Llega una edad en la que uno se quiere mudar de su casa e irse a vivir solo o sola. Mientras en países como Estados Unidos es normal, y hasta esperado que los hijos se vayan de la casa a los 18 años, en nuestro país aún no es una costumbre familiar, pero sí hay varios por ahí que me han escrito para que les dé unos consejos al respecto.
Antes que nada, tenés que hacer un presupuesto que te permita saber si financieramente te es posible independizarte de tus padres. He visto a muchas y muchos jóvenes que viviendo con sus padres, se gastan el dinero en ellos mismos –ropa, zapatos, entretenimiento, etc.– sin aportar nada a su casa, por lo que no tienen ni idea de a cuánto pueden ascender los gastos del hogar. Por esto, antes de empacar tus maletas y decir “me voy”, date cuenta en qué estás gastando, cuánto gastarías viviendo solo, y si realmente lo vas a poder hacer. De antemano te digo que tu nivel de gastos se va a ver drásticamente reducido.
En nuestro país no hay una gran oferta de apartamentos para vivir por tu cuenta. Hasta donde yo conozco, la mayoría están dirigidos a un segmento que puede pagar $500.00 – $600.00 dólares al mes –para extranjeros- por lo que es recomendable, y más barato, alquilar una casa con 2-3 cuartos y compartirla con otras personas. Así mismo, empezá a ahorrar desde antes, pues no solo te tocará pagar la renta cada mes, sino que el arrendatario te pedirá de 1 a 3 meses de renta por adelantado.
Y hablando de la renta, recordá vivir en la casa o apartamento que podás pagar. Sí, todos queremos vivir en el mejor lugar posible, el más nuevo y con la mejor ubicación, pero no siempre es posible. Como en todo lo demás, debemos vivir dentro de nuestras posibilidades. Buscá un lugar en el que te sintás cómodo o cómoda y que te deje suficiente dinero para salir y para ahorrar; por lo general se aconseja no gastar más del 30% de tu salario en el pago de vivienda, ya sea de renta o de pago hipotecario.
En este mismo sentido, si de por sí todos necesitamos un fondo de emergencia, cuando vivís solo o sola, esto se hace aún más imprescindible. Es probable que viviendo con tus papás no te des cuenta de lo que ellos gastan en reparaciones y mantenimiento, pero lo cierto es que las cosas se friegan, hay que repararlas o reponerlas, y eso ahora te va a tocar a vos.
Vivir por tu cuenta no solo implica el pago de la renta, los servicios básicos –agua, luz, cable, internet, etc.– también se van a consumir una parte importante de tus ingresos y es algo que no podés dejar de pagar. Evitá que te cobren multas por pagos tardíos o que te vayan a cortar el servicio y automatizá tus pagos con la tarjeta, o por lo menos asegurate de hacer los pagos con tiempo y no dejarlo para el último día. Por cierto, antes de mudarte a tu nuevo hogar, revisá que no hayan adeudos en ninguno de los servicios pues lo último que necesitás es estar estrenando casa y que te corten la luz.
Otro gasto importante en el que vas a incurrir es en la amueblada del lugar. ¡Pero calma! No tenés por que comprar TODO durante el primer mes, eso te lo podés llevar al suave e ir adquiriendo lo necesario al comienzo y lo menos necesario después. Endeudarte por una pantalla plana de 52 pulgadas es una pésima idea. De hecho, si podés recibir regalos y donaciones de tu familia, ¡aceptalos! En este comienzo todo es bien recibido.
Si has decidido compartir la casa con otras personas, no te mudés con cualquiera. Cerciorate de conocer bien a tus posibles compañeros o compañeras de casa, a veces ni siquiera nuestros grandes amigos son un buen prospecto para vivir juntos. Las personas tenemos personalidades y hábitos de vida diferentes, por lo que necesitás encontrar a alguien con el que seás compatible –no querés mudarte con un fiestero cuando vos te pasás las noches leyendo–, que pueda respetar espacios y reglas, y que no te vaya a quedar mal con el pago ningún mes.
Finalmente, mudarte de tu casa no es un paso sencillo. Tus gastos se pueden incrementar hasta más del doble y puede que muchas de las comodidades que tenías en tu casa, como la comida lista, la ropa lavada y la cama hecha, te hagan falta en tu nuevo hogar. Llevar el control de tus gastos se vuelve más imprescindible que nunca, pues lo último que querés es regresar donde tus papás con tus maletas en la mano y la cola entre las patas.
¿Y vos? ¿Qué experiencia has tenido al mudarte solo o sola? ¿Qué otras recomendaciones podrías dar para que sea un cambio exitoso?