Logremos la inclusión financiera usando la tecnología

InclusiónFinanciera Plata con Plática

Tenía pensado sacar este post desde la semana pasada, pero en vista que muchos estaban de vacaciones o al menos con la mente como si lo estuvieran, decidí esperar a que estuviéramos de regreso en la vida normal para hablar de este tema tan importante.

Si vos está leyendo esto desde tu celular, una computadora en tu casa o una laptop en tu trabajo, es muy probable que tengás al menos una cuenta en el banco: la de nómina, con la que te pagan o, si sos empresario/emprendedor, la de tu negocio. En circunstancias así, a veces es difícil imaginarnos la situación de otras miles de millones de personas que en su vida han pisado un banco, tenido una cuenta de ahorro o acceso a créditos con tasas de interés más jutas y responsables. ¿No es así?

Lo sé porque conozco a mis lectores y a través de las preguntas que me mandan me doy cuenta que todos ellos están bancarizados. Sin embargo, ¿qué pasaría si te dijera que ésta no es la norma? Por el contrario, la mayor parte de la población no tiene una cuenta en el banco y todo lo maneja en efectivo.

Después del ExpoSolutions17 que hubo el 4 de este mes en el Hotel Princess, donde justamente se abordó el tema de la inclusión financiera y cómo la tecnología juega un papel fundamental en ésta, me he quedado dándole vueltas en mi cabeza sobre cómo podemos nosotros también en Nicaragua y la región aprovechar el desarrollo tecnológico para ayudar al sector más desfavorecido de la población. 

Hablemos de inclusión

Me he dado cuenta que en numerosas ocasiones hablamos y sacamos términos a relucir que hemos escuchado por ahí, que no sabemos a ciencia cierta qué significan o a qué se refieren. Así que comencemos por el principio. Si queremos que haya una mayor inclusión financiera, estemos claros de qué quiere decir esto.

Según el Banco Mundial, la inclusión financiera es la prestación de servicios financieros a costos accesibles a los sectores desfavorecidos y de bajos ingresos en la sociedad… en contraste con la exclusión financiera que es cuando  estos servicios no están disponibles o accesibles.

Para que tengás una idea, dos billones de personas -o el 38% de los adultos en el mundo- no utilizan los  servicios financieros formales y el 73% de las personas pobres alrededor del mundo no están bancarizadas. Ya en este post que escribí hace unas semanas había explicado las consecuencias de estar bancarizados, y te comparto también esta imagen del Banco Mundial (lástima que solo está en inglés) que explica por qué las personas no están bancarizadas.

No Bancarizados

Incluso, para el Banco Mundial,  la inclusión financiera está considerada un catalizador para la reducción de la pobreza y para la prosperidad compartida y es clave para el logro de metas y eliminar la pobreza extrema para el año 2030 e impulsar la prosperidad inclusiva.

Cómo le hacemos

Pues bien, resulta que tradicionalmente hemos pensado que para incluir financieramente a la población, pues hay que usar el banco formal y tradicional, ¿no es así? Sin embargo, la tecnología ha venido precisamente a romper ese esquema y a brindar nuevas oportunidades de inclusión, sin necesidad del banco. Como bien lo dijo Bill Gates desde 1994: “la banca es necesaria, el banco no”.

Uno ejemplo clásico de esto es el sistema en línea tutanda. En Nicaragua no he visto que las “tandas”, tan famosas en México, sean muy populares. Básicamente es un sistema en el que varias personas se juntan y cada una aporta el mismo monto mensual, digamos C$100.00, y cada mes se le entrega la cantidad reunida a una persona diferente. Mientras viví allá, me di cuenta que era algo súper común sobretodo en las empresas, donde los compañeros de trabajo se juntaban y encontraban en las famosas tandas la manera perfecta de ahorrar. Ahora, con tutanda, las personas lo pueden hacer en línea.

Así mismo, otra tendencia que está ayudando mucho en esto de la inclusión financiera es la presencia masiva de los celulares: si te ponés a pensarlo, ahora TODOS tienen un celular. Te puedo decir, por ejemplo, que en la finca de mi familia en Boaco, cuando los trabajadores terminan sus jornadas, los ves regresar a todos en fila india con las cabezas abajo y el celular en las manos. Así es que sí: todos tenemos uno.

Entonces, como bien lo dijo Edwin Home ese día, ¿por qué no aprovechar los teléfonos  móviles para hacer transferencias o para comunicarme con mi banco, siguiendo un canal que ya está establecido de forma cómoda y rápida? Francamente, ya no hay restricciones.

Una de las experiencias que me encantó y de verdad espero que sea algo que podamos impulsar en Nicaragua, fue el caso de Daviplata en Colombia. Este servicio consiste en una App para teléfonos inteligentes que, desde las redes sociales, te permite hacer transferencias y retiros sin necesidad de una tarjeta plástica y comunicarte directamente, vía chat, con los centros de atención.

¿Y en Nicaragua?

Aunque en Nicaragua aun estamos en pañales en temas de inclusión financiera, bancarización y educación financiera, los ejemplos que se dieron en países tan cercanos como Colombia, Guatemala o El Salvador, son muestra clave que nosotros también podemos hacer cambios positivos y comenzar a usar la tecnología para beneficiar al sector de la población que más lo necesita.

Cuando logremos aumentar el número de personas con acceso a educación financiera, cuentas de ahorro y préstamos más amigables (no reflejado en lo fácil de conseguirlo, sino en tasas de interés más bajas) vamos a comenzar a ver cómo la pobreza y las brechas entre ricos y pobres se van disminuyendo.

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