Lo quiero y lo quiero ¡YA!

Lo quiero y lo quiero ¡YA!

Hace un par de días escuchaba la conversación entre un conductor y su jefe, sobre unas compras a crédito que el primero había realizado en El Gallo más Gallo y que apenas estaba terminando de pagar. Después de una lista detallada de los diferentes productos que había comprado bajo esta modalidad, el jefe le preguntó: ¿pero y no sería más fácil que ahorraras el dinero y lo compraras en efectivo? A lo que el conductor –muy sabiamente-le respondió: sí, ésa sería la manera correcta, el problema es que uno compra así porque quiere las cosas ya.

Ahí lo tienen. A veces pensamos que las personas que no han pasado por la universidad, o siquiera por la secundaria, se enredan en estas compras porque eso es lo mejor que pueden hacer, porque simplemente no saben sacar cuentas y el negocio les está dando vuelta. Esta conversación fue, para mí, la prueba de que no es tan así el caso, pues el conductor estaba claro de lo mucho que estaba pagando, de la diferencia que haría en su vida pagar en efectivo y sobre todo, de que la razón por la que lo hacía es porque quería las cosas YA.

Este año que la gente dejó de pensar en crisis, pandemia y empezaron a darse sus gustitos, hemos recibido a las redes de sociales de Plata con Plática varias consultas como esta:

Ayer mi esposo y yo queríamos ir a endeudarnos a La Curacao con un juego de muebles que nos cuesta 35,000 córdobas  a un plazo de 36 meses pagando $81mensuales. ¿Qué nos recomienda? ¿Vale la pena pagar tanto o mejor ahorrarlos y luego comprar? Lo que nos pasa es que como a todos, nos cuesta ahorrarlos.

¿Qué creen ustedes que respondí? Nada de vida o muerte pasa en sus vidas si esperan y lo compran en efectivo y tampoco es cierto que la excusa de «nos cuesta ahorrar» deba ser razón para aceptar la deuda. ¿Verdaaad?

Y así somos la mayoría. No importa la edad, la educación o a qué nos dedicamos, la mayoría de nosotros no ahorra y/o termina endeudándose porque prefiere la gratificación instantánea que la gratificación retardada. El pensamiento es: puedo ahorrar estos $20.00 ahorita –y durante varios meses- para irme de vacaciones el próximo año, o gastármelos el fin de semana en unas cervezas con mis amigos. ¿Para qué esperar? Mejor me lo gasto ya.

De esta manera vamos por la vida sin ahorros, sin protección que nos respalde y sin siquiera un colchón donde recostarnos en caso de una emergencia. El tema del ahorro para el retiro es uno que he tocado en varias ocasiones –¡y lo seguiré haciendo!– porque es de vital importancia que tengamos un fondo para nuestros años dorados y no tengamos que depender de nuestros hijos u otros familiares en los últimos años de nuestra vida. Necesitamos visualizarnos a nosotros mismos de 60-70-80 años, con las necesidades económicas que vamos a tener para que nos caiga el 20 de que esa persona por la que estamos dejando de gastar ahorita, somos NOSOTROS MISMOS.

Así mismo, es común darse una vuelta por las tiendas, ver algo que te gusta y no dudar en pasar la flamante tarjeta para pagarlo. Entre el «me lo merezco» y el «lo quiero ya» estamos auto-saboteando nuestra salud financiera y poniendo en riesgo nuestros planes futuros.

El otro día leía un estudio a nivel mundial que mostraba que las personas utilizan sus ingresos y pasivos –deudas– para financiar su consumo y adquirir bienes, sin embargo, las deudas están aumentando a un ritmo más rápido que la adquisición de activos. ¿Qué quiere decir esto? Que no estamos esperando. Que por tener las cosas en este instante, estamos adquiriendo grandes cantidades de deudas que no son comparables con los bienes que recibimos a cambio. Porque ¿saben ustedes qué es lo peor del caso? Que la mayoría de gastos que hacemos buscando la gratificación instantánea son bienes de consumo, que en lugar de hacer crecer nuestro dinero, lo disminuyen.

Seamos pues, pacientes. Roma no se hizo en un día y a estas alturas seguramente te has dado cuenta que las cosas importantes que has logrado en tu vida te han costado tiempo y esfuerzo. Hagamos lo mismo con nuestros planes futuros y pongamos orden a nuestra vida financiera. Sabiendo a dónde quiero ir y qué quiero lograr va a ser más fácil que podás posponer la gratificación instantánea y recibir un bienestar mayor en el futuro.

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