Cómo sí usar una tarjeta de crédito

tarjeta de crédito

Para mí la tarjeta de crédito es uno de los mejores inventos del mundo financiero. El famoso plástico te permite pagar sin problemas en prácticamente cualquier parte del mundo, te da acceso promociones y descuentos que no tenés con otros medios y es una excelente método para generar un récord crediticio positivo sin generar intereses.

Sin embargo, la mayoría de las personas que tienen una se terminan endeudando con ella. Este tema no es nada nuevo por acá y desde los inicios, allá por el 2012, muchos artículos se han escrito al respecto. El más completo es este: Usá tu tarjeta de crédito como un máster.

Y si te estás sintiendo extra inspirado, podés también descargar este Ebook gratuito con TOOODOOO sobre el tema:

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Ayer me lancé unas cuantas historias en Instagram, donde compartía mi método –lo bautizaré ahora: el método Ela de TC, jajaja– para usar, registrar y pagar la tarjeta de crédito y generó bastantes preguntas. Por lo que decidí hacer este artículo que, espero, sea útil y aclare muchas dudas.

Cómo usar una tarjeta de crédito

Usala como método de pago: método Ela.

Ayer, con esas historias, me di cuenta que aunque llevo años diciendo y explicando esto, realmente no había hecho el paso-a-paso para que quedara clarísimo y ayer con esas historias lo logré. Usar una tarjeta de crédito como método de pago quiere decir que no te financiás con ella, sino que solo la usás para pagar e inmediatamente después (o como máximo en tu fecha límite de pago) cancelás el total de lo consumido.

Acá mi paso a paso:

Paso 1: Hago mi(s) compra(s): Por ejemplo, ayer fui al súper. Gasté C$2,364.59 códobas y usé mi tarjeta de crédito para pagar.

Paso 2: Registro esa(s) compra(s) en mi formato de presupuesto y control de gastos: En el famoso formato de Plata con Plática (que es el que yo uso), me voy a la pestaña de “gastos en TC” y registro el gasto. En la pestaña de “Presupuesto y control de gastos” registro también el gasto; en este caso en la categoría: “compras en el súpermercado”.

Por cierto, si aun no sabés cómo hacer un presupuesto, si sentís que el dinero se te va de las manos y no sabés en qué, te cuesta o ves imposible ahorrar, no has podido salir de deudas y necesitás orden en tu vida financiera, te recomiendo tomar este curso que será una inversión para toda la vida

Paso 3: En mi banca en línea pago, desde mi cuenta de nómina, el monto gastado en la tarjeta de crédito. Aquí un tip, y algo que me facilita a mí las cosas, es que tengo tanto la tarjeta de crédito como la de nómina en banco LAFISE, entonces esto facilita muchísimo los procesos -y evito costos asociados-.

Paso 4: Anoto en mi presupuesto  la fecha en que realicé el pago. Esto se hace en la pestaña de “gastos en TC”, donde acabás de registrar el gasto. ¿Para qué? Para llevar el control de que pagaste y la fecha en que lo hiciste. Esto te permite:

  • Llevar un control de lo pagado, y así saber qué te falta por pagar. Cuando llegue tu estado de cuenta, esta cifra debería ser bien parecida a lo que te mandó el banco.
  • Estar al tanto si hay un error. Si de pronto tu estado de cuenta muestra que aun no has pagado y vos sabés que sí, es más fácil hacer el reclamo.

Compras grandecitas a plazos cortísimos.

Sé que puede sonar contradictorio cuando acabo de decir que la pago de inmediato. Pero este es otro “truquito” que podés hacer con alguna compra que te urge y no tenés el efectivo ahorita, pero tenés la certeza (con presupuesto en mano) de que lo tendrás en el siguiente mes.

Suponé que necesitás hacer una compra por U$300.00 y no los tenés. Conociendo BIEN cómo usar una tarjeta de crédito, vos conocerías:

  • Tu fecha de inicio del periodo.
  • Tu fecha de corte.
  • Tu fecha de pago.

Entonces, esperás a ese día #1 en que comienza tu periodo de gasto, pues entre este día y la fecha límite de pago hay 50-51 días y ahí realizás tu compra por U$300.00. Luego, tenés exactamente 3 quincenas para pagar: abonás U$100.00 en cada una y habrás terminado de pagar la compra grandecita sin haber pagado intereses. Por eso le llamo: compras grandecita a plazos cortísimos.

Acá un ejemplo:

  • Fecha de inicio del periodo: 8 de cada mes.
  • Tu fecha de corte: 7 del siguiente mes.
  • Tu fecha de pago: 27 del mes.

Eligiendo la que más te conviene

Siempre me hacen la pregunta: ¿cuál es la mejor tarjeta de crédito?  Y, como en casi todo en la vida, la respuesta es “depende”. ¿Qué es lo que buscás?

Cada tarjeta tiene sus beneficios y enfoques. Están las que te dan descuento en gasolineras o en súpemercados. También las que te regresan algo de efectivo en cada compra o las que se usan para apoyar causas sociales. Aquí va a depender de lo que vos buscás, tus metas y tus circunstancias de vida.

Yo, por ejemplo, siempre busco la parte de los viajes, que es lo que me encanta. Y la razón #1 por la que pago todo lo que puedo con mi tarjeta de crédito es para acumular puntos que me permitan después sacar mis pasajes “gratis”.

Pero acá no puedo dejar de mencionar que no se vale solo ver los beneficios, sino que tenés que ver la otra cara de la moneda: los costos. Y las tarjetas sí tienen varios costos:

  • La tasa de interés regular, que pagás cuando no pagás todo lo que consumiste a la fecha límite de pago. Que, en nuestro país, suele rondar el 50%.
  • La tasa de interés moratorio, que pagás cuando ni siquiera pagaste el mínimo. Que, en nuestro país, suele ser de la mitad de la tasa regular. Es decir, un 25%.
  • La anualidad: un monto de unos $50.00 que pagás una vez al año. En muchos casos, este monto es reversible.
  • El CAT: Costo anual total. Que va más allá de la tasa de interés y es en el que de verdad te debés fijar.

Entonces, por muy emocionante que suene el tema de los descuentos, muchas veces estos son tan pequeños que se consume todos los otros costos.  Así que siempre calculá y compará: cuánto es el monto máximo que podés tener de descuento VS la anualidad que vas a pagar.

Aprovechando sus beneficios

Y acá las ventajas son muchísimas. De hecho, hay un artículo enterito dedicado a este tema que podés leer acá.

Pero hoy quiero hacer referencia a dos en particular:

1. Descuentos y promociones: Lamentablemente no son los mismos que con las tarjetas de débito. Entonces, si te rehúsas a la tarjeta de crédito por miedo, también perdés la oportunidad de pagar menos en diferentes comercios y temporadas. La típica: entrada a clases y los descuentos que dan en muchas librerías y comercios. Pero también están las que un día específico a la semana te dan un descuento significativo en muchos restaurantes. ¿Acaso es pecado salir y gastar? Por supuesto que no. Y si podés gastar menos en el camino, pues mejor.

2. Viajes: De verdad que no se me ocurriría hacer un viaje sin tarjeta de crédito. No solo es más segura de llevar que la de débito, sino que suele ser más ampliamente aceptada y, al ser gastos grandes los que se realizan en un viaje, pues podés usar la tarjeta y luego pagar (de nuevo, siempre que esté contemplado en tu presupuesto).

Unas últimas claves:

  • La uso para todo. Todo. Todo.
  • Nunca saco dinero de ella (hay una comisión adicional al hacerlo).
  • Gasto aquello que YA está en mi presupuesto. No es “para cuando el salario se me acabe”.
  • Conozco de memoria mis fechas de corte y de pago.

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