Estoy sentada en la pequeña sala de espera del aeropuerto de Corn Island, esperando el avión que nos llevará de regreso a Managua y, de repente, se me ocurrió ponerme a escribir. Éste no es un post que pensaba sacar en el blog, pero dadas las muchas preguntas y comentarios que varias personas me han hecho en estos días acerca del viaje, decidí que no estaría mal explicar cómo y por qué lo hicimos así.
Si esta es noticia nueva para vos, porque no sos usuario de Snapchat (mi red social favorita, donde subí la mayor cantidad de detalles de este viaje) o de Instagram, te explico un poquito lo que viene a continuación: desde el 4 de mayo hasta hoy, 7 de mayo, mi novio y yo nos dimos una escapada a la Costa Caribe nicaragüense.
Sí, no es un viaje barato, muy cierto. Sobretodo porque, de entrada, es de los pocos lugares en el país a los que tenés que agregar el costo del vuelo: evidentemente, aunque en otros viajes se agrega el costo de transporte, lo que gastás en combustible es mucho menor ;).
Pues bien, todo comenzó el 11 de febrero en la fiesta del primer aniversario de la revista “Nicaragua, Turismo e Inversión”. Origami Brand Studio, la empresa que Yassir, mi novio, co-fundó con otros 3 socios se encarga de la comunicación digital de esta revista (y de la mía también), por lo que él tenía que ir. Tengo una confesión que hacer: ¡yo no quería ir! A diferencia de mí, él es una persona súper sociable. Mientras yo pago por no tener que ir a eventos, él es un pujo para que vayamos.. y bueno, en ésta ocasión terminó ganando él la batalla.
Durante el evento se estuvieron rifando una serie de estadías en diferentes hoteles del país y yo, que tengo la peor suerte del mundo –juro que nunca antes en mi vida me había sacado nada- salí ganadora del premio mayor: una estadía de dos noches y tres días para dos personas (¡ah! y con desayuno incluido) en el Yemaya, en Little Corn Island.
Y así comenzó todo. El certificado tenía ciertas restricciones, como en todo, y no podíamos ir en días feriados, por lo que Semana Santa y el fin de semana largo del 1ro de Mayo estaban fuera de nuestras posibilidades. Sin embargo, el 4 de Mayo cumplíamos dos años de estar juntos y considerando que el primer año no lo pudimos celebrar (justamente el día anterior me había ido cinco semanas a USA), ésta parecía ser la excusa perfecta.
Esto nos daba casi cuatro meses para planificar: lo que restaba de febrero, marzo, abril y el mismo mayo. Y ésta es la lección #1 que quiero compartir: los viajes y las vacaciones se deben de presupuestar SIEMPRE (aun con certificado en mano y todo) y esto implica saber retardar la gratificación de momento, para poder disfrutar más y mejor después.
Esperar este tiempo quería decir que teníamos cuatro meses para ahorrar e ir con dinero en mano a disfrutar estas vacaciones. A diferencia de lo que solemos hacer, que es endeudarnos, tarjetear y disfrutar antes para pasar meses pagando después, nosotros nos restringimos antes, ahorramos y pagamos todo de contado, con el dinero que teníamos. ¿Por qué? Porque nada peor que aplicar la de “después de un gustazo, un trancazo” cuando te vas de vacaciones, eso ni siquiera te deja disfrutar bien.
Y cuando digo que nos tuvimos que restringir, me refiero a que nosotros no salimos ni en Semana Santa, ni el fin de semana largo del 1ro de Mayo. ¿Qué si queríamos? ¡Por supuesto que sí! Y créanme que aguantar los calores metidos en la casa no fue nada fácil, especialmente mientras veíamos las fotos y videos en la playa de nuestros amigos en todas las redes sociales… pero sabíamos que esta gratificación retardada iba a tener su recompensa.
No solo eso. Además de no salir en esas fechas, también le bajamos al monto que gastamos mensualmente en comidas fuera, algo que de verdad disfrutamos mucho, así como al cine. En lugar de eso, hicimos más cosas en la casa –o en la casa de nuestros amigos- y vimos películas y documentales en Netflix.
Preparando todo
Comenzamos por hacer un presupuesto de cuánto nos iba a costar el viaje: teníamos la estadía y el desayuno pagado en Little Corn Island, sí, pero todavía había que volar hacia allá y pagar el resto de comidas. Además, tomamos la decisión de quedarnos una noche adicional en Corn Island (donde ninguno de los dos había estado), dado que de todos modos ya estábamos gastando en los pasajes y no sabíamos cuándo podríamos volver.
El presupuesto incluía: boletos de avión, alimentación de almuerzo + cena de dos días en Little Corn Island, estadía en Corn Island y cinco tiempos de comida en la isla, y algo más. ¿Algo más de qué? Algo más para hacer y algo más “por si las moscas”. Aquí te va un consejo: cada vez que hagás un presupuesto, no importa para qué sea, dejá un 5%-10% adicional para imprevistos –que no es igual al fondo de emergencia– porque realmente es difícil que te quede a la perfección ;).
Con el plan en mano, calculé cuánto necesitaríamos ahorrar mensualmente para llegar a la meta. Aclaro: ni él ni yo tenemos ingresos exactamente fijos, solo aproximados, por lo que ahorrar y presupuestar en estos casos es todavía más difícil. De esta manera, aunque el plan era ése, estábamos claros que debíamos llegar a la meta aunque no fuera con esos montos exactos cada mes.
Al final, el primer mes no se pudo ahorrar nada para este viaje, puesto que habían otras metas de ahorro más importantes (como el retiro que, para mí, es un ahorro mensual no negociable), y a abril y mayo se le cargaron una buena parte del ahorro porque los ingresos así lo permitieron.
Controlando gastos
El viaje ya terminó y del monto que tenía presupuestado para la estadía, gastamos un 4.59% más. ¿Está mal? No, para nada. Me hubiera encantado que fuera el monto exacto, pero como dije antes, es bien difícil que quede al centavo.
Como se imaginarán, fue un viaje bien disfrutado. No nos limitamos e hicimos lo que quisimos hacer. ¿Cómo lo hicimos? Bueno, restringiéndonos antes para disfrutar ahora. Sencillo. Siempre digo que todos tenemos recursos limitados y, por tanto, no todo se puede hacer al momento que queremos. Por eso, este viaje significó para nosotros saber esperar.
Un punto que no quiero dejar pasar es que el dinero se invierte mejor en experiencias que en cosas. En nuestra lista de gastos no hay nada que hayamos comprado: no hay ropa, trajes de baño, zapatos, ni nada por el estilo. Armarte de un clóset nuevo para un viaje es un error muy común y, no es que esté mal, es solo que también implica una buena suma de dinero y, al momento de escoger, son las experiencias las que te dejan los mejores recuerdos, no lo que andabas puesto.
Al estar de viaje siempre es importante llevar un control de lo que se va gastando, sino es muy fácil volverse loco y gastar mucho más de lo esperado. Esto no significa que en cada sentada a comer vas a contar los centavos al detalle o vas a elegir solo lo más barato del menú. No. Lo que esto quiere decir es que al finalizar el día podés anotar cuánto gastaste en las diferentes actividades y así podés ir midiendo lo que hacés y cuánto gastás el resto de días para no pasarte.
En conclusión, al momento de irte de viaje, seguí los siguientes pasos:
- Planificá con tiempo. En ocasiones vemos descuentos y promociones que queremos aprovechar, pero si ahorita no tenés el dinero y eso va a significar endeudarte, es mejor dejarlo pasar.
- Cotizá y compará: En cada lugar habrán diferentes opciones para todo y no necesariamente el lugar más caro o más famoso es el mejor. Siempre es recomendable hacer una comparación precio-calidad para cada una de las cosas que se vayan a hacer.
- Presupuestá cuánto querés y podés gastar. Un viaje no solo es el transporte y el hospedaje, también hay que pensar en la comida, las actividades de entretenimiento (sobretodo cuando hay muchos sitios turísticos que conocer) y los regalos y souvenirs, si es que pensás llevar.
- Ahorrá. Nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo en el que disfrutamos primero y pagamos después porque queremos la gratificación instantánea. Pero hacerlo al revés, ahorrando antes y disfrutando después te da una gratificación mucho más duradera, porque regresás de tu viaje sin deudas ni preocupaciones.
- Encontrá rubros para recortar. A veces el ahorro se hace sumamente difícil dentro del presupuesto y si ya la cobija no te alcanza, entonces habrá que recortar en otros para poder ahorrar. En nuestro caso, eso significó bajarle a las salidas, las comidas fuera y las vacaciones durante varios meses; además de no comprar muebles que hubiéramos querido para el apartamento en el que vivimos.
Al fina, el dinero no es más que una herramienta que nos debe traer satisfacción y felicidad a largo plazo y lo que eso signifique para cada uno, cada quien lo tendrá que descubrir. En mi caso, el poder viajar, conocer otros lugares y desconectarme del trabajo es toda una inversión.
Si has estado en alguna de mis charlas o talleres, me habrás escuchado decir que una de mis metas en la vida es viajar por el mundo y que para eso necesito mucho dinero. Bueno, esta meta financiera, como cualquier otra que vos podrás tener, es una que implica esfuerzo, paciencia y sacrificios, pero que cada vez que la cumplo, me trae una enorme satisfacción.
Para que esto suceda, es necesario prepararse, presupuestarse y no descuidar ninguna otra obligación. Así, por más que ésta sea una de mis metas, aunque el año pasado sí viajé dos veces por trabajo y entrenamiento, no pude realizar ningún viaje de placer y eso también estuvo bien. ¿Por qué? Porque para mí es más importante y placentero acomodarme a las circunstancias que en ese momento tengo, que querer vivir fuera de mis posibilidades y acumulando deudas.
Este año fue diferente. Nosotros pudimos irnos tranquilamente estos cuatro días porque no habían cuentas ni deudas que pagar y pudimos ahorrar para hacerlo; si no lo hacés así y por un momento de gozo descuidás otras partes más importantes de tu vida, será un viaje que no podrás disfrutar.
¡Ah! Y para terminar, aquí les comparto unas fotos de lo que fueron estas lindas vacaciones. Cada vez que voy a un lugar nuevo en Nicaragua me doy cuenta que tenemos sitios maravillosos, que nada tienen que envidiarle a muchos otros glorificados en otros países ;).