prioridades, invariablemente necesitarás de él para cumplir tus sueños y metas. ¿Y vos tenés sueños o tenés metas? Podrán sonar como la misma cosa, pero no lo son: un sueño financiero es algo que esperás que pase; una meta financiera es algo que estás planeando y para lo que te estás preparando.
Una parte importante de ese plan es cómo vas a conseguir el dinero necesario para cumplirlo. Ahorrar una parte de tus ingresos es una de esas cosas que son mucho más fácil de decir, que de hacer. Conlleva mucho más que el simple “gastá menos de lo que ganás” (aunque esta parte por si sola puede resultar complicada), pues debés considerar variables como la cantidad de dinero que realmente podés ahorrar, dónde lo vas a mantener, para qué lo vas a usar, cuánto tiempo te tomará ahorrar, etc.
Una de las razones por las que se nos hace difícil ahorrar es porque buscamos la satisfacción inmediata: por qué esperar 1 año para poder comprarme “X”, si puedo salir este fin de semana y disfrutar ahorita. Si no tenés metas específicas que querrás cumplir, ahorrar se te hará una carga pesada cada mes y muy seguramente encontrarás razones cada quincena para no hacerlo; no es lo mismo decir “de ahora en adelante voy a ahorrar” que saber que estás ahorrando para algo en particular. Cuando tus metas de ahorro no tienen nombre y apellido, no vas a tener la motivación necesaria para separar ese dinero mes a mes y continuarlo haciendo durante el tiempo que sea necesario.
Así, tus metas de ahorro deben cumplir las características de un objetivo S.M.A.R.T (por sus siglas en inglés):
Específicos. Deben ser claros en todos los aspectos. Saber con exactitud el qué, dónde, cuándo y todo lo relacionado.
Medibles. Si no se puede medir, no sirve pues no podrás comprobar si has alcanzado la meta.
Alcanzables. Es decir, que lo podás concretar.
Realistas. Deben estar dentro de tus posibilidades y recursos.
Tiempo. Requieren un plazo de tiempo límite para ser cumplidos.
Manos a la obra
Ir por la vida sin objetivos financieros es como subirse a un taxi sin saber a dónde vas: el taxista te llevará por toda la ciudad sin fin alguno y terminarás desperdiciando tu dinero. Por esto, es importante que te tomés un tiempo para analizar qué es lo que querés lograr en tu vida. A veces pensamos que la meta es muy difícil de cumplir y por eso ni siquiera empezamos a ahorrar; si ponés las cosas en papel, podrías llevarte una sorpresa al darte cuenta que lo que querés no es tan difícil de conseguir
1. Metas con nombre y apellido: Identificá y escribí tus metas financieras, no importa que sea salir de deudas, terminar de pagar tu tarjeta de crédito, comprar un carro o casa nueva, irte de vacaciones, estar listo para el retiro, o poder enviar a tus hijos a estudiar al exterior, todo tenelo por escrito.
2. Tiempo: “Quiero comprar una casa en 2 años” o “Quiero retirarme dentro de 33 años (a los 60)”. Ponele fecha de cumplimiento a tus metas y asegurate que sea alcanzable dentro de ese periodo de tiempo, sino solo lograrás desanimarte.
3. Cantidad: Calculá cuánto dinero necesitás para tu objetivo y cuánto tendrás que ahorrar cada quincena o mes, si empezás a ahorrar desde ahora. Para la mayoría de las metas de ahorro, lo mejor es ahorrar la misma cantidad cada período. Si yo, por ejemplo, quiero dar un enganche de $5,000 USD para una casa dentro de 2 años, tendría que ahorrar $208.3 USD cada mes, pero si mi salario es de $400 USD difícilmente lo lograré, por lo que sería necesario ajustar mi meta.
Una vez que has escrito todas tus metas, dividilas en corto (1 año), mediano (2-5 años) y largo (más de 5 años) plazo según su fecha de cumplimiento. Así mismo, priorizá cada uno de tus objetivos financieros por orden de importancia, pues esto te va a permitir enfocarte en aquello que más valorás y si llegara el caso en que tus ingresos disminuyeran, sabrías exactamente a qué prestarle más atención.
Finalmente, visualizá cada una de tus metas a medida que vas ahorrando y mientras hacés los depósitos, pues los estudios muestran que el cerebro recibe casi el mismo placer al imaginar una compra que al hacerla realmente. Tené en cuenta que los reveses sucederán, por lo que si algo te aleja de tu meta, no te des por vencido, continuá y modificala como sea necesario.
¿Y vos? ¿Tenés sueños o metas? ¿Cuáles son tus objetivos financieros? ¿Qué estás haciendo para lograrlos?
P.D. Les dejo este formato para que organicen sus metas financieras según los plazos ;).