Mitos y tabúes sobre el factoraje

El factoraje es un mecanismo de financiamiento a corto plazo, mediante el cual te adelantan un porcentaje del valor de las facturas que vos entregués.

Imaginá que uno de tus clientes te hizo una compra de U$2,000.00 dólares y te dijo que te va a pagar en un plazo de tres meses. Debido a que vos no podés esperar esos 90 días porque tenés pagos que hacer, le entregás la factura realizada a la empresa de factoraje y ellos te adelantan un porcentaje del monto de la factura –claro, menos una comisión– en un corto periodo.

Suena sencillo y positivo, ¿verdad? Sin embargo, como en muchos otros temas de los que generalmente se habla poco, en torno al factoraje existen mitos y tabúes que se multiplican entre quienes no saben mucho de esta herramienta financiera. 

Para frenar esto y ayudarte a que usés herramientas financieras de la mejor manera y justo cuando las necesitás, hoy te comparto tres mitos del factoraje y cómo entenderlo en realidad.

1. “Es caro”

Siempre he pensado que lo caro y barato es relativo. No solo de persona a persona –que ya sabemos que cada cabeza es un mundo– sino también lo que a nivel individual vemos como mucho o poco dinero. Y acá entra en juego un concepto FUNDAMENTAL: el costo de oportunidad.

Verás, es super importante que aprendamos a evaluar los precios de los servicios o productos no solo por el valor numérico que se les asigna, sino por la necesidad que estamos cubriendo versus lo que pasaría si no contratamos ese servicio. 

Por ejemplo, el factoraje puede ser una herramienta clave en momentos en que tu empresa está sufriendo problemas de liquidez, especialmente cuando sos contratista y recibirás el desembolso total de tu proyecto contra entrega.

Sectores como la construcción o minería son vulnerables a pasar por situaciones de descontento entre los trabajadores,  que pueden afectar la reputación de una compañía. 

“Tuvimos un caso de una empresa trasportista que trabaja para una minera, en que los trabajadores al no recibir el pago que les corresponde, armaron una huelga. Fue tan grande la situación que incluso llegaron ambientalistas a la empresa minera para denunciar supuestas agresiones al medio ambiente y esto es como una bola de nieve que puede llegar a dañar la reputación de una empresa”, narra Silvo Conrado, Director Ejecutivo de AFINSA Factoring. 

Entonces, analicemos: ¿qué es más caro? Los daños causados a tu empresa por una huelga –sumado todo lo que desencadena– o el costo que asumís al descontar una factura a través del factoraje. Si me lo preguntás a mí, la respuesta es clara como el agua.

2. “Si usás factoraje es porque estás quebrado

Realmente es uno de los mitos más aceptados en torno al factoraje y está lejos de la realidad, de hecho puede ser incluso lo contrario.

Es decir podrías estar usando el factoraje porque tu negocio está despegando a tal nivel que te quedás sin capital de trabajo o insumos de material, por el elevado número de ventas. 

En este caso, usarías el factoraje para la compra de ese material -que necesitás para vender- y luego recuperarías el dinero precisamente a través de las ventas. El factoraje vendría de la plata que tenés “parqueada” en tus cuentas por cobrar y te ayudaría a acelerar tu crecimiento.

Ahora imaginá la siguiente situación: uno de tus clientes más importantes es una gran empresa transnacional que te paga cada dos meses y vos has encontrado la forma de organizarte con esa periodicidad. De pronto, de un día a otro, te cambian la seña y ahora te van a pagar CADA tres meses. ¿Lo imaginás?

¿Sentirías que tu empresa está quebrada? ¡No! Tu pago está asegurado, solo que ahora vas a recibir el dinero en un plazo mayor de lo previsto. Pero como tu empresa continúa necesitando el flujo constante de dinero, el factoraje te permitiría descontar un porcentaje -no tiene que ser tampoco toooodo el monto- de tu factura para cubrir la necesidad específica que tenés.

3. “Si ya conseguí financiamiento con el banco, no necesito más factoraje”

Cuando las empresas –y en realidad, también las personas– necesitan dinero, lo primero que pensamos es en pedir un crédito. Y puede ser que gracias a tu récord crediticio y estado financiero, podás acceder a un préstamo bancario. Sin embargo, esto no está peleado con el factoraje y no tenés, necesariamente, que elegir entre una u otra.

Si te estás preguntando cuál sería la ventaja de elegir factorizar tus facturas vs. pedir un préstamo, quiero mencionar dos puntos:

☑️ El préstamo, normalmente, requiere de algún tipo de garantía real. El factoraje, no. La garantía es la factura misma, pues la empresa de factoraje sabe quién, cuándo, y cuánto te van a pagar.

☑️ El préstamo, aunque suene obvio, endeuda a tu empresa, lo que se ve reflejado en tu Balance General y tu Estado de Resultados. El factoraje, no. Es solo un beneficio para la liquidez de tu empresa.

Ahora, la tasa de interés que acordás con una institución financiera suele ser variable –muchas veces para arriba– y revisada cada tres meses. Con el factoraje, en cambio, asumís un porcentaje de la factura, pero es únicamente sobre el monto y tiempo que necesitás. Es decir, si sabés que en una semana tendrás dinero, podés descontar tus facturas por ese tiempo y no por 2-3-4 semanas, pagando innecesariamente. Esa flexibilidad es super valiosa para tus finanzas empresariales. 

Así que aunque ya tengas acceso a préstamos bancarios, el factoraje es una opción para complementar tus alternativas financieras y sacarle el jugo. 

Ahora te tiro la pelota a vos. ¿Qué otros mitos has escuchado en torno al factoraje? Contanos para que podamos desmontarlos juntos y ayudarte a tener la información correcta y aprovechar esta herramienta de la manera más eficiente posible.

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