Finanzas personales, tan personales como tu huella digital

huella lector

El otro día, mi amiga “la checos” me escribió para preguntarme si estaba bien gastar su plata en cultura. Se refería a comprar boletos para el ballet, la ópera y algún que otro concierto y me aclaró que los boletos eran más caros que la ropa que se ponía. ¿Qué creen que le dije yo?

Si estás pensando que le dije que era demasiado caro y que no lo necesitaba… se equivocan. Conociéndola como la conozco, sé cuánto disfruta ir a eventos culturales, exposiciones fotográficas y museos. Entonces, ¿por qué no gastar su dinero en lo que la hace más feliz?

Mi respuesta exacta fue: “las finanzas personales son tan personales como tu huella digital y las prioridades de cada uno son diferentes. Si para vos, gastar (o invertir) en cultura vale la pena y es más importante que por ejemplo, la ropa, ¡adelante!… Siempre y cuando todo lo demás esté cubierto (¡ahorros incluidos!) y no terminés el mes en números rojos”.

Y es que de eso se tratan las finanzas personales: de poder dirigir tus recursos hacia aquello que te trae felicidad.

A veces es fácil perdernos en los pequeños detalles del manejo del dinero y olvidamos ver el cuadro completo. Pagar tarjetas de crédito y otras deudas, ahorrar para el retiro, tener un fondo de emergencia, invertir mi dinero para metas a largo plazo, son solo algunos de los objetivos que los que escriben de finanzas personales –sí, yo también me voy en el saco- recomiendan. Y en este memorizar lo que es “financieramente sano” se nos olvida analizar si eso es lo que realmente yo quiero, lo que yo necesito, lo que me a mí me hace feliz.

Por esto, es importante conocernos y saber lo que nos gusta y lo que disfrutamos.Si a vos, por ejemplo, lo que te apasiona es viajar, está bien que gastés una buena parte de tus ingresos en este hobby. Tu amiga, aquélla que disfruta al máximo mimarse e ir a salones de belleza, no tiene por qué cuestionar la manera en que gastás tu dinero, de la misma forma en que ella no necesita justificarte por qué gasta C$500.00 cada semana haciéndose las manos y los pies. Ni vos gastás más inteligentemente que ella, ni ella que vos: son al final, diferentes valores, gustos y prioridades y cada uno debe ser libre para poder elegir.

El problema viene cuando ni nos conocemos ni nos sabemos controlar con los gastos. Todos –o casi todos- tenemos recursos limitados, por lo que es necesario saberlos dirigir hacia donde queremos y no mal-gastarlos en bienes  y vivencias que no valoramos.

En conclusión, el dinero no es importante por el mero hecho de tenerlo o acumularlo al estilo Rico Mac Pato. Su importancia radica en que nos permite hacer cosas que nos traen felicidad y satisfacción; pero para poder lograrlo, tenemos que aprender a conocer quiénes somos, lo que queremos y lo que valuamos, y así, evitar destinarlo a objetos, actividades –y hasta personas- que no nos dejan nada positivo.

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