Violencia financiera, entre la normalidad y el machismo

Violencia financiera

Alguna vez has escuchado a hombres que dicen una de las siguientes frases:

“Yo traigo el dinero, vos solo haces las cosas de la casa”,

“Para qué necesitás seguir estudiando, mejor dedicale más tiempo a los niños”,

o la más aceptada y normalizada de todas:

“No necesitás trabajar, con el dinero que gano es suficiente para ambos”.

A este tipo de comportamientos se le conoce como violencia financiera contra la mujer.

Ojo: No se trata de que si sos ama de casa y te dedicás exclusivamente al cuidado del hogar (que es perfectamente válido), signifique que estás sufriendo de violencia financiera. Recordá que entre el acuerdo y la imposición está la diferencia.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) define la violencia financiera como el intento de “conseguir la dependencia financiera de otra persona, manteniendo para ello un control total sobre sus recursos financieros”.

En términos sencillos, ya sabemos que tradicionalmente los hombre tienen un papel de “proveedor” en el hogar, y si bien es cierto cada vez hay más mujeres en el mundo laboral, estos roles de género anticuados se mantienen en algunos hogares donde el hombre es quien toma las decisiones financieras, afectando y controlando a través de esto, la vida de su pareja.

Un estudio realizado por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES) en 2014, indica que las mujeres inactivas en el mercado laboral de Nicaragua sumaban un 63.1%. ¿Por qué no trabajaban? “Por el trabajo reproductivo en donde se incluye  obligaciones del hogar y embarazo o cuido infantil” cita dicho estudio.  Este porcentaje puede variar hasta 2021, pero la esencia debe ser la misma.

Este es un tipo de violencia financiera totalmente normalizada en muchas familias en Nicaragua, y Latinoamérica, y como estos hay varios ejemplos más:

1. Las mujeres que trabajan pero no logran desarrollarse profesionalmente, por falta de recursos económicos para la educación y falta de tiempo por las labores del hogar que deben asumir.

Con este tipo de violencia aunque parezca la menos “dañina”, se debe tener mucho cuidado. En un estudio llamado Violencia Contra Las Mujeres en América Latina, realizado por la Organización Panamericana de la Salud, se encontró que en  Nicaragua (2006/7), el empleo estaba asociado a menores probabilidades de violencia por parte de la pareja. “Casi un 30% menos posibilidad de haber sufrido violencia”.

Es decir que el impedimento de trabajar, puede ser el primer paso hacia un tipo de violencia psicológica, física o sexual.

2. Cuando el agresor reclama constantemente a la víctima la forma en que gasta el dinero que le provee.

En estos casos la labor de las mujeres es administrar el dinero del hogar, muchas veces eso no significa cubrir sus necesidades personales. Ante los constantes reclamos ella se siente estresada y con baja autoestima, no tiene poder de decisión sobre sus finanzas y debe dar informes a su pareja sobre cómo gasta y usa el dinero.

Esto además está relacionado con que en ocasiones el agresor no reconoce el trabajo que realiza la mujer en la casa, (cuidado de los niños, la comida, la limpieza) y la hace sentir que le está haciendo un favor al proveerle una vivienda, comida etc.

3. Cuando la mujer tiene un trabajo estable e ingresos independientes, pero no tiene decisión sobre los mismos, y quien lo administra es el hombre. ¿Por qué? La hace sentir que él sabe cómo hacerlo y ella no.

También están los casos de violencia financiera más extremos, estos son todavía mucho más fáciles de identificar.

Violencia financiera extremos

1. Cuando una pareja vive en la misma casa, pero el agresor se niega a aportar a los gastos del hogar, entonces la mujer por sus hijos, asume toda la carga sola.

2. También es violencia financiera cuando el agresor es quien mantiene económicamente el hogar, y constantemente está amenazando a la víctima con echarla de la casa y dejarla sin apoyo económico.

3. Cuando el hombre le roba dinero a la mujer, ya sea sacando de las cuentas bancarias o vendiendo objetos de valor de ella.

4. Al obligar a la víctima a firmar acuerdos que dañen su patrimonio en beneficio del agresor. Por ejemplo, herencias a nombre de su esposo y no de ella.

Violencia financiera

Cada una de estos puntos, tienen consecuencias en las vidas de las mujeres, a corto y largo plazo.

¿Cómo afecta  la violencia financiera?

Control o violencia

¿Te imaginás estar en una relación de violencia, pero no poder separarte porque te quedarías sin tus necesidades básicas cubiertas? Así mismo se sienten muchas mujeres que no solo sufren violencia física, sino que sienten que no tienen  los recursos necesarios para dejar esa relación.

Además si hay hijos en el matrimonio, el abusador los utiliza para seguir controlando la vida de la víctima.

Bajo autoestima

Al sentir que las decisiones no dependen de ella, e inclusive que no está apta para tomarlas, el autoestima de la mujer se reduce, y se mantiene en ese círculo vicioso de la violencia pensando que tiene poco valor como persona, profesional, madre, esposa, etc.

Poco desarrollo profesional

Por mucho que se haya avanzado en temas de distribución en las labores del hogar, la tendencia por lo general es la  misma, las mujeres otorgan más tiempo a las labores del hogar, incluido el cuido de los hijos, por lo tanto casi siempre tienen desventaja en el desarrollo profesional con respecto a sus parejas hombres.

A esto entonces se le debe agregar que cuando hay violencia financiera, la mujer no invierte en su educación o dedica demasiado tiempo al hogar, por ende le es mucho más difícil escalar hacia puestos de mando en una empresa, o hacer crecer su emprendimiento en caso de trabajar por cuenta propia.

En general, aunque las mujeres que reciben remuneración económica son cada vez más, realmente esos puestos de trabajos no son satisfactorios.

De acuerdo al informe Situación de Las Mujeres en El Mercado laboral en 2017, en Nicaragua  el 43% de los empleos tomados por mujeres eran informales, esto porque ellas buscan empleos más flexibles, para combinar el trabajo remunerado con las tareas del hogar.

Por tanto ayudarlas a protegerse de esas relaciones de control económico y psicológico, les permitirá crecer en todos los ámbitos de sus vidas.

¿Cómo protegerte si hay indicios de violencia financiera?

1. Si tu pareja o tu agresor  tiene tus números de cuentas y acceso a bancas en línea, comenzá por cambiar esas contraseñas, llamar a tu banco e indicarle cambios de PIN y usuario.

2. Si tu pareja realizó gastos en tu tarjeta de crédito, reportalos con tu banco como gastos no reconocidos, y compartí tu situación para evaluar qué acciones pueden tomar conjuntamente.

3. No firmés por nada del mundo, préstamos en conjunto porque posiblemente después no cumpla con sus aportes.

4. Muy importante, ahorrá dinero y manejá solo vos  los datos de esa cuenta, poco a poco podés ahorrar del dinero del hogar (en caso de no tener ingresos) o si tenés un ingreso fijo de un empleo, solicitá que al momento del pago un porcentaje lo abonen directamente a tu cuenta. Esto también lo podés hacer a través de un Plan de Ahorro Programado.

5. Protegé tus bienes y los de tu familia en caso de herencia.

6.  Tomá en cuenta que es bien difícil construir un hogar y mantener una relación cuando no hay confianza en la pareja,  es mejor tomar decisiones y evitar daños mayores, que quedarse en esa relación y que eventualmente la violencia escale hasta convertirse en verbal, física o psicológica.

Si ya estás en una situación de violencia financiera

1. Reuní toda la documentación que incluya seguros, cuentas bancarias, documentación de los  préstamos en común, incluso si tenés hijos, juntá los certificados de nacimiento para ayudarte en caso de divorcio.

2. Conocé la Ley de tu país. En Nicaragua tenemos la Ley 779, Ley Integral de la Violencia Contra la Mujer, que integra el tipo de violencia financiera.

La define como:

“El control de los bienes y recursos financieros, manteniendo así el dominio sobre la mujer, la negación de proveer los recursos necesarios en el hogar, desconocimiento del valor económico del trabajo doméstico de la mujer dentro del hogar y la exigencia para que abandone o no inicie un trabajo remunerado”.

Una acusación y posterior comprobación de violencia financiera ya sea en la pareja o por otro tipo de relaciones familiares, se sanciona con pena de dos a cinco años de prisión.

3. Buscá un consejero financiero: Después de terminar con el ciclo de violencia financiera, necesitarás ayuda para reorganizar tus finanzas de la mejor manera, encontrá a un o una experta que te inspire confianza y te ayude a ordenar tus prioridades.

Lo más importante de todo es no juzgarte ya sea si sufrís de violencia financiera pero se te ha hecho difícil salir de esa situación, o si alguna vez has sido víctima pero no te habías dado cuenta.

No te recriminés, mejor actuá. Lo esencial es salir de esa relación que casi siempre te llevará a un tipo de violencia mayor, como física o psicológica.

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