Testimonio: Los 10 pasos que seguí para salir de mi crisis financiera

En mi caso, la crisis me llevó a perder la paz en mi diario vivir. El sentimiento de fracaso fue enorme, sin embargo, la miopía mental o una pérdida importante de la cordura me hacía en cierta forma relajarme a veces y pensar que «después de todo ¿quién me aseguraba estar vivo mañana?», «¿entonces para qué preocuparme tanto?» Así las cosas, solo debía vivir o mejor dicho sobrevivir el día de hoy, mañana era otro día y si me tocaba vivirlo pues ahí vería cómo hacía.

La “suerte mía” era que nunca me faltó de dónde coger dinero para salir adelante con cuentas y cobros. Si no era un banco, era una cooperativa, alguien, siempre alguna institución me salvaba. En verdad que no tenía absolutamente nada porqué preocuparme, plata siempre salía de alguna parte. Siempre mis malabares en las finanzas me permitían una quincena sí y otra también salir adelante.

En algunos momentos medio recobraba la cordura y me decía a mí mismo que esto no podía seguir así y cuando veía los pocos años que me faltan para pensionarme, entonces sí me asustaba y me frustraba el pensar de qué iba a vivir sin un salario ni siquiera mínimo, pues al ritmo que iba seguramente terminaría en la indigencia.

En 2018, cuando estaba pasando por este periodo de raciocinio por estar con un salario mínimo paupérrimo, fue que apareció en mi correo uno de Gabriela Castro, Coordinadora del Programa de Educación Financiera del ICE, y así empecé en enero esta increíble experiencia para recobrar la cordura y abrir los ojos a una realidad espeluznante pero que podía revertirse, quizá no en una semana, pero tampoco en 15 o más años.

En este programa di un cambio mental y la creencia firme y certera de que esta era mi oportunidad de oro, mi salida de la oscuridad, pero también con la convicción de que debía ser muy trasparente y sincero con mi coach y conmigo mismo, lo contrario solo me perjudicaría y así fue como los cambios comenzaron a lo inmediato y enumero:

Los 10 pasos que seguí

1-Aceptar. En solo unas dos horas de consejería descubrí que tenía treinta y pico de años de estar haciendo todo, absolutamente todo mal, muy mal. Esto fue un renacer, un volver a vivir porque a pesar de desvelarse ante mis ojos un pasado tan macabro, también me dio la visión de un futuro mejor y que estaba en mis manos que así fuera, que había una esperanza de superar tanto dolor y tanto daño a mí mismo y a otros.

2- Expresar: El hecho de comentar con mi hijo, hermanos e incluso compañeros de trabajo mi verdadera situación financiera y las buenas nuevas de un cambio importante en mi conducta en relación a gastos y su control, me significó una gran paz. Era como desprenderme de aquella armadura de una máscara que me permitió sentirme libre. Y en lugar de sentirme mal por exponer mis vergüenzas, más bien me sentí bien porque también exponía mis fortalezas y buenos propósitos. No perdí nada en reconocer que había sido un pésimo administrador de mi vida pasada, porque ahora expondría lo bueno y exitoso que podía ser en adelante.

3- Revisar: En mi caso pude darme cuenta que en mi fracaso tuvieron cabida factores internos, más que todo del tipo emocional por las carencias de la infancia, carencias de amor materno y paterno. No escapé de sufrir muchas heridas emocionales y si a esto le sumamos carencias económicas al pertenecer a una familia muy numerosa y muy pobre, al pasar los años esto me perjudicó en todas mis decisiones. Mi poco carácter, heredado de mi madre, y lo parrandero de mi padre se combinaron para hacer un coctel de toma de malas decisiones. Pero hoy entiendo que no nací para ser miserable y que el hecho de nacer en la miseria no debe ser motivo para no optar por el bienestar económico y emocional al que todos los seres de esta tierra tenemos derecho y yo voy a tomar y forjar el mío desde ya.

4- Modificar: Para alcanzar mi estabilidad financiera y emocional fue imprescindible el modificar muchas cosas, pero principalmente el estilo de vida a mi ingreso mensual. Entender que ya no podía seguir con el torpe ritmo que llevaba. Esta toma de conciencia fue vital, un punto álgido para poder echar mano a la frugalidad y al contentamiento con lo poco, solo así puedo hoy creer que se avecina un mejor futuro.

5- Decir NO: Esto parece sencillo pero no lo es tanto. Al decir «no» a una fiesta de cumpleaños y que nos compromete a llevar un regalo, el decir «no» a una salida con amigos donde hay que consumir y gastar, el simple hecho de decir «no» a una colecta para colaborar con x o y organización de bien social es muy difícil porque de inmediato te ponen el rótulo de tacaño, inconsciente, insensible, etc. Los epítetos son interminables, pero toca y lo he hecho. Por supuesto, para no caer en la grosería o indiferencia, hay que recurrir a la diplomacia y tratar de explicar hasta donde se pueda las razones de nuestro cambio porque esto es importante, estamos cambiando y la gente no siempre nos entiende y hasta se confunden porque nuestro comportamiento en el pasado ha sido súper distinto.

6- Decir SI: En mi caso debo confesar que esto sí me ha costado más. El no creer en mí mismo y el pesimismo en que puedo y debo realizar las cosas de diferente forma, el tener muy arraigada una creencia de no ser capaz de controlar mi impulsividad de compras, mi  irracional afán de gastar rápido, muy rápido cuánto dinero entrara a mi billetera. Cero cuentas de ahorro ha sido mi estilo de vida. Y el decir SI, “si se puede ser diferente”, “si se puede ser austero”, “sí se puede dejar de comprar lo que no necesita”, “sí se puede ahorrar”, “si se puede cambiar”, el decir ¡sí señor, usted puede! es algo que lo he logrado y de gran manera.

7- Negociar: Negociar es un arte y como tal requiere sutiliza, paciencia y sobre todo mucha franqueza para que seamos escuchados y percibidos sinceros y por tanto que estamos en una situación que si bien es cierto no es culpa de nuestros acreedores, también lo es el hecho de que se nos puede abrir opciones de pago que se ajusten a nuestro presupuesto y capacidad de pagos del momento que estamos atravesando. Es indispensable poner las cartas sobre la mesa y dar a entender que queremos cumplir con nuestros compromisos pero que las condiciones han cambiado y que estamos dispuestos a realizar esfuerzos que al final nos beneficien a todos. El dar la cara y exponer lo anterior es lo mejor que se puede hacer. Jamás el escondernos, negarnos a recibir llamadas o demás formas de contacto con acreedores nos traerán buenas cosas, esto es mal visto y por supuesto solo nos traerá más consecuencias negativas. Lo mejor es negociar de frente y con sinceridad.

8- Generar: Generar recursos adicionales para cubrir muestras necesidades indispensables es una tarea que pone a prueba nuestra capacidad, porque no se trata de conseguir recursos de donde sea y al costo que sea. No, se trata de recursos sanos y que alcancen para llevar una vida con frugalidad, sin excesos y menos vicios. Todos tenemos habilidades que podemos explotar para crear manualidad o formas de explorar fuentes de ingresos y también podemos recurrir al ahorro y el presupuesto para disminuir gastos y redistribuir de mejor manera nuestro poco dinero disponible. Atrás debemos dejar las fantasías y sueños mágicos. Solo con trabajo digno, esfuerzos serios y convicción es que podemos salir adelante. Adiós abusos y gastos superfluos, adiós a la apariencia y al gasto desmedido, esta es la mejor forma de generar dinero y no lo sabía.

9- Asistir: la asistencia al Programa de Educación Financiera ha sido por supuesto mi mejor fortuna. Aquí estoy aprendiendo y rearmándome en cada sesión tanto grupal como individual. Sin el programa no quiero ni imaginar dónde estaría ahora mismo. Ni siquiera creo que estuviera ya en este mundo. La asistencia a este programa me salvó la vida, me dio un renacer y me amo como a nadie porque me ha hecho descubrir o tomar para mí, cualidades positivas que me han devuelto la felicidad que daba por perdida. Porque recibimos apoyo y nos retroalimentamos con experiencias ajenas a la vez que nosotros mismos nos volvemos en alguna medida ejemplos de cambio, entonces retribuimos a otros partes de las dichas recibidas en nuestro proceso.

10- Persistir y no desmayar: Como todo proceso de cambio, la fe y la confianza cierta de que las cosas pueden cambiar es fundamental. Pero resulta más fácil escribirlo que hacerlo y es que todo aquello que conlleve consigo un compromiso de cambio, por supuesto que requiere sacrificio y compromiso de nuestra parte. Un coach puede sugerirnos formas o estilos de cómo hacer las cosas diferentes o recomendar cambios en la forma de hacer las cosas, pero si no asumimos una posición y una actitud sincera de cambio y aceptación de las nuevas normas de comportamiento personal y financiero pues es poco lo que se puede lograr.

Es una realidad que somos personas con raciocinio propio, no somos PC que se le puede instalar o desinstalar un software o una apps a un celular. No. Somos muchísimo más que eso y nadie puede mandar en nosotros mismos. De ahí la importancia de adquirir un compromiso personal para cambiar y lo más duro y difícil de todo esto es que debemos consumirnos en nuestro interior, tanto así hasta alcanzar a nuestro subconsciente para encontrar y sanar nuestras heridas emocionales que de una forma u otro nos afectan las decisiones que tomamos para bien o para mal.

¡Por último, estoy seguro que mi historia de vida tendrá un final feliz porque lo quiero y lo merezco!!! ¡Gracias

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