Cómo conseguir el crédito que necesitás

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El siguiente post es patrocinado por Banco Lafise

Dicen que el crédito es un mal necesario y, aunque yo no lo veo necesariamente así, lo cierto es que nos hemos acostumbrado tanto a él, que ya forma parte normal de nuestro día a día. Ahora pareciera ser más común tener algún tipo de deudas, que no tener ni una sola.

¿Por qué el crédito no es un mal necesario? Bueno, veámoslo así:

  • No siempre es necesario solicitar un crédito. Ahorrar y comprar de contado también es una gran opción.
  • Si usás el crédito en realizar una compra que REALMENTE no podrías hacer de contado y/o esto te puede generar ingresos futuros, entonces no es un mal ;).

Dicho esto, parece haber una constante preocupación por si recibirás o no un crédito cuando te disponés a solicitarlo. Por eso, hoy te comparto seis consejos que te acercarán al “sí” cuando lo necesités.

  1. Revisá tu récord crediticio seguido

Si te estás preparando para una compra grande, como un carro o una casa, y dicha compra va a depender de si recibís o no un crédito, siempre es buena idea conocer el estatus de tu récord crediticio.

Muchos no lo saben, pero podés solicitar el tuyo completamente gratis una vez al año en una de las centrales de riesgo: es tu derecho. Esto te permitirá enterarte si hay algún error de saldos que no te pertenecen y solicitar que sea corregido, antes de que la institución financiera rechace tu crédito por un error.

Un ejemplo bastante común con la tarjeta de crédito es cuando te hacen un cambio de gold a black (por ejemplo) y dejás un saldo en la primera que acarrea intereses. A pesar de que el saldo se traspasa de una a otra, en ocasiones los intereses se acumulan en la tarjeta original, aunque vos ya no la tengás. Siempre asegurate que quede limpia.

  1. Mantené bajos tus saldos de crédito

Muchas personas caen en el error del uso excesivo de la tarjeta de crédito simplemente porque pueden. Este tipo de comportamiento irresponsable puede conducir a atrasos en tus pagos, un aumento en lo que pagás de intereses y la disminución de las puntuaciones de crédito.

Si estás utilizando más del 70% de tu límite de crédito –o la estás fulleando-, podrías estar cayendo en el error de usarla como una extensión de tu salario, lo que dificultará hacer tus pagos y es más probable caer en deuda durante varios meses.

Por otro lado, si usás las tarjetas de crédito sólo para los gastos que de inmediato podrás pagar (sin pagar intereses), mostrarás a los acreedores que sos responsable con el dinero prestado, y ellos estarán más dispuestos a ofrecerte un préstamo por la cantidad que has solicitado.

  1. Pagá tus préstamos a tiempo

Éste es, sin lugar a dudas, el pilar principal para continuar recibiendo créditos. Si no pagás a tiempo los saldos que tenés –sin importar si estás 1 día o 29 días tarde-, esto aparecerá inmediatamente en tu récord crediticio.

En el caso de las tarjetas de crédito, lo mejor siempre va a ser pagar el total de lo consumido para no generar intereses, pero si gastaste de más y no podés, enfocate en dar al menos un poquito más del mínimo. Al final, si vos no podés pagar una deuda, quizá no debiste haberla pedido en primer lugar.

¡Ah! Y cuando terminés de pagar un préstamo, no olvidés solicitar tu carta de culminación del crédito, que respalda que el crédito fue cancelado. Bien dicen que es mejor curarse en salud.

  1. Eliminá las deudas pequeñas

Me imagino que ya vas agarrando la idea: los créditos y préstamos solo deberían usarse para hacer compras que podrás pagar en el futuro cercano. Tu justificación para hacer uso de un préstamo o tarjeta de crédito jamás debe ser que no podés pagar de otra manera: ¿Entonces, cómo harás pagar de regreso ese crédito?

Así mismo, mucho ojo con acarrear saldos pequeños en varias tarjetas de crédito. Mantené tus deudas en una o dos cuentas y cerrá el resto. No hay necesidad de tener una tentación a la vista con 5-6 tarjetas de créditos sin saldos.

Recordá que el límite en esas tarjetas no representa dinero que tenés, pero sí dinero que podrías terminar debiendo.

  1. No solicités créditos que no necesitás

No te imaginás la gran cantidad de personas que por hacer favores a familiares y amigos, solicitan créditos a sus nombres para que otros los usen. Grave error. A muchas de estas personas, por querer ayudar, les han quedado mal y han tenido que pagar la deuda ellos mismo (al final, hay una razón por la que la institución no les prestaba a ellos directamente).

Cuando realmente sí necesitaron usar el crédito, no pudieron porque seguían pagando los anteriores y/o porque su récord estaba manchado. Así mismo, sé cauteloso al momento de solicitar tus créditos: tené claro cuánto vas a pagar y si realmente tendrás la capacidad para hacerlo en tiempo y forma.

Ojo también con solicitar créditos para cosas que no necesitás, aunque sean tuyos. También con las comisiones de desembolso, que rara vez se toman en cuenta. Pedilo para algo que sea útil y de primera necesidad.

  1. Casate con una entidad financiera

Es más fácil solicitar un crédito con el banco con el que siempre has trabajado que ir con uno nuevo, porque el primero ya conoce tu comportamiento y tiene todo tu historial ahí. Esto es bastante intuitivo, pues ya me he topado con muchos casos de personas que prefieren trabajar con la entidad que tienen sus cuentas de ahorro, pago de nómina y tarjeta de crédito.

Además, es importante recordar que el dinero no debe guardarse debajo del colchón o en la mesa de noche, sino que hay que tener al menos una cuenta de ahorro (que te da una tasa de interés) donde podás demostrar tus ingresos y capacidad de pago a la entidad financiera.

Como verás, gran parte del secreto para recibir un crédito está en haber manejado los anteriores con prudencia y haber pagado a tiempo. El enfoque de cualquier institución financiera siempre será tratar de minimizar el riesgo, asegurándose que te podrás hacer responsable de tus deudas.

Para lograr tomar solamente el crédito que necesitás y tenés capacidad de pagar, es necesario contar un presupuesto mensual y llevar un registro de tus gastos: será la única herramienta con la que podrás dar un destino a cada centavo ganado, sin gastar de más.

Finalmente, al momento de solicitar cualquier tipo de crédito, leé las letras pequeñas. Fijate en:

  1. El plazo.
  2. El monto.
  3. Las condiciones: comisión de desembolso, gastos adicionales que conlleva el crédito, etc.

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