«Solo los ricos ahorran»

Eibinela Esquivel

El siguiente post es una colaboración de Ebinela Esquivel. Ella me envió un correo hace unos días para contarme su historia y compartirla con ustedes. Es una muestra más de que sí se puede salir de deudas y sí se puede ahorrar, independientemente del nivel de ingresos.

Tengo 41 años, trabajo desde que tenía 8 y NUNCA había logrado ahorrar.

Me sabía todas las frases que popularmente se dicen para no hacerlo, placebos para consolarme y auto compadecerme: “cuando gane más, ahorraré”, “solo los que ganan mucha plata pueden ahorrar”, “con este salario que no alcanza, jamás podría ahorrar”.

Entre uno y otro pretexto, me pasé la vida sin ahorrar, lo que llegaba se iba y más, usaba la tarjeta de crédito como una extensión de mi salario, la deuda se incrementaba y, cuando se hacía inmanejable, sacaba un crédito para cancelarlas… pero al poco tiempo ya las tenía otra vez en su límite, así que me quedaba con el crédito y la tarjeta, además de la enorme frustración de no saber qué me pasaba.

Este año tuve la enorme bendición de participar en un programa del manejo emocional y financiero de las finanzas. No fue fácil enterarme de mi realidad, hacer mi presupuesto y darme cuenta de que gastaba más de lo que ganaba, tener que hacer recortes, cambiar comportamientos, maneras de pensar, creencias, sentir que “moría” si no compraba algo y no poderlo hacer.

Pero, ¿saben qué? No me morí, cambié mi manera de pensar, la forma en la que me relacionaba con el dinero, aprendí a llevar el presupuesto, a revisarlo al final del mes, a encontrar “fugas” y gastos hormiga que me hacían daño.

Hoy, un año después, en mi corazón siento una gran satisfacción, los recueros de cuando decidí cambiar el rumbo de mi vida están frescos, muy frescos. He mejorado mis finanzas y vivo acorde a mis ingresos.

Traigo a memoria especialmente aquellos años en los que era tan desordenada, llegaba el ansiado aguinaldo, luego el salario escolar y en tan solo días ya no estaban. Luego venía la “goma moral” al no saber a dónde se fueron. Al revisar una y mil veces las cuentas y ver que simplemente el dinero se había esfumado, que ese esfuerzo del año entero, tanto trabajo, tanta dedicación me había traído ese ansiado aguinaldo o salario escolar y que yo me puse solita la zancadilla para que se fueran en tan solo días, sin que quedara nada, solo el enojo y la frustración de un “¿por qué lo volví a hacer?”

Pero este año es diferente. Me siento feliz, me siento orgullosa de mí misma, de saber que sí pude, que sí me puedo tratar bien a mí misma, que sí puedo compartir con mi familia y amigos pero sin hacerme el daño que me hacía antes, que nadie me ha dejado de querer, nadie se ha muerto porque yo le regale menos o solo le regale un abrazo.

Nada pasa, me lo dije tantas veces, y es verdad. Aquí estoy por primera vez disfrutando, pero con mis finanzas felices, orgullosa de mí, sanas como siempre debieron estar, sanas a pesar del daño tan terrible que durante tanto tiempo les hice.

Me parece increíble ver que tengo dinero ahorrado, ver que cumplí mi meta de tener un fondo de emergencias, que no tengo que sacar del aguinaldo para pagar el marchamo porque ese dinero ya lo ahorré en el año. Que el sueño de llevar a mi sobrino a Orlando ahí va, poquito a poco, tantos años soñándolo sin hacer nada, pero ahora es diferente, ya me puse en marcha.

Recuerdo todo el tiempo que perdí lamentándome por no poder hacer las cosas, auto compadeciéndome, pensando que solo los ricos podían ahorrar, ahora solo me da pena no haber iniciado antes este proceso, no haberme dado cuenta de que sí podía, de que era solo cuestión de orden, de disciplina y de quererme más, de iniciar el camino y crear nuevos y mejorados hábitos.

Tengo tanto, tanto, tanto que agradecer, primero a Dios por haberme presentado la oportunidad de ingresar al programa, a la empresa en la que trabajo por darme esta oportunidad de aprender, de crecer, de cambiar hábitos, de crear nuevas y saludables costumbres. A mí misma por quererme más hoy, por haber entendido que tengo que hacer las cosas de manera que no me hagan daño, que me esfuerzo mucho todos los días y trabajo duro y que no es justo que viva tan estresada, me merezco vivir mejor, y este nuevo orden me lo permite.

Para este nuevo año espero continuar adelante, seguir haciendo las cosas bien, mejorando cada día en este arte de llevar mis finanzas. Quiero tener mis finanzas sanas, no sufrir más por dinero, continuar con mi orden, ahorrando para cada cosa importante, comprando contra lista, pero sobretodo continuar con la convicción de que soy una persona valiosa y me merezco vivir bien, a gusto con lo que tengo, en sintonía con mis posibilidades. Los chunches no me van a hacer más feliz.

Comentarios

Artículos relacionados