Si sos como la mayoría de los nicaragüenses, probablemente tus gastos superan tus ingresos y, como resultado, tus deudas crecen cada día más: No hemos aprendido a vivir dentro de nuestras posibilidades. La solución para lograrlo no es ninguna ciencia, pues simplemente hay que gastar menos de lo que ganás, entonces la pregunta real sería ¿por qué gastamos aun cuando sabemos que no tenemos el dinero para pagar?
Ahora, muchos me dirán que no ganan lo suficiente para cubrir sus gastos, que los salarios en Nicaragua son muy bajos y que por eso se ven obligados a recurrir a préstamos y tarjetas de crédito, ¿no es así? Y aunque reconozco la crítica situación en la que viven la mayoría de los nicaragüenses, la realidad es que también hay muchos otros que sí tenemos un plato de comida en la mesa 3 veces al día y que la razón por la que gastamos de más no es por necesidad, ni por malos cálculos matemáticos, sino por razones emocionales que no siempre sabemos reconocer.
Existe en inglés una expresión “keeping up with the joneses” que básicamente se refiere a las cosas que hacemos para “estar a la altura” de nuestros vecinos. Si vemos que ellos compran un carro, entonces nosotros también debemos comprar uno. La creencia de que si mis vecinos, amigos, primos, compañeros –o quien sea– viven de tal o cual manera y compran “x” cosa, yo también tengo que hacerlo, es muchas veces, lo que nos lleva a vivir fuera de nuestras posibilidades y a enormes cantidades de deudas.
Alguien en Facebook me decía que todos sus amigos tenían carro nuevo, pero que aunque él sintiera la presión de estar a la par de ellos, no pensaba cambiar su carro hasta que realmente tuviera el dinero para pagarlo… yo pensé: ¡excelente sería que todos fuéramos así!
Por otro lado, puede ser que actualmente gastés dentro de lo que tus ingresos te permiten, pero ¿qué pasaría si tu situación financiera cambiara repentinamente? Debemos estar preparados para transformar nuestro estilo de vida y renunciar a ciertas comodidades y placeres a los que tal vez estamos acostumbrados y para eso tenés que saber cuáles son tus necesidades reales y de qué cosas podés prescindir.
Por ejemplo, cuando una de mis amigas se quedó sin trabajo hace un par de años tuvo que decirle adiós a las salidas –y de hecho salía solamente cuando la invitaban–, aprendió a hacerse las manos y el pelo ella misma porque ya no podía pagar el salón de belleza y usaba su carro solo cuando era estrictamente necesario. En conclusión: de la misma manera en que cambiaron sus ingresos, lo hicieron también sus egresos y así evito endeudarse. Así mismo, muchos de los becados en Taiwán tenían buenos trabajos en Nicaragua, en los que ganaban 2 ó 3 veces más de lo que les da la beca aquí, algunos de ellos siguen gastando al mismo nivel y pagan la diferencia con sus ahorros… pero hay otros que –sabiamente– mantienen sus ahorros intactos y modificaron sus estilos de vida a los de un estudiambre.
Si vos entendés la importancia de gastar en la medida de tus posibilidades y no en las posibilidades del vecino, asegurate de:
Saber exactamente cuánto ganás: Si querés vivir dentro de tus posibilidades, primero tenés que estar claro de cuáles son esas posibilidades. ¿Cuánto ganás realmente al mes? Menos impuestos y otras deducciones, por supuesto.
Gastar menos de lo que ganás: Ahora que conocés tus ingresos, podés enfocarte en reducir tus gastos y esto lo lográs a través de un presupuesto, que te permita ver a dónde se te va el dinero cada mes y en qué rubros podés hacer recortes.
Decir no a las tarjetas de crédito: Si sos de los que piensa que la tarjeta de crédito es parte de tus ingresos, estás equivocado. No es dinero extra, es simplemente el financiamiento más caro que podés tener a corto plazo; y si acostumbrás a usarla cada mes, puede llegar la fecha en que el banco te reduzca el límite o te la quite por completo… y ¿entonces cómo llegarás a fin de mes?
Resistir la presión: Estar dentro de un grupo –sea amigos, familia o compañeros- que ganan y gastan más que vos puede resultar en tentaciones de grandes gastos. Reconocé que las cosas materiales no te hacen mejor o peor, y si no te alcanza, no lo comprés.
Tener un fondo de emergencia: A manera preventiva, tener un fondo de emergencia te permitirá no recurrir a préstamos y tarjetas de crédito en caso de una emergencia financiera, logrando mantener tu estilo de vida.
Unos últimos puntos:
☑️ Viví una vida cómoda, no de despilfarro.
☑️ No gastés sólo para impresionar a los demás.
☑️ No te engañés pensando que la riqueza se mide por la cantidad de objetos materiales.
☑️ Manejá tu dinero sabiamente, para que el dinero no te maneje a vos.
☑️ Siempre, siempre viví por debajo de tus posibilidades.