La tarjeta de crédito más allá del uso personal

imaginacion tolerancia

Mucho he escrito ya sobre el uso de las tarjetas de crédito, después de todo, tras casi 2 años y medio de haber comenzado con Plata con Plática, sigue siendo la inquietud #1 por la que la mayoría de las personas entran a mi blog. Sin embargo, todos esos posts han sido sobre cómo la usamos a nivel personal, las deudas y los estragos que nos ocasiona a cada uno el no saber a lo que nos metemos cuando la aceptamos o la solicitamos al banco.

Pero, ¿es que acaso ese es el único uso que se le puede dar? ¿Las personas solo usamos las tarjetas de crédito para pagar nuestros gastos, compras, consumos y servicios? O, ¿existe algo más? Así es. A pesar de que hay muchísimas personas que se han endeudado con este modo de pago y las han satanizado, tienen un lado muy útil y positivo también: siempre y cuando las sepás usar.

Por eso, antes de continuar con los diferentes usos que se le puede dar al temido plastiquito, aclaremos lo siguiente: la tarjeta de crédito no es más que una herramienta. El que sus efectos sean positivos o negativos depende enteramente de las habilidades y el conocimiento de cada quien. Al final cada uno de nosotros tiene el poder de decidir cómo la utilizamos y, como con cualquier otra herramienta, en las manos equivocadas puede causar verdaderos estragos.

Dicho esto, las tarjetas de crédito pueden traer grandes beneficios, no solo como medio de pago personal, sino también a nivel empresarial.

¿Todas las empresas deben tener una tarjeta de crédito?
No. De la misma forma en que no todas las personas tienen o deben tener una tarjeta de crédito, no todas las empresas las necesitan para su funcionamiento. Existen, en definitiva, negocios que por su misma naturaleza, se ven prácticamente obligados a usarlas… pero hay otros que en nada les beneficia. Para estos primeros, hay un par de recomendaciones que seguir.

La primera y más importante –y que aplica para cualquier tipo de negocio- es que tus cuentas SIEMPRE deben estar separadas. Recordá que vos nos sos tu empresa, por lo que así como te debés fijar un salario mensual para no sangrar a tu negocio, también debés mantener deudas, préstamos y créditos (la tarjeta de crédito incluida) a parte.

Si tu emprendimiento es de los que necesita una tarjeta de crédito para realizar compras a proveedores en otros países, asegurate que no sea la misma que usás para comprar la comida de la casa, el colegio de tus hijos y las salidas con los amigos. Lo recomendable es que sea una tarjeta de crédito a parte la que usés para tu negocio para que así sepás exactamente cuánto te está costando la empresa y cuáles son, por aparte, tus gastos personales.

Además, sin importar que esta tarjeta sea empresarial y la pagués con las ventas, las reglas básicas de su uso apropiado también aplican: siempre tenés que conocer cuál es tu fecha de corte y tu fecha de pago, así como cancelar el total de lo consumido en el momento adecuado para no pagar nada de intereses. De no hacerlo así, en lugar de tener en tus manos una herramienta súper útil, podrías estar firmando la sentencia de muerte de tu Startup.

En los próximos posts explicaré en detalle cómo usar las tarjetas de crédito cuando sos emprendedor, empresario, o freelance: sí, hay diferencias.

¿Y vos? ¿Tenés una tarjeta de crédito? ¿Cómo te ha ido con su uso? ¿Creés que las sabés utilizar correctamente?

 

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