Recetas para cuando la vida te hace comer mi€rd4: la redención


Una erupción interior, como la planteada en el artículo anterior, un momento donde perdemos los estribos y actuamos de manera incoherente con nuestra personalidad, puede poner un cerrojo en nuestro ego, encerrarnos en nuestra mente, en una vorágine de emociones y pensamientos que nos hacen sentir atorados, que operan como amarras que no nos permiten actuar con presteza, bloquea la comunicación y la acción y por eso lo comparo con un cerrojo.

Cuando has vivido una experiencia así de dura, podés vivir muchas y diferentes consecuencias: un cambio de rumbo de vida, una salida de un lugar en el que trabajamos, la pérdida de un talento clave en la gerencia o de la empresa que fundamos; el fin de una relación, la ruptura de una amistad, la pérdida de una sociedad; podemos recibir un llamado de atención, ser despedidos, perder un cliente importante o terminar en la cárcel. Planteo opciones duras pero reales. 

En mi opinión personal, cualquiera que sea la consecuencia que nos toque afrontar, en realidad, nuestro principal enemigo a vencer, va a ser ese cerrojo en el ego, aceptar que está en nuestra naturaleza actuar así y también afrontar la necesidad de reparar el daño causado son un primer paso para poder salir de nuestro mundo subjetivo.

Hay una palabra, que puede ser la llave, que nos abre: la redención.


Me parece acertado, porque es muy liberador dar la cara y responder con entereza a cualquier responsabilidad. El precio a pagar, puede ser tiempo, dinero, valor, o simplemente afrontar el ego. Aunque en todos los casos, enfrentar el orgullo, va a ser clave para recorrer ese sendero.

Redentores y Redimidos

La historia de las religiones y la mitología nos ofrece lecciones de héroes, semi dioses o el hijo de Dios, que viven una dura prueba para redimir la humanidad.

En nuestro contexto, la muerte en la cruz de Jesús, es una historia de redención, el cristianismo nos enseña que murió por nuestros pecados, para salvarnos. Leer las sagradas escrituras, acerca de su ministerio es una profunda lección de amor y transformación. No sólo el hijo de Dios muere por errores que no son suyos, sino que deja un mensaje que puede servir de camino para que los que seguimos sus pasos hagamos lo propio. 

Particularmente las imágenes de la película de Mel Gibson al respecto me conmovieron profundamente, por su crudeza.  

En la cultura griega, está la figura de Prometeo, que viendo como la humanidad, no sabía usar el fuego, lo robó a los dioses, y compartió sin permiso, valiéndole un castigo terrible, fue atado a una roca en el monte Cáucaso, siendo luego liberado por Heracles. Simbolizando el fuego, la mente y el conocimiento.

Este mito me gusta mucho, porque tiene al héroe redentor y al héroe que lo libera, Heracles; quien representa a la humanidad que ha comprendido como usar el fuego, y hace su trabajo por acercarse a Dios o los dioses llevando a cabo 12 trabajos.

Hay otros mitos al respecto, pero creo que el punto está hecho, tenemos redentores, que nos dejan un ejemplo, que pagan con su vida para ser agentes de cambio social y sirven de faro para aprender a hacer nuestro trabajo de propia redención.

Ellos no pueden obligarnos a seguir sus pasos, pero en cada cultura, rincón del planeta, vamos a encontrar la misma lección, hay un camino, hay un sendero que podés hacer para redimirte, pero debés hacerlo por tu cuenta, gozando de libre albedrio. 

La propia redención

Quiero compartir una frase de quién fue la directora de Nueva Acrópolis por muchos años Delia Steinberg Guzman: 

Todos tenemos que hacer el esfuerzo de redimir nuestros errores. Comencé el artículo pensando en los grandes errores, pero cada pequeña metida de pata, puede ser redimida

Seguir las lecciones de un gran maestro, de un héroe, es honrar su esfuerzo, no va a ser fácil para nosotros, pero si tenemos voluntad de cambio, la enfocamos en crecer y cambiar lo vamos a lograrComparto algunas reflexiones: 

  1. La clara intención de redimir un error, nos pone en el camino de enfrentar la culpa y la vergüenza que podamos sentir, aunque puede ser desafiante dar la cara, existe un premio, una vez que atravesamos esa barrera, nuestra intención hecha acción, se vuelve un bálsamo, que reduce el dolor del error que hayamos cometido.
  2. El camino, hacia enmendar el error, permite que lo mejor en nosotros se exprese, y nuestro ego al verse incomodado reduzca su peso y por un momento, abra paso a que nuestra alma prisionera se exprese. Pagar las deudas de cualquier tipo, nos vuelve más ligeros y permite nuestro andar más cómodo. 
  3. Finalmente todo el proceso nos deja una experiencia que despierta nuestra conciencia y nos da una mayor profundidad interior, desarrollamos un mejor criterio para futuras decisiones y fortalece nuestro carácter que es finalmente lo que nos va a permitir no volver a explotar si es un volcán lo que estamos procesando, o simplemente pondrá la lámpara de nuestra atención sobre un aspecto de nuestra personalidad, al que podremos abordar con una mayor persistencia para que no se siga interponiendo en nuestro camino.

«La redención es siempre posible, y de hecho, es el camino más corto hacia la paz interior y la reconciliación con uno mismo». – Jan-Philipp Sendker

Comentarios

Artículos relacionados