Las finanzas personales a los 18 años

Con seguridad, la mayoría de los adultos no recibimos alguna enseñanza sobre finanzas personales en la escuela o en el hogar. Recuerdo ver a muchos padres de familia sufriendo por no poder pagar una deuda o haciendo lo humanamente posible por llegar a final de mes. También recuerdo a muchísimos chavalos de mi edad llegar con un cuadernito a la pulpería del barrio para apuntar lo que estaban sacando al fiado, y muchas veces, que los dueños de la pulpería dijeran que no podían fiar porque no se había pagado la cuenta anterior 🙁.

Esos recuerdos, y otros, son los que nos llevaron a mi esposo y a mi a darle un mejor ejemplo sobre las finanzas personales a su hija, que hoy tiene 18 años y una gran responsabilidad: manejar un presupuesto mensual, y de ella dependerá sufrir por estirarlo o salir holgada mes a mes. A la par de nuestra mensualidad, ella tiene otra entrada, lo que gana trabajando todos los sábados en la pulpería de su mamá, lo que es 🎵su primera chamba🎵. El ejemplo de responsabilidad y administración del dinero viene de todos lados. 

Hace poco le consulté cómo le ha ido con la experiencia de ser responsable de su presupuesto (ambas entradas) y sus palabras fueron: “Si lo sé usar bien, me sobra, pero sino, al menos sobrevivo”. En estos tres meses y medio de experiencia, ha terminado holgada la mayoría de las quincenas, y en las pocas que no, el motivo de su desajuste siempre ha sido algún regalo o gusto personal PAGADO POR ELLA.

Pero, ¿qué responsabilidades tiene y en qué invierte su presupuesto? Ella está consiente que su responsabilidad solo es pagar el pasaje del bus de ida y regreso a su centro de estudios, comprar su almuerzo, eventualmente, pagar copias de algún folleto, y pagar sus gustos y antojos con esa partida. Antes de comenzar a darle su mesada, le hicimos una tablita de lo que ella tiene que pagar para que se enfocara en sus necesidades/responsabilidades y luego en sus gustos (los que son un “lo quiero”, en lugar de “lo necesito”. Además, le explicamos algunos conceptos financieros básicos para que desde ya se vaya familiarizando con el tema.


Recientemente ví en Tik Tok un video en el que se indicaba que algunos chavalos y chavalas que estudian su primer año en la universidad gastan de 300 a 500 córdobas diario entre pasajes, especialmente si viven fuera de Managua, comida, fotocopias, etc., y me llamó la atención de que al menos registraran sus gastos y estuvieran consientes de ello. Ese video me hizo recordar que cuando estudié en la universidad sobrevivía con 20 córdobas diarios y que así como la inflación ha cambiado los precios entre mis tiempos de universitaria y los de la hija de mi esposo, así será cuando ella tenga hijos, solo que estará mejor preparada porque desde ya está aprendiendo a:

  1. Hacer un presupuesto y ceñirse a él.
  2. Diferenciar los gastos y las deudas (que no le gustan)
  3. Reconocer qué es lo que necesita y qué es lo que quiere.
  4. Ahorrar para comprar eso que anhela en lugar de endeudarse.

El ejemplo más claro: comprar un vestido o darle más uso a la ropa.

Recientemente se le organizó un evento por sus 18 años, y una de las decisiones que tuvo que tomar fue: comprar un vestido nuevo o tomar dos piezas de su ropero y combinarlas para el evento. Lo que ha aprendido la llevó a que necesitaba presupuesto para unos recordatorios, y prefirió sacrificar el fondo del vestido nuevo para estos adornos que ella misma elaboró y que al final, salieron más accesibles.

Uno de los temas que inciden en esta edad es la cantidad de información, especialmente la cantidad de productos que te venden a través de las redes sociales, lo que para ella no ha sido un problema, porque ha visto en esto una oportunidad para generar dinero extra, y como las manualidades y la elaboración de repostería se le da muy bien, ha tenido oportunidad de hacer algunas buenas ventas, de las que guarda sus ganancias, que piensa invertir en algún negocio temporal. 

El siguiente paso será explorar en algunas oportunidades de inversión y en conocer más sobre este tema de las finanzas personales, ya que la educación financiera más que una asignatura, es un estilo de vida.

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