Reflexionando sobre 7 años de blogueo y Plata con Plática

Un día como hoy, hace siete años, mientras estudiaba un MBA a 14,000 KM de distancia, decidí lanzarme sin paracaídas y exponer al mundo mi primer post. “¿A dónde se fue mi dinero?”, se llamó. Siete años más tarde y aun blogueando en Plata con Plática, me parece mentira que lo que comenzó sin rumbo ni meta, hoy sea una de mis más grandes pasiones.

Aun me parece increíble que este sea mi trabajo y que todo haya crecido de un pequeño blog que yo misma creé, con cero conocimientos sobre webs, sentada en una habitación compartida en Taiwán.

Muchas veces me han preguntado si lo planeé así y la verdad es que no. Cuando lancé aquel primer post y me abrí al mundo, lo único que sabía era que quería escribir. Y que quería escribir de Finanzas Personales.

No sabía si esto sería un hobby, un trabajo, un negocio de medio tiempo… o si quiera si habría alguna manera de monetizarlo. Durante el primer año y medio de Plata con Plática, lo único que hice fue escribir.

Un año difícil

Para esta fecha el año pasado, mientras escribía mi post de los 6 años de Plata con Plática, sentía un futuro prometedor. Estaba con tantas ganas de hacer tantas cosas.

Y es que el 2017 había sido un año tan, pero tan bueno (por algo lo llamé el mejor año de mi vida), que simplemente sentía que de ahí solo podía ir para arriba. ¿Qué de malo podía pasar?

Pues bueno, la vida te da sorpresas y tan solo un mes después de eso, el mero 18 de abril, se desató una crisis socio-política en Nicaragua –que aun mantenemos- que afectaría enormemente la economía, la seguridad y la manera en que estábamos acostumbrados a vivir.

Como dato curioso, a través de estos meses algunas personas (que no me conocen realmente) me han dicho, sobre todo por redes, que yo la crisis no la siento, ni la sentí. Que a mí la crisis no me ha afectado. Que yo no perdí un trabajo o un ser querido. Básicamente que sigo intacta pues.

Y no es así.

Si bien no perdí a ningún ser querido, y de cierta forma no tenía “un trabajo” que perder, la crisis económica por supuesto que me afectó… y aun lo hace, de hecho. Mientras algunos contratos que tenía con empresas grandes se cancelaron, otros se redujeron. Y la proyección que tenía de charlas y talleres simplemente se cayó. Las empresas, con razón, dejaron de invertir en publicidad y en su personal: los dos grandes rubros a los que yo me dedico.

Los peores meses fueron junio, julio y agosto. En septiembre las cosas comenzaron a levantarse un poco, pero no al nivel que yo había esperado o de los años anteriores.

El resultado fue que, como sucede en cualquier otro negocio, al haber baja de ingresos, los planes de inversión y expansión que teníamos no se pudieron dar. Y de esta manera, todo lo que planifiqué con AGORA Partnerships en febrero, y sobre lo que escribí en marzo, quedó momentáneamente enterrado.

Confieso que incluso hubo un momento en que consideré regresar a la vida de 8 a 5. Pero entre las empresas despidiendo personal y mi primer embarazo, sabía que esa idea no tenía pies ni cabeza.

Sin embargo, ahora que veo hacia atrás, esta baja en los negocios fue también el combustible que necesitaba para comenzar a trabajar más.

Creo que como emprendedores, de repente nos podemos poner demasiados cómodos y entrar en zona de confort cuando las cosas van bien. Nos olvidamos de los comienzos: de cuántas horas dedicábamos al trabajo, del poco dinero que hacíamos, de que todo se hacía con las uñas y uno solo.

Entonces, después de unos cuantos meses bajos y deprimentes, comencé a enfocarme nuevamente. Aprendí que tenía que dejar ir lo que había planificado, que tocaba modificar el modelo de negocios, trabajar a tope y tomar nuevas oportunidades.

Si hay algo que he aprendido en 7 años blogueando en Plata con Plática es que nunca se sabe lo que está a la vuelta de la esquina. Nunca sabes qué oportunidad llegará a tu bandeja de entrada.

Lo otro que aprendí es lo valioso que es este trabajo para mi familia.

La flexibilidad del blogueo

Desde el 2015 que tuve mi primera oficina, hasta noviembre del 2018, cuando Luka nació, he tratado mi trabajo con toda la seriedad del mundo. A pesar de la libertad que me da “ser dueña de mi tiempo” y “no tener que rendir cuentas a un jefe”, siempre iba muy cumplida a trabajar desde temprano y me iba incluso más tarde de lo que me iría si trabajara en un lugar de 8 a 5.

Desde que Luka nació muchas cosas han cambiado y hoy agradezco infinitamente el privilegio que tengo con este trabajo flexible.

Lo dije a una semana de nacimiento y lo mantengo hoy, 4 meses después: él es mi trabajo más importante y gratificante.

En el día a día lo que esto quiere decir es que paso con él mucho tiempo. Tengo la oportunidad de verlo crecer, desarrollarse, tirarse su primera carcajada y voltearse para tomar su primer juguete. Tengo clarísimo que el tiempo se va volando con un bebé y planeo estar la mayor cantidad de tiempo posible con el mío.

Lo he contado en muchas historias de Instagram y lo diré acá también. No estoy en la oficina el 100% del tiempo como estaba antes. De fijo, llego los martes y jueves, pues son los días que mi mamá se queda con Luka (la única persona con quien me atrevo a dejarlo todo el día) y el resto de la semana trabajo desde casa, o voy a ratos.

Con esto no quiero decir ni que sea fácil, ni que lo tengo todo resuelto, jaja. No es así. De hecho, mi vida es bastante caótica ahora y por más que trato de crear hábitos y rutinas, el gran Luka se luce y nos desbarata todo.

En fin. Estos son momentos en los que realmente valoro tener mi propio negocio y que ese negocio me permita estar en casa, con mi bebé, más de la mitad del tiempo.

7 Lecciones en 7 años

La realidad es que he aprendido tanto en estos años que, al intentar nombrar siete lecciones, me he tomado mucho tiempo. Pues tengo mucho de dónde escoger.

Hay lecciones en lo profesional, en lo personal, en la organización del tiempo, en la cultura organizacional y, por supuesto, en la educación financiera.

Mis siete grandes lecciones en estos siete años son:

 

  • Nadie cambia si no quiere. Muchas veces tuve a personas que llevaron a citas para asesoría financiera a parejas, mamás, hermanos, amigos, etc., y nunca funcionó. Si la persona no está lista para hacer un cambio, no importa cuánto le quieran ayudar os que están a su alrededor.

  • Las deudas no llegan un día por una sola mala decisión. O al menos rara vez lo hacen. La mayoría de las personas tienen deudas porque fueron gastando un poco más de lo que ganan mes a mes. Después de un tiempo se percatan de qué tan endeudados están. Es por esto que el control del gasto es la base de TODO.

  • No ahorra quien más gana, si no quien menos gasta. Puede parecer contra intuitivo, pero el ahorro no depende del salario sino del orden financiero y de hacerlo una prioridad. He conocido a muchas personas con grandes salarios incapaces de ahorra y personas con salarios muy bajos que cada mes separan un porcentaje de lo que ganan.

  • Quienes se justifican con causas externas, rara vez logran lo que quieren. Mi deuda es culpa del banco, de la tarjeta, de la tasa de interés, de X persona que me pedía prestado, de la sociedad, de la publicidad en redes, etc., etc., etc. Tu deuda es tu responsabilidad… así como lo es tu ahorro, tu emprendimiento o tu inversión. En la medida que sigás culpando a otros sentirás que está fuera de tus manos, que no depende de vos y nunca lo lograrás.

  • La motivación te ayuda a empezar, pero es la disciplina que te ayuda a finalizar. Al igual que cuando las personas se deciden a llevar una vida física más saludable, se necesita mucho trabajo y disciplina para conseguir la meta. Es por esto que muchas personas solo llegan donde la nutricionista la primera vez y luego se desaparecen. Se requiere disciplina para hacer cambios sustanciales en nuestra vida financiera también. Hacer lo que de pronto no queremos hacer, pero sabemos que es lo mejor.

  • Un blog, para que funcione, debe ser personal… y real. El tema de lo real lo agregué a propósito de lo que sucedió hace unos días con la famosa Rawvana, quien promovía un estilo de vida “saludable” crudivegano y la descubrieron comiendo pescado. En fin, uno debe actuar acorde a lo que promueve. A mí me hace muy feliz cuando conozco a las personas y me dicen “sos tal cual te ves en redes”.

  • Es necesario innovar, probar y desechar. Algo que me enorgullece mucho es que de la mano de Origami hemos probado infinidad de cosas, tanto en las redes, como en el blog. Algunas han sido un éxito y las hemos mantenido (como los PlataLIVES, los Plata-Tips y los descargables), otras han dado lo que tenían que dar durante un tiempo y han salido (como los retos semanales que salieron los domingos durante 2 años o las infografías estáticas) y otras más no han gustado para nada y han salido inmediatamente, jaja (como los juegos financieros de los sábados o las ilustraciones).

Te tengo un regalo

Desde el primer regalo que lancé hace 2 años, para el 5to aniversario, he decidido que no hay mejor manera de celebrar 7 años de Plata con Plática que dando.

Así que en ese 2017 te regalé mi primer Ebook: El ABC de las tarjetas de crédito.

El año pasado, 2018, te regalé el que, para mí, ha sido el mejor Ebook de todos: Crédito y Deudas, todo lo que necesitás saber.

Y este año te regalo un checklist. ¿Para qué? Verás, si algo he aprendido en estos 7 años de Plata con Plática es que todo, todooo, TODO se basa en hábitos. Difícilmente se logran grandes metas, como salir de deudas, ahorrar para la prima de una casa, etc., sin cambiar esas pequeñas cosas del día a día.

Así que sí: ¡Hábitos! Te servirá para que veás cuáles son los 20 hábitos financieros de una vida saludable, analicés cuáles tenés y trabajés para adquirir aquellos que te faltan.

 

¡Da clic en la imagen de abajo y descargá tu Checklist!

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