El costo de tus decisiones

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Todos los días tomás decisiones en tu vida: desayuno cereal o desayuno gallo pinto, voy al cine o voy a un bar, estudio arquitectura o estudio derecho…. y cada una de estas decisiones tiene un costo de oportunidad. Este costo es lo que vos perdés por escoger una opción sobre la otra. En el ejemplo anterior, el costo de oportunidad de desayunar cereal, es no comer gallo pinto.

La mayoría de nosotros estamos conscientes de los costos de la vida. Cada vez que sacás dinero –o la tarjeta- de tu cartera para pagar algo, sabés lo que te está costando; pero rara vez nos ponemos a pensar cuál es el costo relativo de esa compra, es decir: a qué estamos renunciando por adquirir ese artículo.

Cuando se trata de nuestras finanzas, no podemos andar en “piloto automático” tomando decisiones sin pensar. Nadie –o casi nadie- tiene dinero y recursos ilimitados, por lo que debemos aprender a distribuir lo que tenemos entre las cosas que son importantes para nosotros.  Algunas de las decisiones que tendremos que tomar a lo largo de la vida son pequeñas –me tomo el café en la casa o lo compro de camino al trabajo- y otras son grandes –compro  la casa que quiero o la casa que me alcanza- pero la suma de todas estas decisiones va a perjudicar o beneficiar tu vida según lo que hayás optado.

La base para tomar la decisión correcta es conocerse a uno mismo y saber lo que es importante y lo que más valora. Si yo, por ejemplo, quiero vivir una vejez feliz y despreocupada por el dinero, debo trabajar en tener suficientes ahorros durante mi etapa laboral. Así, una pequeña decisión de si tomar el café en mi casa o comprarlo fuera, podrá no tener un gran impacto en un día, pero si inconscientemente decido comprar el café fuera todos los días durante 30 años, estoy dejando de ahorrar $8,640 dólares (asumiendo que el café me cuesta $1.00) para lo que se supone yo más valoro.

Costo cafe

Lo trascendental del costo de oportunidad es saber cuánto representa en cosas importantes (la renta de tu casa, el colegio de tus hijos, etc.) ese gasto específico que estás haciendo. Por ejemplo: esos zapatos a los que les echaste el ojo el fin de semana pasado, ¿qué porcentaje de la colegiatura de tus hijo o hija representa? O: si comprás ese nuevo accesorio para tu carro, ¿cuánto estás dejando de poner en tu cuenta de ahorro y ganando intereses?

Finalmente, los costos de oportunidad no son buenos ni malos, simplemente son las consecuencias de nuestras acciones. Lo que debés recordar es que antes de decidir -sobre todo cuando se trata de decisiones que prometen un gran impacto en tu vida- tenés que tomarte el tiempo necesario para considerar cuáles son tus opciones, a qué estás renunciando y si es un precio que estás dispuesto o dispuesta a pagar.

Yo, por ejemplo, al escribir este post en este momento estoy renunciando a tiempo que podría dedicar estudiando, leyendo o viendo T.V., pero es una decisión que hago consciente porque me gusta, lo disfruto y le veo utilidad ;).

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