La dieta, el ahorro y los resultados

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Éste es un post invitado de un lector: Elvin Reyes. Si te interesa escribir un post en Plata con Plática, escribime a [email protected] y con gusto lo publicamos, el único requisito es que sea relacionado a finanzas personales y no hayan errores ortográficos.

Ayer por la tarde leía un artículo de la bloguera Elaine Miranda que encontré en el sitio web de Confidencial y que hablaba sobre la cultura de ahorro de nosotros, los nicaragüenses. En él, ella comparaba el ahorro con la dieta, derivado de varios aspectos que se relacionan entre sí.

Por ejemplo, y como uno de las semejanzas que más me llamó la atención, todos tenemos la intención de iniciar una dieta y solemos escoger una de la manera más apresurada y menos recomendable, puesto que dejamos de comer la comida habitual que de por vida hemos ingerido, de una sola vez. Es decir, si hoy decidimos iniciar una dieta, lo hacemos dejando de comer hasta en un 75 % las comidas que normalmente comemos o, por lo menos, en lo que a volumen se refiere.

Lógicamente, producto de la presión a la que sometemos a nuestro organismo, terminamos cediendo ante la inminente necesidad de comer hasta que olvidamos la dieta que iniciamos y de un 75% llegamos a 0% dieta. Además, derivado de la ansiedad que esto representa, empezamos a comer y comer, si es posible el doble de lo que dejamos de ingerir mientras mantuvimos la dieta. Me están hablando a mi, estarás diciendo, ¿verdad?

Pues bien, ¿qué creen? Es exactamente lo que nos pasa cuando decidimos empezar a ahorrar en una cuenta personal, ya sea por una meta u objetivo determinado,  o bien pensando en que en un futuro necesitaremos el dinero. 

Y, ¿por qué es exactamente lo mismo que pasa con las dietas? Simplemente porque tenemos la creencia de que ahorrar significa despojarnos de todos nuestros ingresos como en el ejemplo de la dieta: de un 75% de ellos. Lógicamente, el dinero restante (25%) no nos alcanza para sufragar nuestros gastos y, en la mayoría de los casos, terminamos gastando más de lo que ganamos.

Probablemente pensés que éste sos vos, de quien estoy  hablando y que, por ende, nunca podrás ahorrar. Como resultado, terminamos diciéndonos a nosotros mismos: “Definitivamente ahorrar no es para mí….o por lo menos no en este momento”.

¡Bingo! Elaine tuvo razón en el tema de manera descriptiva, sin embargo, tal como cualquier médico que, al cabo de detectar la enfermedad también nos da la medicina, he aquí un consejo que realmente es aplicable para todos, sea cual sea el caso, sea cual sea la cantidad de ingresos, todos, todos –sí, no estoy repitiendo por redundar, es para dejarlo claro- estamos en la capacidad de ahorrar, siempre y cuando utilicemos un método sencillo para hacerlo.

Tradicionalmente, nosotros los nicas, no estamos acostumbrados al ahorro. Es ahí precisamente donde debemos empezar: en culturizarnos para crearnos el hábito del ahorro. Si no aceptamos que no tenemos cultura de ahorro, jamás podremos  comenzar a ahorrar, mucho menos preguntarnos para qué debo hacerlo.

Algo que me gusta mucho decir del planteamiento de cómo empezar a ahorrar, es que no necesariamente tenemos que ganar grandes cantidades de dinero ya sea por un salario fijo, variable, o bien por un negocio propio que me genere ingresos, puesto que el ahorro debe ser una cifra proporcional y/o variable a los ingresos que yo tenga, diario, semanal, quincenal o mensualmente.

Con esto, lo que quiero decir es que si por ejemplo ganamos C$5,000.00 córdobas mensuales (o C$2,500.00 córdobas quincenales) y tenemos gastos mayores a los ingresos por C$1,500.00 córdobas, acá se genera la pregunta: ¿Cómo yo puedo pensar en ahorrar, si ni siquiera tengo para pagar mis gastos con mis ingresos mensuales? Tu pregunta no es descabellada, simplemente es cuestión de hacer de las debilidades, fortalezas.

Para poder definir mi déficit tuve que haber realizado mi presupuesto, y es acá precisamente -en mi presupuesto- donde se debe agregar una cantidad proporcional (que ustedes decidan) que vaya a parar a mis ahorros. Es decir, debemos considerar el ahorro como un gasto, de manera que mensualmente estemos abonando a ese rubro que, posteriormente, generará una fuerte inyección para saldar otras deudas mayores, emergencias, o metas a cumplir. (En otra ocasión les explicaré como manejar el ahorro cuando éste ya tiene un saldo mayor al de mis ingresos).

Lo que quiero decir con esto es que independientemente de que tengamos un déficit presupuestario podemos ahorrar, pero primero debemos considerar que el ahorro debe ser parte de nuestro giro y que éste debe recibir su parte de los ingresos que nosotros devengamos. 

Lo que se persigue con esto es que, tal como lo dije inicialmente, nos culturicemos a que debemos ahorrar y una vez que logremos saldar todas nuestras deudas, podamos continuar ahorrando siempre con metas propuestas , para que con los ahorros y, por supuesto, con una buena administración del mismo, se puedan lograr.

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