¿Por qué nos cuesta tanto ahorrar?

Probablemente hayás visto la semana pasada en mis redes sociales que estuve haciendo una pequeña encuesta sobre los hábitos de ahorro (o falta de ahorro) que tenemos los nicaragüenses.

¡Mil gracias a todas las personas que nos ayudaron a contestarla! En total fueron 378. Tengo un post preparado próximamente, con muchísimos detalles sobre esta encuesta, en especial la diferencia que hay en el comportamiento de los hombres y las mujeres.

Pero adelantándome un poquito les quiero compartir unos cuantos datos, empezando con que la mayoría de estas personas sí está ahorrando –y eso me alegra enormemente-: un 57% respondió que sí ahorra VS un 43% que dijo “no, no puedo ahorrar”. 

Y es en este segundo grupo en el que me quiero enfocar. De estas personas que no ahorran nada mensualmente, el 50% se debe a que tiene deudas por pagar, el 20% porque siempre le sale un imprevisto en el mes y el 6% dice que se le olvida. ¿Los restantes? Tienen diversas razones.

Esto refuerza el hecho de que cuando hay deudas de por medio, especialmente de consumo, el ahorro se hace casi imposible y es por esto que debemos ser bien cuidadosos al solicitar uno.

Otro punto importante es que al ver los rangos salariales, el 32% gana entre $350.00 y $600.00 dólares mensuales, 30% gana alrededor de $300.00 dólares mensuales y 27% de estos no ahorradores ganan al menos $850.00 dólares mensuales y hasta más de $2,000.00 dólares.

¿Qué muestra esto? Una tendencia de que no es el ingreso lo que determina el ahorro, sino nuestros hábitos, pues es casi el mismo porcentaje de edad de gente que no ahorra, independientemente del ingreso.

Hayás contestado o no la encuesta, si vos estás dentro del grupo de personas que no logran ahorrar y has llegado al momento de darle vuelta a tu vida financiera, aquí los cuatro pasos para que logrés hacer de tus sueños financieros, metas financieras cumplidas:

  1. Hacé tu presupuesto.

Sí, el presupuesto va a salir en casi todos los artículos que yo escriba porque simple y sencillamente este plan es la base de una vida financiera sana: no importa lo que vos querrás lograr, sin un presupuesto de por medio, va a ser bien difícil que lo logrés.

A través del presupuesto vos le das un sentido y un propósito a cada centavo ganado y es la única manera en que vos decidís qué hacer con tu dinero, en lugar que sea el dinero quien te controle. Solamente organizando tus gastos, podrás destinar un monto al ahorro.

En este link podés descargar uno completamente gratis y súper completo que yo hice hace varios años. Cuando lo hagás, podrás ver que el PRIMER rubro de gastos es, en realidad, el ahorro. Y no, no es un error, lo que sucede es que debemos acostumbrarnos a ver el ahorro como un gasto más, un pago exigido que debemos hacer todos los meses, así como vemos el pago de la renta (o hipoteca), los servicios, la alimentación, etc.

  1. Llevá un control de tus gastos.

¿Acaso no es lo mismo del punto anterior? No. El presupuesto es solo la primera parte de la tarea, ésa en la que vos planificás. Llevar un control exhaustivo de tus gastos, es la segunda parte e implica dos cosas:

  1. Que antes de gastar en cualquier cosa te debés fijar cuánto dijiste en tu presupuesto que ibas a gastar.
  2. Que después de haber gastado o comprado algo, lo debés anotar al lado del monto presupuestado, para saber cómo vas y si ya te pasaste o estás dentro del presupuesto.
  1. Ponele nombre y apellido a tus metas.

No se trata de ahorrar por ahorrar, porque yo digo que es importante o porque leíste en algún lugar que debías hacerlo. No. El ahorro tiene que ser una meta con nombre y apellido. Por ejemplo:

  • “Estoy ahorrando para la prima de mi casa”
  • “Estoy ahorrando para comprar un carro”
  • “Estoy ahorrando para la educación de mis hijos”
  • “Estoy ahorrando para poner un negocio”
  • “Estoy ahorrando para…..”

Cada persona es diferente y tiene distintos anhelos y metas en la vida, por lo que dependerá de cada uno el nombre que le va a poner a su chanchito y esa meta debe ser TAN IMPORTANTE para vos que valgan la pena los sacrificios de dejar gastar en otras cosas para comenzar a ahorrar para estas metas.

  1. Poné el primer centavo.

Ya lo he repetido en innumerables ocasiones: el ahorro, más que un tema de monto, es un asunto de hábitos. Si continuamente estás esperando a “ganar más” o a que las condiciones mejoren para comenzar ahorrar, probablemente pasarás la vida esperando, pues está comprobado que cuando aumentan los ingresos, aumentamos inmediatamente el gasto y no el ahorro o la inversión.

Así que si ya te ordenaste y definiste el monto que podés y querés ahorrar mensual, quincenal, o semanalmente, es momento de mandar ese dinero a una cuenta de ahorro y olvidarte de que existe.

Si tu mentalidad es que vas a ahorrar “lo que te sobre”, yo te garantizo que nunca vas a ahorrar nada porque, de nuevo, gastar es más fácil que ahorrar y cualquier monto que vos tengás apartado se irá en el primer gasto hormiga o compra innecesaria que se te cruce por los ojos.

Todos tenemos recursos limitados, por lo que el ahorro siempre significará un sacrificio en nuestra vida. Gastar es rico y placentero: te trae gratificación instantánea. El ahorro, en cambio, es más parecido a un placer adquirido y es una gratificación retardada, pues toma un buen tiempo ahorrar el monto que necesitás. Sin embargo, una vez lográs cumplir tu meta, la satisfacción será mayor a cualquier sacrificio que hayás tenido que pasar para lograrla.

Finalmente, si te está costando trabajo encontrar maneras para ahorrar, te recomiendo este post en el que te doy 30 tips para ahorrar: uno para cada día del mes. Y este otro, en el que mi amigo, Alejandro, nos comparte cuatro formas innovadoras para hacerlo.

Así que, ¿qué estás esperando? ¿Qué sacrificios estás dispuesto o dispuesta a realizar para cumplir tu meta? ¿En qué rubros vas a dejar de gastar (o gastarás menos) para comenzar a ahorrar?

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