¿A dónde se fue mi dinero?

Hace unos días pregunté abiertamente en Facebook qué pensaban de la palabra “presupuesto”, y a excepción de un compañero de la maestría hindú -quien dijo que los presupuestos le hacían pensar en “clase media”-, la mayoría respondió con palabras como “límite”, “no es suficiente”, “control”, “recortes”, “restricción”, etc.

La realidad es que en general esta palabra no es bien acogida. Sin embargo, un presupuesto no es nada más y nada menos que la herramienta que más nos va a ayudar a gozar de una vida financiera sana.

No tenemos por qué complicarnos la vida al realizar nuestro presupuesto, los dos rubros más importantes que debe llevar son:

  • Los ingresos: o sea cuánto dinero gano mensualmente -ya sea en un trabajo, por mi cuenta, o la mesada de los domingos.
  • Los egresos: es decir, en qué se me va el dinero, todas aquellas cosas bonitas que me gusta comprar.

Así pues, empezamos por llevar un control de nuestros gastos por cierto tiempo -digamos 2 meses-. En este tiempo, debemos anotar TODOS y cada uno de los gastos que hacemos, desde el pago de la renta de la casa, pasando por los zapatos nuevos que me compré en la súper oferta que no podía dejar pasar, hasta el peso que le dí al niño del semáforo. Llevar un registro exacto nos va a permitir responder la pregunta que muchos se hacen a fin de mes: “¿a dónde se me fue el dinero?” Podés utilizar una aplicación o las notas de tu celular, un archivo de excel o herramientas impresas como el PlataDiario. Conocelo aquí.

Es muy probable que el resultado los sorprenda  pero, ¡no se alarmen! Tengo un amigo adicto al café que al realizar este ejercicio se dio cuenta que estaba gastando el 5% de sus ingresos mensuales en comprar un café al día en el 7/11 –tienda de conveniencia– y desde entonces se lo prepara él todas las mañanas.

Una vez que estemos claros en qué y cuánto gastamos podemos empezar a presupuestar. En lo personal registro mis gastos en una hoja de excel bastante simple, dividida en diferentes rubros: hogar, transporte, salidas, servicios básicos, día a día, ahorro. Sí, el ahorro también va.

El ejercicio que hicimos al comienzo nos va a servir para saber cuánto destinarle a cada rubro -y más importante aún- dónde podemos recortar; hay que ser REALISTAS en esto, si por ejemplo me di cuenta que yo gasto 1,500 córdobas al mes en ir al cine porque resulta que soy fanática de las películas y son mi pasatiempo favorito, no puedo presupuestar 700 córdobas “porque voy a recortar”. Está bien hacer recortes para no pasarse cada mes, pero los recortes deben ser realizables y posibles, en este caso yo podría decir que ahora voy a gastar 1,200 córdobas al mes en salidas al cine.

No se olviden de dejar dinero apartado para el ahorro. Hay muchas razones por las que debemos ahorrar, entre ellas se encuentran un fondo de emergencia -nunca se sabe lo que puede pasar-, el enganche de una casa, la educación propia o de los hijos, y la más importante: para cuando estemos viejitos, para nuestro retiro.

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