¿Te acordás que a finales de septiembre consulté en Twitter de cuánto tendría que ser tu salario, para sentir que ganás bien? Si no lo viste, por acá te dejo el tweet.
En general, la mayoría de las respuestas rondaron entre los $2,500.00 y $3,000 dólares.00. ¿Me creés si te digo que hay personas que aun ganando esa cantidad no van a vivir financieramente bien?
De hecho, recientemente conocí el caso de alguien que ganaba más de $4,000.00 dólares al mes aquí en Nicaragua. ¿Quién no vive bien con eso? Pues te cuento que esa persona tenía deudas de más de U$100,000.00 dólares, (en pura deuda de consumo) y la suma de todas las cuotas mensuales de esos préstamos, era tan alta que solo le quedaban alrededor de U$600.00 dólares para vivir y mantener a sus hijos.
Así que evidentemente no le rendía el dinero. Pero no te sorprendás, este no es un caso aislado, sucede mucho en nuestro país y en el mundo en general. Diez años en la Educación Financiera me han permitido conocer cientos de casos.
¿Por qué cuando ganamos más, gastamos más?
Las personas creen que un salario alto te asegura una buena vida, pero dejan por fuera cada una de las decisiones financieras que tomás en el día a día y que le dan un objetivo a tu dinero, que puede ser lo más eficiente posible como: multiplicar tus ingresos, tener un fondo de emergencia, ahorrar, etc., o todo lo contrario… como gastos en cosas que no necesitás para alcanzar estilos de vida cada vez más elevados.
Cuando se toman malas decisiones financieras, las personas empiezan a vivir por encima de sus posibilidades, entonces no hay manera de llegar a un límite, pues ya necesian ese aumento de salario porque ya la deben. Y cuando llega el incremento, sólo se continúa con la inflación del estilo de vida, y así se repite el ciclo muchas, muchas veces.
Ojo: no es que todos los casos sean así, pero sí hay muchas situaciones que aplican al dicho entre más ganás, más gastás, y no es algo individual, sino más bien de todas y todos en general, porque las personas estamos codificadas para consumir el 100% de los recursos que tenemos.
De hecho hay una Ley que lo explica. Se llama Ley del Alzheimer, Mike Michalowicz emprendedor e investigador estadounidense, lo detalla en su libro «Profit First»
Lo que dice es que mientras más tenés, más consumís, sea lo que sea, no solo los ingresos. Puede ser comida, productos, por ejemplo algo tan sencillo como el jabón de casa cuando tenés toda una barra o una gran botella (si es líquido), probablemente vas a usar más que cuando se te está acabando.
Es decir que nos vamos acomodando y consumiendo de acuerdo a lo que tenemos. Si hay mucho, uso mucho. Si hay poco, uso poco.
Entonces, ¿Cómo nos detenemos?
No es una carrera perdida, se puede dar la batalla, si tenés la disciplina y disposición para lograrlo.
Tus decisiones del día a día hacen la diferencia. Cuando recibás mayores ingresos, resistí al menos cuatro meses con el mismo salario que tenías, mientras ahorrás y distribuís el dinero extra en cosas más productivas.
Por ejemplo, si tus ingresos aumentaron un 20%, entonces la mitad la podés mandar a tus ahorros, y la otra mitad lo destinás para tus gastos, esos que en teoría no estaban cubiertos por tus ingresos anteriores.
Y por último pero igual de importante, no creás que si recibís un aumento o ganás más dinero que la persona promedio, ya no necesitás hacer un presupuesto.
La realidad es que no importa cuánto ganés, tenés que presupuestar, sino el dinero se te acaba y no sabés ni en qué. Encima, si tenés un “buen salario”, entonces se te va de las manos más dinero, así que presupuestá y dale un objetivo a cada centavo, a lo poco o a lo mucho.
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