En finanzas, poder no siempre es deber

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¿Ah no? ¿Qué no se suponía que si tenía el dinero, lo había presupuestado y no me iba a endeudar entonces lo podía comprar? ¿No es de eso que se tratan las finanzas personales? Lo siento, estoy aquí para decirte que no. A diferencia de otros rubros en la vida, en la vida financiera, el que podás no quiere decir que debás.

Sí, la base de una vida financiera sana es no gastar lo que no tenés y, por lo tanto, si lo tenés ¿cuál es el problema con gastarlo? Básicamente son dos:

La vida no es para consumir sin restricciones aunque tengás la plata para hacerlo. Una vez que tus necesidades están cubiertas y usaste tu dinero para lograr aquello que te hace feliz, todo lo demás viene sobrando y estás buscando nada más la gratificación instantánea… tratando de suplir con dinero, salidas y compras algo que está fallando o faltando internamente.

• Aunque nos cueste aceptarlo, el lugar donde estás ahorita puede cambiar en cualquier momento. El que tus ingresos sean de $2,000.00 dólares en este momento no quiere decir que siempre vayan a ser así, por lo que es imprescindible que vos aprendás a vivir con lo justo y que además te preparés –y ahorrés- para tiempos peores.

Y para ilustrárselos mejor, les traigo 3 ejemplos de personas que conozco que han aprendido esta lección a la dura:

Caso #1: El divorcio
“Uno se casa creyendo que es para toda la vida”, me dijo ella. Y tiene razón. Bajo esta creencia, actuás y hacés planes asumiendo que sos un equipo. Esta mujer se acostumbró a llevar y a darle a sus hijos un nivel de vida acorde con los ingresos del marido. Lo que sucedió cuando vino el divorcio es lo que pasa muchas veces: mantener dos casas es más caro que mantener una sola y, por lo tanto, él ya no podía aportar la misma cantidad de dinero a su familia. Para la ex esposa ahora es difícil acostumbrarse a gastar menos porque solemos pensar que todos nuestros gastos son necesarios.

Lección: Poder no siempre es deber y aunque un divorcio es difícil de ver venir, gastarse los ingresos familiares enteros (pudiendo no hacerlo) suele no ser la mejor elección.

Caso #2: Las salidas
Cuando uno está soltero y vive en casa de los padres, el salario es prácticamente para gastarse y no invertirse. No debería de ser así porque es cuando más deberíamos aprovechar… pero así nos manejamos. Este chavalo se acostumbró a la comodidad de su casa y a gastar TODO lo que ganaba en salidas, restaurantes y entretenimiento en general. Una mala pasada de la vida le juntó dos cosas: la disminución radical de sus ingresos y el empezar a vivir por su cuenta. ¿Cómo creen que le fue? No muy bien, pero de todo se aprende en esta vida. De haber sido precavido y de haber ahorrado una parte de lo que ganaba, podría no haberla sufrido tanto después.

Lección: Poder no siempre es deber y si tus ingresos son variables, con mucha más razón debés ser prudente e ir dejando una parte de lo que ganás para un futuro no tan favorable.

Caso #3: Los ahorros
Una familia con altos ingresos suele, casi siempre, tener altos gastos también. Cuando los ingresos están ahí, parece no ser un problema, pero ¿qué pasa cuando la vida cambia y tus decisiones te llevan a perder ese ingreso? En el caso de esta familia en particular, tenían una gran cuenta de ahorro de la que echar a mano: sí, fueron precavidos. El problema es que sin tener ingresos continuaron con el mismo nivel de vida y ritmo de gastos, en lugar de llevar una vida más frugal hasta que los ingresos regresaran. El resultado fue que en un par de meses, sus ahorros de toda la vida habían prácticamente desaparecido.

Lección: Poder no siempre es deber y acostumbrarse a lo bueno es fácil. Si tus ingresos son elevados, aprendé a vivir con menos –mucho menos- de lo que ganás, por si en un algún momento esos ingresos llegan a disminuir drásticamente, vos no lo sintás tanto.

En conclusión
Así, a pesar de que en muchas otras áreas de la vida, el famoso dicho “Querer es poder” aplique a la perfección y casi que como una motivación para seguir trabajando y lograr lo que querés, en las finanzas personales no funciona así. El que podás pagar por algo ahorita, no quiere decir que sea la mejor decisión que podás tomar. Siempre preguntante: ¿Lo quiero o lo necesito? ¿En qué otras cosas podría estar usando este dinero? ¿Cómo me va a afectar esto en el futuro?

¿Y vos? ¿Cuántas veces has comprado algo porque tenías el dinero en ese momento y después te has arrepentido? ¿Cómo podés hacer para no gastar aunque tengás el dinero? ¿Has aprendido a vivir con menos de lo que ganás?

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