El siguiente post es un correo que recibí recientemente de uno de ustedes. Por un asunto de respetar la privacidad de esta persona, omitiré el nombre. Sin embargo, me pareció que compartirlo podría ayudar a muchos lectores a no cometer –o seguir cometiendo- estos errores.
Somos seres sociales y como tales, sentimos una tremenda necesidad (y a veces obligación moral) de ayudar a las personas cercanas a nosotros. Pero, ¿qué pasa cuando esa ayuda va más allá de nuestro bienestar? Y, por trata de ayudar, nosotros mismos terminamos en un estado peor.
Éste fue el correo:
Ya habrás de conocer casos como el mío, soy trabajadora del Estado. Desde hace tres años estoy endeudada, pero podía cubrirlas ya que eran pagos pequeños. Por ejemplo en “El Gallo más Gallo” compré un ropero, ayudaba a mi esposo con el pago de un préstamo que él adquirió para mejorar la casa de su mamá (según él, tenía un compromiso moral con ella), y como el salario de él ya no ajustaba porque también paga el terreno que adquirimos, asumí los gastos de comida, pago de la persona que cuidaba de mi hija, mis deudas y el pago de ese bendito préstamo que pasé pagando por 8 meses con cuotas de C$2,600.00 córdobas.
En octubre me sentí aliviada, mis deudas se reducían y ya estaba libre de otras. Pues el año pasado se me vino todo de nuevo, mi padre y mis hermanos se quedaron sin trabajo justamente en noviembre, tuve que ayudarlos, y esto me causó volver a endeudarme. Hice uso de la tarjeta de crédito de Banpro y solamente pagaba el mínimo. Luego inicié a usar la del BAC.
Me llegó una notificación de cobro, mi querido primo a quién serví de fiadora para una moto, dejó de pagar porque tuvo un accidente y el seguro no cubrió mucho el pago, eso me dijo mi tío. Ninguno de los dos me comentaron lo sucedido y la deuda ascendía a $600.00 dólares.
Cuando le comenté esto a mi esposo, la única respuesta que tuve de él fue «No me sigás diciendo nada», por lo que comprendí que él no me ayudaría. Así que seguí pagando a como podía.
Estos pagos, la comida y mis propias deudas se hicieron muchos y ya no podía más. Mi salario ya no me daba más y siempre quedaba pendiente con alguien o pagando días después, más intereses. Pensé que si realizaba un crédito grande podía pagar todo y solo quedarme con una. Así que recurrí a “PEPE te presta”, pero ellos solo me prestaban C$23,000.00 córdobas.
Con eso no cubría todo, pero necesitaba el dinero, así que lo presté y con eso cancelé la tarjeta BAC y aboné bastante a Banpro, también cancelé el ropero y “CARUNA” que también, por ayudar a un amigo, quedé embarcada.
Pero como mis padres no conseguían trabajo, se me vino una idea. Mi madre tenía una máquina de costura, así que le dije que le ayudaría para que ambos trabajaran y consiguieran sus centavitos. Así que me metí a otro crédito en Instacredit y compré dos máquinas de costura, una nueva y otra semi-usada y algo de materia prima.
Pero luego de un tiempo no resultó todo muy bien. A pesar que mi madre tiene encargos del mercado, siempre se queda sin materia prima y me ha tocado prestar dos veces a prestamistas para ayudarla y suplirla.
No se qué pasa que siempre se queda sin material y ella no me ha dado ni un peso para decir que me ayuda a pagar. Hasta ahora mi esposo, que le dije cómo estaba económicamente, me dice que me quiere ayudar prestando $2,500.00 dólares, y de remate yo tendría que pagar ese préstamo, pero no me funciona para cancelar todas mis deudas. Necesito $6,000.00 dólares más y aún así volveré a quedar endeudada y él me dijo que no podría prestar más.
Así que estoy, en este momento, con todos los gastos que acarrea la dichosa Navidad. Me quedé sin pagarle a algunos y estoy por declararme en bancarrota. No se qué hacer, no encuentro una salida.
Gracias.
Este correo lo transcribí casi intacto y decidí hacerlo por dos razones:
- Porque está lejos de ser el primero o el único que he recibido así. He visto ya cientos de casos que cuentan historias parecidas.
- Porque el nivel de detalle que da puede ayudar a muchos a ver cómo comienzan las deudas y cómo, poquito a poquito, se pueden salir completamente de manos.
Unos meses después de haber recibido este correo y una respuesta de mi parte, esta lectora nos actualizó su historia. Leelo aquí para saber su final.