Cuando tu seguro de auto no cubre ciertos daños

El siguiente post es presentado por Seguros LAFISE

Ya hemos visto en las noticias, el periódico y en las calles, la cantidad de accidentes que suceden todos los días –esto no es nuevo- y el aumento de estas cifras es preocupante.

Hace unos meses realicé una encuesta sobre los hábitos que teníamos al conducir y cómo, rara vez reflexionábamos sobre nuestro propio comportamiento. En esta encuesta, parte de los resultados mostraban que la principal causa de accidentes es manejar bajo efectos del alcohol.

Pero dejando esto a un lado, son muy pocas las personas que ven su vida y sus posesiones como una inversión. Me he encontrado con gente que me dice “es que si compro un seguro y nada me pasa, desperdicié mi dinero”. Yo creo que el seguro está ahí para respaldarte en tus momentos de mayor necesidad y dolor, pero que si nada te pasa ¡felicidades! De eso se trata la vida: de intentar siempre estar bien.

De esta manera, muchos mantienen el pensamiento que asegurar su carro es un gasto innecesario, porque “ellos manejan bien”, “son precavidos” o porque creen que con el seguro obligatorio es más que suficiente. Sin embargo, hay muchas razones para contar con una póliza diseñada para proteger tu patrimonio, sobretodo si con eso te evitás  pérdidas de dinero y de  tiempo.

Curiosamente, cuando ya decidimos adquirir una póliza, generalmente no damos la importancia necesaria a la lectura del contrato, no hacemos las consultas a nuestro asesor, no estamos claros de cuáles coberturas nos gustaría tener, etc. Y si nos vamos al otro extremo, en ocasiones creemos que un seguro nos va a cubrir todo o creemos que podemos «sacarle el jugo” con otro tipo de reparaciones. Partiendo de esto,  hoy quisiera  platicarte sobre algunos de los principales tipos de  daños que puede sufrir tu vehículo y cómo funciona tu póliza ante cada uno:

  1. Daños preexistentes

Los daños preexistentes son aquellos daños que surgieron producto de siniestros o eventos anteriores al momento en que  contrataras tu póliza o bien, que no fueron declarados en tiempo y forma a la compañía aseguradora.

Veamos qué quiere decir esto con dos ejemplos:

Ejemplo #1: Si una tormenta dañara el techo de tu carro y posterior  a esto decidís comprar una póliza de seguro para tu auto para que te cubra ese daño,  la compañía de seguros no estaría obligada a pagar. Esto se debe a que la póliza de seguro no estaba en vigencia en el momento de la tormenta.

Ejemplo #2:  Ahora imaginá que tuviste un choquecito leve hoy y tu carro quedó con uno que otro daño pequeño, pero decidís mejor esperar a tener un choque más grande para hacer una sola reparación. En este caso, los  daños del primer choque quedan excluidos y no estarían cubiertos. Es sencillo: los daños NO se acumulan. Supe de una persona que decidió esperar y acumular 3 choques de un solo (como para hacer reparación en combo) y se sorprendió al ver que solo los últimos daños serían cubiertos. Siempre asegurate de tener claro el tiempo que tu compañía de seguros establece como máximo para notificar un siniestro. ¡Que no te pase!

Así que ya sabés, estos daños preexistentes NO están incluidos en tu póliza de auto. Dejale saber inmediatamente a tu aseguradora cada vez que te ocurra algo.

Si te estás preguntando el por qué de esto, es sencillo: recordá que la labor y compromiso del seguro es resarcir los daños a tu carro y dejarlo tal cual estaba antes de sufrir el accidente que le reportaste. Si tenías uno de los faros rotos al momento del accidentarte, ¿tendría la aseguradora que entregarte un faro roto?

  1. Daños amparados o cubiertos

Como su nombre lo dice, estos son los daños que SÍ están cubiertos bajo la póliza que adquiriste. Estos se encuentran declarados en las condiciones particulares  y definidos en las condiciones generales.

Para estar claros de cuáles son exactamente, recordá siempre leer tu contrato y asesorarte para contar con todas las coberturas que necesitás.

  1. Daños Ocultos

Los daños ocultos se dan durante el evento y, como podrás deducir por su nombre, no se ven. Veamos otros dos ejemplos para que queden claros:

Ejemplo #1: Tenés un accidente tan leve que asumís que no pasó nada y ni siquiera llamás a tu aseguradora. ¡Error! Puede que los daños no se identifiquen al momento pero que después tengás problemas internos, ya sea con el motor o con otra parte no visible. Una vez más, con cada choque que tengás, que no te de pereza llamar a tu aseguradora, que sean ellos quienes se encarguen del choque y de ver que todo está bien.

Ejemplo #2: Suponé que tenés un choque, efectivamente llamás a tu aseguradora, llevás el carro para que coticen los daños y el  taller, como es su trabajo, lo que hará será detectar TOOOODDDOOOO lo que está mal con tu carro y no necesariamente todos esos daños fueron ocasionados por ese choque en particular o bien, no son perceptibles a simple vista. Por esta razón, la aseguradora generalmente te indemnizará primeramente los daños visibles y cuando metás el carro al taller y ya las piezas estén desmontadas, tu compañía corroborá los daños internos y te indemnizará lo pendiente, cuando sea el caso.

  1. Daños a accesorios: No declarado

Imaginate que se te ocurre ir a comprar una camioneta nueva. Con cotización en mano, vas como toda persona responsable a tu aseguradora para comprar un nuevo seguro de auto y, al regresar por tu carro, negociás con ellos y lográs que además te regalen un mataburro en tu flamante camioneta.

¿El problema? Se te va la onda y se te olvida notificarle a la aseguradora que tu camioneta ahora tiene además este mataburro y, adiviná qué. Este nuevo accesorio quedaría fuera de tu cobertura porque vos no lo incluiste en tu póliza.

Si mañana chocás y parte de este mataburro sale dañado, la aseguradora no te cubriría los gastos para repararlo. Para evitar esto, cada vez que le hagás algo nuevo, comprés un accesorio o mejorés tu auto de alguna manera, recordá notificarlo a tu aseguradora para que éstas cosas –que además te costaron plata- también estén cubiertas.

Por cierto, no olvidés que una parte fundamental a la hora de elegir y comprar tu seguro es leer todo y declarar TODO porque si no después vas a terminar molesto o insatisfecho por algo que pudiste evitar y proteger.

Finalmente, al momento de adquirir tu seguro, te recomiendo:

  • Exigir una inspección previa a tu automotor, donde se deje bien claro el estado actual de tu vehículo (sobretodo cuando son vehículos de segunda o que no adquirís en casas comerciales).
  • Revisar los riesgos y daños amparados en la póliza que vas a adquirir. Leé todos los documentos que te entreguen y si no entendés algo, preguntá.
  • Preguntar por las coberturas adicionales a tu póliza, para una mayor seguridad (cobertura de menor de edad, cobertura dental, renta de vehículo, gastos médicos para los ocupantes, etc.)
  • Revisar que lo establecido en tu solicitud de seguro esté de acuerdo al estado de tu vehículo, incluyendo accesorios y modificaciones que hayas solicitado.

¿Y vos? ¿Qué experiencias has tenido al momento de un choque y querer repararlo? ¿Alguna vez has comprado coberturas adicionales a tus pólizas de auto? ¿Te ha pasado que tras un choque salen daños ocultos o pre-existentes? ¡Contanos tu experiencia!

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