La educación financiera comienza desde la temprana edad

Cuando pensamos en la educación financiera de los niños y niñas, las personas normalmente lo asocian a un chanchito. De hecho, cada vez que le digo a alguien o escribo en redes que la educación financiera puede y debe comenzar desde la temprana edad, inmediatamente me dicen “mi hijo o hija tiene una alcancía y le encanta ahorrar”.

Pero, ¿realmente le encanta ahorrar a su retoño? ¿Cómo podemos saber si, para comenzar, el niño entiende lo que es el ahorro? Aunque no dudo que haya casos en los que papás y mamás se hayan tomado el tiempo de explicar cómo funciona una alcancía y para qué sirve el ahorro, la realidad es que la mayoría de las veces es un procedimiento más automático que otra cosa.

Con esto no quiero decir que comprar alcancías esté mal. ¡Por supuesto que me encanta! A lo que voy es que dicha compra –y creación de hábito– debe ir acompañada por una explicación y también por el ejemplo. Pues, como con todo lo demás, niñas y niños aprenden más de lo que ven que de lo que les dicen.

Por otro lado, el ahorro (o la famosa compra de la alcancía) NO es lo único que se puede y debe enseñar de finanzas personales. Hay mucho más que eso y que comienza incluso desde antes.

Ya a través de los años he publicado un sinnúmero de artículos al respecto, hasta dividido por edades y los conocimientos que podemos impartirles. Sin embargo, ahora que soy mamá de un hermoso bebé de 5 meses, el tema me interesa aún más.

Veo a Luka todos los días y, como toda mamá, no quiero más que solo lo mejor para él. Y eso incluyen los temas de dinero. No me refiero a que sea un archi-millonario (que tampoco me molestaría, jaja) sino a enseñarle bien y desde pequeño cómo funcionan las finanzas, el dinero, las compras, el sistema financiero y sus productos, el mercadeo y especialmente cómo afectan nuestras emociones al momento de tomar decisiones.

Sí, Luka aún está muy pequeño para empezar a hablarle de finanzas y que él pueda entender. Pero a estas alturas ya tengo claro qué quiero que aprenda y cómo nosotros (el princeso y yo) nos debemos comportar con él. A continuación te comparto algunas, en caso las querrás retomar.

Educación financiera para mi bebé

1. El dinero nunca, nunca, bajo ninguna circunstancia será un tema tabú en nuestra casa. De hecho, no lo es. Hablamos abiertamente de dinero, gastos, compras, deudas, ahorro y Nuestro bebé no debe cambiar eso. Al contrario, se debe nutrir de ello.

2. El dinero NO es gratis y cuesta ganarlo. No crece en los árboles, ni fue creado por los gnomos, ni los ATM son máquinas mágicas que producen dinero infinito. ¡Hay que trabajar!

3. Hay una diferencia entre las cosas que necesitás y aquellas que querés. Y las habrá toda la vida. Estos simple conceptos parecen más duros de interiorizar de adultos. Los niños y niñas suelen tenerlos claros.

4. Ahora sí, la famosa alcancía: es importante ahorrar una parte de tus ingresos. Pero no es ahorrar por ahorrar, o meter monedas por meter monedas, sino que debe ser con un propósito. ¿Para qué estás separando dinero? ¿Cuánto cuesta? ¿Cuánto tiempo tendrás que esperar para conseguirlo? Ahí de paso enseñamos a retardar la gratificación. Algo que tanta falta nos hace como sociedad.

5. Como el dinero que ganamos no es infinito, se deben tomar decisiones de qué hacer con él. Y como somos una familia, cada persona podría tener diferentes intereses y necesidades. Cada vez que usamos el dinero para una cosa, no lo tendremos para otra.

6. La base sobre la que esta familia funciona es un presupuesto. Y lo hacemos anual, dividido por meses. En ese presupuesto, vos, mi querido Luka, tenés tu propio rubro de gastos. (¿No tenés uno? Descargalo acá)

7.Hay que aportar algo de lo que tenemos a la sociedad. Siempre. No somos seres aislados y hay muchísimas personas que nos necesitan.

Y, en definitiva, hay mucho más que esto. Si te estás preguntando desde cuándo se puede comenzar, los conocimientos más sencillos (como la diferenciación de necesidades VS deseos y el tener que trabajar) desde los 3-4 años.

La idea es que a medida tus hijos e hijas vayan creciendo, también aumente en complejidad lo que les vayás mostrando de finanzas personales. Para cuando salgan del colegio ya deberían poder entenderlo todo, incluso hacer cálculos de interés simple VS compuesto y entender cómo funciona una tarjeta de crédito, una cuenta de ahorro y un CD.

Comentarios

Artículos relacionados