Las 3 cosas que SÍ tendré en mi boda.. y las que NO

En más o menos mes y medio esta niña estará casada. Como te conté en este post hace unos meses, me comprometí en un viajecito a Cuba y desde entonces nos pusimos a planificar la boda. Y lo primero que quiero decir es que: ¡no es fácil!

De verdad, uno escucha los cuentos de las amigas, las primas y demás conocidas sobre la planificación del “gran día” y lo complicado que es y JA-MÁS se imagina que en realidad es cierto. Así que comienzo este post confesándole a mis bellas amigas que cada vez que se quejaron de esta organización, por dentro desestimé el trabajo que llevaba: ¡lo siento!

El Yass y y yo siempre pensamos en tener una boda sencilla en la que, evidentemente, gastáramos lo menos posible. ¡Ja! Lo que nos esperaba. Regresando de Cuba, el siguiente fin de semana me fui con mi mamá y 2 tías a ver opciones de lugares (me encanta el agua y siempre había querido casarme en una playa/laguna/lago) y mientras buscábamos y les contaba lo que quería, de manera muy casual –y medio probando entre broma y en serio- dije “si por mi fuera, daría un caballo bayo y listo”. ¿Te estás imaginando lo que pasó? Sí, casi les da un infarto.

Desde ese momento supe que las cosas no iban a ser tan fáciles y que cuando te dicen que la boda no es tuya sino de la familia… pues, tienen toda la razón. Estos meses se han ido volando y a mes y medio puedo decir que ya tenemos prácticamente todo.

Algo que siempre tuve claro es que en la vida, en general, y en las bodas en particular, uno siempre que todo y quiere lo mejor de todo. Es decir, en términos generales todos queremos la casa más bonita en la mejor ubicación, el mejor carro, el celular más nuevo, la ropa de mejor marca, etc. Sin embargo, si partimos del hecho de que TODOS tenemos recursos limitados y, por tanto, no podemos tener absolutamente todo lo deseado al mismo tiempo y debemos elegir, nos damos cuenta que a nivel individual sí somos diferentes y diferentes cosas nos hacen felices.

Por ejemplo, varios amigos nos hacen chiste de que no tenemos muebles en el apartamento. De hecho, el apartamento se ve exactamente igual que hace 2 años que nos mudamos. Esto quiere decir que si yo te quisiera invitar, empezaría por preguntarte si te molesta sentarte en el piso, porque no hay muebles, sofás ni sillas. Ésta es una decisión que nosotros tomamos no porque no nos guste tener visitar jajaja, sino porque al tener recursos limitados, hemos elegido viajar –que sí es una prioridad para nosotros- en lugar de amueblar. Así, si tengo que elegir entre comprar un sofá de $350.00 dólares y un boleto a cuba… pues, ya sabés lo que elegimos ;).

Volviendo al tema de la boda, esto ha implicado, desde un inicio, tener claro qué cosas SÍ son importantes para nosotros y qué cosas nos encantaría tener, pero preferimos dejar atrás. ¿La razón? No creemos en endeudarnos por la celebración de un día. Y creeme, ya me ha tocado ver varios casos en los que las parejas se endeudan por tener un “gran día” y producto del estrés que genera la misma deuda, han tenido cientos de problemas en su relación de pareja. Simplemente, no lo vale. La boda es un día, el matrimonio es para toda la vida.

Así que bueno, después de esta no-tan-breve introducción, te quiero compartir lo que he aprendido en el camino y cuáles son esas decisiones que nosotros hemos tenido que tomar entre lo que queremos y no podemos, y lo que queremos y estamos dispuestos a pagar.

Lo que NO tendremos en la boda

Y antes de comenzar a decirte cuáles son esas cosas no negociables para nosotros, empezaré por decirte aquellas a las que hemos tenido que ceder:

Invitaciones

¿Suena raro? Seguro estás pensando: ¿cómo le van a decir a la gente que llegue a su boda sin invitaciones? Pues bueno, no vamos a tener tarjetas de invitación tradicionales como a las que estamos acostumbrados, que andan rondando $3.00 – $5.00 dólares cada una. En su lugar, compartiremos una página de aterrizaje creada especialmente para el evento. Esta idea me la copié de mis queridos #PattyNetos que se casaron el año pasado: ésta fue su página.

¿Que qué es esto? Pues bien, si alguna vez has descargado algunos de los formatos que constantemente comparto o te has anotado para ir a una charla (como la que hay el próximo jueves en Banco Lafise), has estado en una página de aterrizaje. En ella tenemos todos los datos de la boda, como en una invitación normal, con la ventaja de que además tendremos acceso a saber si los invitados irán, posiblemente irán o no irán. Costo: $0.00.

Pastel

Una de mis amigas casi se muere cuando les conté que no íbamos a tener un pastel de boda y me dijo “aunque sea uno de PriceSmart te voy a llevar para que hagan la mueca con una foto”. ¿Por qué? ¿Acaso las fotos no son un reflejo de lo que sucedió en la boda y no al revés? Es decir, para mí no se trata de tener cosas para fotografiar y luego mostrar (cuando no fue real), se trata de que las fotos muestren lo que en realidad ocurrió.

La razón por la que no vamos a tener pastel es porque lo vemos innecesario y porque hemos visto que en muchas otras bodas después de los 2-3 tipos de postres distintos que te dan, nadie tiene estómago para el pastel y se desperdicia. Preferimos ahorrarnos eso y no desperdiciar nada.

Recuerdos

En general soy una persona más tirada a la onda del minimalismo y detesto acumular. Cuando me ha tocado ir a eventos donde te dan recuerdos, nunca sé qué hacer con ellos y los de la boda en particular suelen ser de esos que significan algo solo para la pareja que se casa –y quizá la abuelita de uno de ellos- y para nadie más. En el transcurso de los años la gente termina por tirarlos a la basura.

Dicho esto, hemos elegido ahorrarle la pena y la indecisión a nuestros invitados y no darles un poco más de basura para acumular ;). Así que cero recuerdos.

Obviamente, hay muchas otras cosas que no tendremos y que sí hay en muchas otras bodas, pero que no entraré en detalle porque no necesariamente las hay en todas. Las 3 de arriba sí suelen ser como “de cajón” para todos. ¿Cómo que otras cosas? Bueno, hay gente que tira fuegos artificiales, tiene música en vivo (algo por lo que mi futuro marido SIGUE peleando), comparsas, videos, accesorios (anteojos, sombreros, bigotes, letreros, etc.) y más… nosotros no tendremos nada de eso.

Ahora, algo que quiero dejar claro es que estas son cosas que para NOSOTROS no son importantes y por eso las hemos omitido. Sin embargo, es una decisión bien personal, y cada persona/pareja deberá elegir qué es lo que quiere y no quiere en su boda. De nuevo, de querer todos queremos todos, pero si partimos del hecho de que eso implicaría deudas y, por lo tanto, hay que elegir, esto es lo que hemos elegido. Para vos, podrían ser cosas diferentes las que dejés ir.

Lo que SÍ tendremos en la boda

Ahora sí, seguramente te estarás preguntando cuáles son entonces esas cosas que sí vamos a tener. Y de entrada me gustaría decir que yo siento que vamos a tener todo lo necesario, sin derrochar. Aquellas cosas que para nosotros no eran negociables y en lo que sí estamos invirtiendo una buena parte del presupuesto son:

El lugar soñado

Una de las grandes disyuntivas con la que me encontré en un inicio fue: ¿tengo la boda que sueño en el lugar que sueño, aunque eso implique más gasto? ¿O me olvido de mi sueño y voy por lo más barato?

Creeme: fue una decisión DU-RA. Una parte de mí quería darse el gusto de tener la boda en la playa que siempre quiso: de verdad, no veo nada más romántico que esto. Otra parte de mí, la financiera, la de Plata con Plática, me decía “vas a gastar más por un SOLO día y vas a hacer gastar más también a los invitados por ir hasta allá”.

Y como no toda Elaine es Plata con Plática y después de discutirlo con el Yass y mi familia, decidí irme por la primera opción, asumiendo de entrada el costo adicional que eso significaba. Y es que vamos a dejar algo en claro: casarse fuera de la ciudad es un 30%-40% más caro. Todos los proveedores te cobran el transporte y algunos cobran también hospedaje, alimentación, etc..

En resumen, una de las cosas que sí decidimos tener fue la boda en la playa.

Fotografía

Si hay algo que el Yass y yo ni siquiera tuvimos que discutir porque lo teníamos seguro desde un inicio fue que algo en lo que valía la pena invertir es en las fotos. Pues serán éstas las que nos queden para TODA la vida, las que nos van a servir para recordar cada momento –ya sabemos que con el tiempo la memoria nos juega malas pasadas- y las que podremos enseñar después a los retoños.

Nos dispusimos pues a ver el trabajo de varios fotógrafos y a elegir el que nos gustaba. Nos decidimos por BEKUH, con un equipo de 3 fotógrafos, para ese día. Y es que, ¿has visto sus fotos? Dan ganas de casarse solo viéndolas.

En esa parte no vamos a escatimar.

Wedding Planner

Y más que alguien que organice la boda como tal, alguien que esté presente el mero día. Normalmente la wedding planner se encarga de organizar y contratar a los proveedores, pero en nuestro caso ya todo esto está hecho: ¡gracias a mi mamiringa por todo el tiempo y amor que le ha puesto! Sin ánimos de sonar cliché, con todo el trabajo que yo tengo, sin ella, a estar alturas no tendría pero ni la mitad de lo que tengo organizado.

En nuestro caso, lo que queremos y NE-CE-SI-TA-MOS es a alguien que esté el mero día y se encargue de que todo salga bien. Sé lo histérica y lo bridezilla que puedo ser, y honestamente mi familia es más o menos así, de hecho supongo que ha de estar en nuestros genes, jaja.

Entonces, para evitarnos problemas y estrés innecesario ese día, hemos decidido contratar a LACE para que esté presente, cree un horario, y coordine y supervise que todo marche como debe ser. Ya he escuchado de amigas que el día de sus bodas todo pasa –y es que cualquier cosa puede pasar- y preferimos tener a alguien que se encargue de eso.

Evidentemente hay muchas cosas más que voy a tener, pero que considero son tan obvias que no vale la pena entrar en detalle. Por ejemplo, vamos a tener comida, bebida, DJ, sillas, mesas, arreglos, anillos, abogado, etc.: no se me asusten, todo eso va.

Este post es más bien para dejar ir lo obvio y centrarme en los detalles de lo que sí y lo que no tendremos.

Antes de cerrar, me gustaría recomendarle a todas las personas que están en proceso, al igual que yo, de planificar sus bodas lo siguiente:

  • Compará y cotizá. De verdad, si algo he terminado de reconfirmar con toda esta planificación es que los precios pueden variar muchísimo de proveedor a proveedor. Para que tengás una idea de las diferencias que pueden haber, imaginá el precio de una silla en $7.00 dólares, versus $1.80 por la misma silla. Nunca te vayás con la primera opción y tomate el tiempo de cotizar lo mismo con al menos 3 proveedores diferentes.
  • Tené claro que están dispuestos a dejar ir. Como dije antes, todos queremos una boda espectacular, inolvidable y con todo lo mejor: no se puede y hay que aceptarlo. Así como nosotros hemos dejado ir varias cosas, vos y tu pareja también deben platicar y acordar cuáles son las cosas más importantes y menos importantes para ustedes. No tienen por qué ser las mismas nuestras, porque cada pareja es distinta, pero ciertamente siempre hay cosas que podemos omitir si no tenemos el dinero.
  • No te endeudés por un día. En serio, no lo vale. Tomar un crédito a 12, 24 o X cantidad de meses por algo que vas a disfrutar una noche no vale la pena. Tu matrimonio va mucho más allá de lo que gastás el día de la boda.

Nos casamos el 30 de septiembre en la playa y por supuesto que podés esperar un post de cierre donde termine relatando cómo estuvo todo al final. Si tenés preguntas, comentarios, dudas, o sugerencias sobre este tema, lo podés dejar en los comentarios y lo platicamos :).

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