«No busques la belleza fuera de ti, sino dentro de tu alma. Purifica tu interior, y encontrarás la fuente de toda belleza, que es la unión con lo divino.»
Plotino (Enéadas, I.6.9)
¿Alguna vez has sentido que la vida te pone a prueba y te sientes de rodillas, justo en un proyecto muy importante y cuando más necesitas avanzar? Todos los que emprendemos un camino, conocemos ese sabor amargo de los días difíciles. Pero, ¿y si esos momentos fueran la receta secreta para crecer?
Todo el que se propone hacer algo importante va a encontrar un estímulo al comenzar: una especie de viento favorable, un impulso que llena el corazón de alegría y entusiasmo. Pero, tarde o temprano, ese proyecto profundamente importante atravesará desafíos, pruebas y problemas. Es parte del viaje.
Los desafíos son personales. Nos ayudan a descubrir qué capacidades nos falta desarrollar para atravesar una circunstancia. Pero esta realización no se digiere fácil, especialmente si no hemos hecho un esfuerzo en educar nuestro ego. Nuestro sistema educativo tiene pocos espacios para aprenderlo.
Enfrentar la dificultad puede traernos un momento aciago. Nuestra mente y emociones lo resienten. A veces se siente como una tormenta que se cierne sobre nosotros, porque los problemas no vienen solos: en ocasiones, varios llegan juntos. Usar nuestra capacidad para enfrentar una dificultad consume muchos recursos mentales y somos menos competentes en resolver otros problemas que, de otra manera, superaríamos con mayor facilidad.
Al afectarnos de manera personal, algunas personas pueden llegar a derrumbarse y pasar días encerrados hasta salir airosos de su combate interior. Recuerdo que los historiadores refieren esto de Alejandro Magno: podía pasar semanas encerrado en su tienda después de vivir algo doloroso, pero salía repuesto y a seguir. También he leído al místico San Juan de la Cruz, que escribió “La noche oscura del alma”, un poema y libro que describe con mucha belleza este pasaje con frases como esta:
«En la noche dichosa, en secreto que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía.»
Joseph Campbell, en su libro El héroe de las mil caras, lo compara con un descenso al infierno, a un mundo fuera de la realidad de todos los días, en la que se enfrentan pruebas y los héroes pasan por un momento de casi muerte.
Reflexionando para este artículo, recordé como Jorge Angel Livraga, fundador de Nueva Acrópolis, explicaba cómo se le ocurrió el nombre de la organización. Describe el momento en que, al volar, el avión en su proceso de despegue pasa por las nubes y se siente turbulencia, pero al subir lo suficiente, se encuentra la luz del sol, las estrellas de la noche y la paz. El avión se estabiliza y avanza más rápido. Explica que hay verdad en todo, pero la verdad superior está simbólicamente arriba. Todos tenemos interiormente ciudades altas y ciudades bajas, pero tenemos que escalar nuestra conciencia. Acro-polis quiere decir ciudad alta.
Creo que es el deber de todo aquel que quiere hacer algo importante con su vida tener un kit de herramientas para escalar a su ciudad alta interior, ahí donde las nubes del ego no nos impidan ver la verdad que hasta ahora nos sea accesible y desde ahí, poder renovarnos. Aquí comparto algunas ideas que me han servido:
Recetas para escalar tu interior
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Conecta con un poder superior
Si no se le quiere llamar Dios, está bien, pero no solo se trata de saber de su existencia, sino de tener un camino o espacio para conectarte con ese Ser. Da perspectiva de tamaño, importancia y poder.
¿Por qué no intentarlo hoy? Da un pequeño paso y observa cómo cambia tu ánimo. -
Cultiva prácticas meditativas
Ya sea oración, postrarse, hincarse, etc. Busca lo que haga silencio a la mente y recobre la perspectiva. La exploración meditativa ha sido de gran ayuda en mi camino, o la meditación Zen.
Cinco minutos de silencio pueden transformar tu día.
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Lee un buen libro
En los momentos difíciles, abrir un libro puede ser como abrir una ventana al alma. Personalmente, encuentro una fuerza especial en los libros sagrados: la Biblia, el Bhagavad Gita, la Voz del Silencio, o cualquier otro texto que resuene profundamente contigo. Entre más significado tenga para ti, mejor. Estos libros tienen la capacidad de hablarnos al corazón, de susurrarnos consejos y respuestas justo cuando más los necesitamos.
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Acércate al arte
Sé curioso de lo que te resuena: música, poesía, pintura. Conozco personas que tienen una alabanza que los inspira, o una canción de música académica o clásica que les llega al corazón. Debe ser una melodía que evoque una emotividad devocional. Últimamente me he dedicado a coleccionar poemas, desde que escuché a Jaime Buhigas explicar cómo la poesía le hablaba al alma, porque en sus palabras “es un lenguaje caótico”, que no es para la razón, sino para el alma.
Permítete sentir y dejarte elevar por la belleza.
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Haz ejercicio
Activa tu cuerpo, hazlo sudar y cambia tu espacio mental. Correr, nadar, lo ideal es que sea aeróbico y la clave es que te haga jadear un poco.
El movimiento físico puede ser el primer paso para mover tu ánimo.
Si los temas religiosos o meditativos no son de tu agrado, cultivar un acercamiento consciente al arte puede ser de gran ayuda. Como decía Plotino, el artista podía llegar más rápido a la verdad que el filósofo porque, al crear belleza, el artista imita directamente las Ideas o Formas divinas. Para Plotino, el arte auténtico no solo copia la naturaleza, sino que capta y expresa la esencia espiritual y perfecta que está detrás de las cosas materiales. Así, el artista, a través de la intuición y la inspiración, se conecta de manera más inmediata con la verdad y la belleza absoluta, mientras que el filósofo llega a ella por medio del razonamiento y la reflexión, un camino más largo y abstracto.
De igual manera, si una obra de cualquier camino del arte puede impactarnos, llenar nuestro corazón de belleza, es como si lo mejor en nosotros nos diera la mano y nos elevara por encima de ese cielo nublado. Esta es una experiencia hermosa de vivir… además de muy sanadora para un momento doloroso.
Es parte de nuestro autoconocimiento saber cuál es nuestro kit para salir de la noche oscura y poder ver el sol en nuestra mente y corazón.
«El entusiasmo heroico es un estado muy especial de soledad en la muchedumbre, pues los hombres comunes no son capaces de entender plenamente las altas aspiraciones, ideales, amor y sacrificio del entusiasta…»
Giordano Bruno
Recuerda: cada tormenta es una oportunidad para descubrir tu sol interior. No estás solo en este viaje. ¡Sigue escalando, tu ciudad alta te espera!