Las personas estamos capacitadas naturalmente para soportar todo lo que nos sucede.
Marco Aurelio
Quedarse…quedarse en el momento y su dureza, es una experiencia dolorosa pero tremendamente enriquecedora. Cuando la vida te da un golpe, que te noquea, que es más fuerte que vos, te sobrepasa tu capacidad, es un momento sobrecogedor.
Creo que vamos a estar más expuestos a este tipo de circunstancias, entre más ansias de crecer y exponernos tengamos, por lo que debemos saber que si somos emprendedores o tenemos ansias de hacer algo que valga la pena, va a doler, vamos a enfrentar traspiés, fracasos, retrocesos, traiciones, enfermedades, insomnios, etc.
Al decir quedarse, me refiero a que una persona pasando por dolor emocional, más si es la primera vez, quiere salir corriendo, huir del dolor, anestesiarlo, es lo que hacemos con los dolores físicos y estamos tan acostumbrados a hacerlo, que hemos encontrado muy exitosas formas de adormecer el dolor cuando algo no anda bien…
Los ejemplos más comunes que se me ocurren son:
- Salir de compras: las compras nos dan una gratificación inmediata, más si encontramos algo de nuestro gusto a un precio que consideramos rebajado o que simplemente “necesitábamos y no habíamos podido comprar” por tiempo o por no darle la suficiente “prioridad” a nuestras necesidades.
- Salir a darnos un pequeño baño de popularidad, visitando amigos, huyendo de la soledad de nuestros pensamientos, no queriendo enfrentar, al platicar y “gozar” de las risas y las compañías lo que en verdad estamos sintiendo.
- Si el dolor es mayor este baño de popularidad se nos sale de control y nos pegamos la juerga, esto nos adormece el dolor pero trae sus consecuencias con la goma y además del desgaste físico, el económico. Si estamos enfrentando un fracaso económico, esto no nos va a ser de ayuda.
- Jugar juegos de video, que nos atrapen y nos estimulen en nuestras ansias de conquista y logro además de distraernos.
- Comer: la comida compulsiva, ese postre o pancito que esta fuera de nuestra dieta correcta, esa dosis de azúcar que nos hace sentir bien, tiene el mismo efecto que el alcohol pero es más indirecto su daño, aunque no menos dañino para nuestra salud.
- El Sexo, ya sea via sexo casual o pornografía, que trae gratificación, que nos hace sentir deseados o gratificados en áreas de placer del cuerpo y que nos ayuda a olvidar el momento presente, que estamos enfrentando y nos da ese… antojito de validación y placer que necesitamos, dulce para las heridas del ego.
Creo que todos hemos tomado una de estas salidas, si no es que todas y es que no todas son malas, hay que consentirse, pero si lo hacemos mucho, se vuelven patrones destructivos que nos evitan enfrentarnos a nosotros mismos y parece mentiras pero en mi experiencia, mientras más demoramos ese enfrentamiento, más difícil va a ser o cuando lo hagamos vamos a estar tan engordados en nuestro ego, que va a ser una pelea desigual o simplemente nunca vamos a entrarle y viviremos con la duda y el dolor, llegando a necesitar intervenciones más complicadas pero no menos valiosas como terapia, pastillas y otras que tal vez no conozca.
¿Qué significa quedarse?
Significa sentarse y aceptar la compañía del dolor, la incertidumbre, la angustia, de las sensaciones desagradables. Significa volverse amigo de un visitante extraño, incómodo pero que generalmente trae un gran mensaje de crecimiento.
En mi construcción personal, a través de la vida, de vivir retos y sobreponerme, aprendí a construir una máscara de invulnerabilidad, quizás copiando lo que nos venden de la masculinidad dura, como los “héroes” de Hollywood.
Mi héroe favorito siempre fue Rocky Balboa, porque no sólo me parecía una persona noble, sino porque se inspiraba con la familia y sus valores y en las peleas siempre iba hacia adelante, y como por arte de magia, siempre encontraba la fuerza para vencer.
Esta máscara que yo creé sin darme cuenta, iba hacia adelante ignorando el dolor, aparentando tener todo sobre control, usando la ira contenida y el miedo por lo vivido como combustible. Aunque fue de mucha ayuda, en varios momentos de mi vida se fue convirtiendo en una realidad insostenible.
Los años difíciles que pasé en 2017 con el fallecimiento de mi mentor y 2018 con la crisis de Nicaragua, me hicieron tener un cara a cara con un enemigo invencible, el dolor era muy grande, paradójicamente para sobrevivir, fue básicamente imposible huir de él y tan fuerte que enfrentarlo, sería como pelear con un boxeador entrenado, sin preparación, así que contrario a mi común actuar, decidí sentarme, rendirme y aceptar el dolor, aceptar las circunstancias que me hicieron sentir sobrepasado.
Fue una experiencia durísima, transformadora, de alguna forma morí y volví a nacer, comprendiendo que la vulnerabilidad, aceptar la derrota, sin huir, sin dejar de sentir, es una victoria en si misma por cómo te abre y te ayuda a encontrarte.
La vida me hizo experimentar, en esos años, el reto de bañarme en la piscina de hielo, y el ejercicio de permanecer en el dolor del frío, me pareció francamente un ejercicio práctico muy parecido a lo que viví, no se trata de buscar el dolor sin sentido, sino, abrazar la incomodidad que trae el dolor del cambio, sin salir corriendo a la primera, sin huir de las circunstancias, sino usarlo para que te abra la corteza del corazón.
Esta pequeña muerte me dejó sin mi máscara, pero esto me permitió adquirir ciertas capacidades nuevas como:
- Expresarme más abierta y emocionalmente, logré ser más genuino,
- Exponerme más, no desde una posición de autoridad moral o superioridad como lo buscaba hacer antes, sino clara y transparente,
- Dejar de compararme, simplemente saber ser yo, entender que cada quien tiene su propio ritmo en la vida, su propia historia, es mejor comprender la mía.
Me hizo cuestionarme de dónde había sacado las fuerzas para sobrevivir y reflexionando entendí lo importante que había sido para mí tener un sentido de vida, un ideal por el cual vivir, este ha sido uno de mis grandes regalos en la vida, porque desde jovencito supe desde mis entrañas, que era profundamente importante para mi ser una persona espiritual, y he vivido un viaje de búsqueda incansable de aclarar ese sentido de vida, que finalmente encontré en: vivir todo lo que tenga que vivir, para despertar mi conciencia y poder ser un vehículo para despertar a los demás.
Hacer un mundo mejor a través de dedicarme a despertar y formar personas más conscientes y en vías de mejoramiento.