Muchas personas creen que iniciar un negocio es un proceso misterioso y de otro mundo. Saben que quieren emprender, pero no saben cuáles son los primeros pasos que deben tomar. Algunos tienen una idea clara de la empresa que quieren y otros simplemente quieren trabajar por su cuenta, pero no saben en qué. Si vos estás dentro de este segundo grupo, te recomiendo leer este post para encontrar la idea de negocio que va con vos.
A través de las charlas, las asesorías, los correos y el conocer día a día a las personas, me he dado cuenta que aun las personas que tienen clara su idea de emprendimiento, no se deciden porque dudan en diferentes aspectos. En definitiva existe muchísima aversión al riesgo, pues nadie quiere perder. Sin embargo, parte de lanzarse al mundo del emprendimiento es arriesgarse y apostarle a lo mejor.
Apartando un poco el riesgo, siempre parecen haber ciertas interrogantes. A continuación te presento las 4 preguntas que te pueden estar haciendo dudar para lanzarte al increíble mundo de tener tu propio negocio.
1. ¿Dónde consigo el capital semilla?
Siempre lo digo: aunque el dinero no sea una prioridad en tu vida, para casi cualquier cosa que querrás hacer, vas a necesitar de él…. Tu empresa incluida. He conocido a muchos posibles emprendedores que se dan por vencidos antes de empezar porque no tienen la plata necesaria y tampoco hacen la tarea de buscarla. Dejemos algo claro: si vos realmente tenés ese espíritu emprendedor y creés en tu proyecto, vas a encontrar la manera de lograrlo.
Así, es recomendable que el capital no venga todo de vos, ni todo de terceros. Una buena combinación es que aportés de tus ahorros y pidás además, otra parte, ya sea a uno o varios socios, o a una institución financiera.
El banco, microfinanciera u otra institución te va a cobrar una tasa de interés: ése es su negocio y, al vos representar un riesgo, ellos se tienen que cubrir de alguna manera. Los socios, en cambio, te pedirán una participación en el negocio, que puede ser solo monetaria –que pagués dividendos- o también en la toma de decisiones. Por eso, antes de buscarlos, tenés que estar seguro o segura de cómo lo querés manejar y qué tanto estás dispuesto a dar.
2. ¿Existe un mercado para mi producto o servicio?
Aquí me he encontrado con 2 tipos de personas: aquéllas que creen ciegamente en su idea de negocio, sin importar lo que otras digan; y aquéllas que son sus peores enemigas y no se dan a sí mismas el mínimo crédito. Ambos extremos son malos. La idea es que antes de hacer todo el plan de negocios, buscar el financiamiento, los socios y el local, tengás una idea más o menos clara de las posibilidades de éxito de tu negocio.
Dicen que una de las características típicas de los emprendedores es su seguridad de creer que lo que van a hacer va a funcionar y lo van a intentar hasta que lo logren. Pero hay una diferencia entre creer en tu meta y la terquedad. Lo segundo no te lleva a ningún lado y por eso es imprescindible de que antes de que llevés tu idea al banco, la validés con la gente a tu alrededor. Aquí te presento una tablita sencilla que podés usar para conocer la opinión de otros con respecto a tu idea. Si después de preguntarle a 20 personas te das cuenta que al menos la mitad te dan una respuesta no tan favorable, quizás sea una idea que debás re-pensar.
3. ¿Es éste un buen tiempo para emprender?
La gente siempre se pregunta si este es un buen momento para iniciar su idea de negocio. La realidad es que no hay nunca un mal momento para emprender. Es obvio por qué puede resultar inteligente poner en marcha una empresa en tiempos económicos favorables: la gente tiene dinero y están buscando maneras de gastarlo.
Sin embargo, lanzarte en tiempos económicos difíciles o inciertos puede ser igual de inteligente. Si vos hacés tu tarea, entonces concluirías que existe una necesidad para ese negocio que estás comenzando y precisamente debido a que muchas personas son reacias a emprender en los momentos difíciles, tu nuevo negocio tiene mayores oportunidades de hacerse notar. Sumado a esto y en dependencia de tu idea, en una economía en crisis suelen haber equipos (¡o incluso empresas enteras!) en venta a precios de ganga.
4. ¿Cómo me diferencio de los demás?
Ésta no es solo una duda común, sino también una interrogante importante que te debés contestar antes de comenzar tu idea de negocio. A veces pensamos que para emprender se necesita el nuevo Apple o Google, cuando la realidad es que la mayoría de los negocios son comunes en todo el mundo: restaurantes, bares, tiendas, salones de belleza, etc. Entonces, no se solo trata de que te lancés si consideras que tu idea es completamente nueva e innovadora (¡lo cual sería excelente!), sino también de hacer de ideas comunes, diferentes a las demás.
En administración te suelen enseñar que una de las formas en que te podés diferenciar es con el precio: “soy el que vende más barato”, pero yo te quiero desalentar desde este momento a competir en precios… suele ser una guerra que no deja a nadie vivo.
Tu estrategia de diferenciación debe ser diferente, en el producto, en el servicio, en la calidad, en el tiempo de entrega, en los resultados, en la experiencia de compra, etc. ¿Cuál es el que más sirve? Eso va a depender tanto de tu giro de negocio como de lo que esté haciendo tu competencia y por eso es imprescindible que los conozcás bien, que sepás lo que hacen y cómo lo hacen, para que así podás identificar cuál es tu valor agregado, qué podés ofrecer vos, que ellos no pueden.
En conclusión…
No necesitás un permiso para emprender, para lanzarte, para ser tu propio jefe o para hacer lo que te gusta. El miedo es normal, porque al final, hacer las cosas de una manera diferente asusta. El miedo se puede convertir en algo sano que te anime a ser mejor y a esforzarte, pero el miedo no te puede paralizar. Sí podés conseguir financiamiento, sí podés sondear el mercado para valorar tu idea, sí podés encontrar oportunidades para emprender en cualquier momento del año y sí podés hallar el punto que necesitás para diferenciarte de los demás. No solo comencés un negocio…. solucioná un problema.