Recetas para cuando la vida te hace comer mi€rd4: re armar la vida

¿Te gustó alguna vez jugar con Legos, armar cosas, o jugar a la cocina dónde tuviste que armar alguna clase de realidad inventada? A mí me encantaba.

Mi abuelo, tenía una fábrica de madera y uno de sus inventos más sobresalientes, fueron los ¨trocitos¨ una especie de legos de madera, de diferentes formas y tamaños. Con mis primos Arana, nos metíamos a la bodega y usábamos los trocitos para hacer torres o ciudadelas. En una ocasión, mi abuelo estaba tan asombrado con lo que hicimos, que le tomó foto y la sacó en el periódico.

Cada vez que construíamos una torre de trocitos, buscábamos acomodar las diferentes piezas para que nos permitieran lograr estabilidad y altura; pero aunque nuestro esfuerzo era grande, siempre se nos caían las piezas, provocando en los interesados, una gran frustración y tristeza. 

En algunas ocasiones recuerdo haber llorado por no lograr una torre indestructible y alta. Sin embargo, tuvimos esfuerzos sobresalientes, torres de más de un metro, poniendo piecitas de madera que cuyo único sostén era la fuerza de fricción.

Reflexionando, en cada intento, acomodamos de manera distinta las piezas, la pieza que nos parecía más importante, luego cambiaba su valor, lo amplio de la base o la forma de ordenar las piezas fue variando, en fin, la forma de relacionarnos con el reto cambió.  Cuando crecí, la vida me hizo pasar por muchos escenarios que parecieron reales, viví en diferentes países –El Salvador, Estados Unidos, Honduras y Nicaragua–, he sido voluntario, he crecido en la escala jerárquica de colaborador, escalé a gerente, he emprendido varios y diferentes proyectos, empresariales y de ong. 

En cada intento, en cada reto, hubo elementos de mi vida que fueron muy reales, amistades que parecieron fundamentales, familia que me acompañó, socios, parejas, intereses, cursos, libros etc.

La composición de cada escenario de vida tuvo esas pequeñas piezas que usé para armar lo que creí que era importante, esas piezas, esos trocitos fueron mi tiempo, energía, pareja, socios, valores, dándoles un orden que pensé con toda claridad, en ese momento de mi vida, que era el más adecuado y que me iba a acercar a lo que me había propuesto y en muchas ocasiones, se cayó mi proyecto, como las torres de mi infancia. Cada pieza, simbolizó un pedazo de mi vida, y en su composición, en el orden que establecí, pensé que ya no cabían más o que eran las indicadas y esenciales.

Cuando se cayeron, el sentimiento de dolor es muy parecido al que sentí antes, para los niños su mundo, es creado con sus sueños, para los “grandes” su mundo, tiene valores inventados por la convención social o si se es más fuerte y lo que el entorno en su momento va a llamar loco, es diseñado por su visión y propósito, personal e íntimo. 

Ahora sé que, para mi buena fortuna, escogí un sentido de vida muy pronto en mi vida y todos estos proyectos fueron ensayos de plasmarlo. Pero si vos que me leés, no tenés el sentido o propósito de tu vida bien claro, todos los ensayos van a ir dejando su huella, espero que desarrollés la flexibilidad y buena fortuna de ver caer tus “torre de trocitos” y aprender sin que la caída deje heridas y cicatrices.

Para hacer un cierre reflexivo de este artículo te comparto algunos términos y mis reflexiones:

1. La percepción es un modo particular e íntimo de relacionarnos con lo que creemos que es “real”, lo que tiene valor, no es igual para todos como no es igual lo que hemos vivido y aprendido, pero las experiencias de la vida, nos van a hacer cambiar nuestra percepción de la realidad, en algunas ocasiones la madurez que vamos a alcanzar, va a permitir que algo que es claramente valioso, cambie su sentido. Ese cambio va a suceder en nuestro interior y puede que sea revelador.

2. Lo que es importante para nosotros va a depender de nuestras elecciones, pero en general importante es aquello que aporta valor a nuestra misión. Si no hemos decidido nuestro propósito o sentido de vida, vamos a dilapidar recursos y tiempo. Y la palabra importante probablemente no va a tener un sentido profundo.

3. Cada vez que se nos caiga la “torre de trocitos”, lo que llamamos vida, será una gran oportunidad de reacomodar todo y de quitar las piezas que no nos sirvieron o que no estaban en la posición correcta y de incluir piezas que no habíamos probado. Es tan natural, como dejar de usar tus juguetes o graduarte del colegio. Pero Tomarte el tiempo de reflexionar, después de cada cambio en tu vida, va a hacer que piezas innecesarias no ocupen el espacio de aquellas que si aportan a tu vida.

Finalmente quiero comaprtirte este pensamiento de Maria Dueñas, escritora y profesora española, autora de varios libros:

«(…) Lo importante es llenarse la vida de ilusiones, de proyectos, de cosas que te hagan vibrar».

Vibrar va a dejar su huella, va a darte fortaleza y creatividad para cada intento de acomodar tus trocitos.

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