Por catorce años tuve un trabajo estable, donde crecía con cada reto nuevo que enfrentaba, pero siempre tuve las ganas de emprender. ¿Qué significa emprender?… ¿Dejar mi estabilidad salarial? ¿Intercambiar la monotonía familiar de un horario fijo por algo desconocido? ¿Renunciar a bonos, aumentos y beneficios de salud?
Si, significa todo eso, pero lo que me hacía falta en mi proceso de análisis era que estaba cambiando algo que ya me resultaba cómodo, por algo que a largo plazo me iba a traer más beneficios y crecimiento personal.
Siendo realistas, en los países de la región, la idea de cambiar de trabajo cada 3-5 años no es factible; tampoco es fácil dejar un trabajo estable para emprender. Nuestra economía y sistemas que le acompañan no están construidos bajo este modelo. Entonces dejar todo por una idea de negocio no es un paso tan fácil para tomar.
Para resumirles el cuento, ¡lo logré! Con un par de treguas aquí y por allá, pero sí se puede. Quiero contarte mi proceso para independizarme del trabajo y continuar mi vida profesional como emprendedor/empresario.
Si hay algo que siempre tuve claro y agradezco a la vida por ello, es que sabía lo que quería hacer y conocía mis habilidades. Considero importante que, si querés emprender por deseo o necesidad, comencés en un rubro en el cual ya tenés algo de experiencia. Sé que muchas veces lo hemos escuchado, pero la razón por la que es importante es porque te ayudará a tomar la decisión de independizarte, ya que lo harás por algo que te apasiona y sabés hacerlo.
Durante mi tiempo en el trabajo fijo y estable, estuve dividiéndome en dos para cumplir con mis obligaciones. Al inicio era entretenido, usaba todo mi tiempo libre para desarrollar mi proyecto y tenía la energía al tope. A medida que el tiempo pasaba, lidiar con ambas cosas se volvía cada vez un desafío que desafortunadamente ya se estaba saliendo de mis manos. Por una parte, iba creciendo en mi trabajo fijo pero a la vez iba obteniendo más responsabilidades en mi emprendimiento, y afectando mi salud mental y rendimiento profesional.
Hasta que llegué a un punto donde tenía que decidir si continuar mi vida profesional como asalariado, buscando un nuevo trabajo o dedicarme de lleno a mis proyectos e ideas. Gracias a mi camino de pruebas y errores de todos estos años como asalariado y emprendedor te comparto los siguientes consejos que me ayudaron en el camino a independizarme:
– Generá el 50% del salario actual
Empecemos con los números y una de las partes más importantes. Un indicador clave para saber si es el momento de dar el paso es cuando ya estés generando al menos el 50% de lo que actualmente hacés con tu salario fijo. Tenés que considerar bonos, cálculo de seguro médico, aporte a tu retiro, etc.
Este indicador te va a dar un norte, y va a simplificar tus metas. No es sorpresa que todo tiene que ir amarrado a un presupuesto. La organización financiera es más que clave en todo este proceso.
Orden financiero
El tener ordenadas y separadas mis finanzas personales y la del emprendimiento es un dolor de cabeza menos. Siempre traté de no adquirir ninguna deuda innecesaria. También aproveché a destinar todo el dinero del emprendimiento para su crecimiento , y use mis ingresos de mi trabajo fijo para todos mis gastos personales.
Utilicé mi tarjeta de crédito y lo sigo haciendo para pagar los gastos de la empresa, pero al final del mes saldo cuentas y me reembolso el dinero que se invirtió. Esto lo pude lograr porque constantemente hago el esfuerzo por mantener un orden y buenos hábitos financieros.
Cuidá tu calidad y reconocimiento
Mientras estás construyendo tu negocio, debes tener en mente el cuidado de la calidad y reputación de tu marca/servicios/productos. Ya sea algo que hacés a medio tiempo, o a tiempo completo, tenés que respetar a tu cartera de clientes. Ellos y ellas serán las personas que te apoyen cuando tomés la decisión de vivir de tu negocio. Esto es un principio básico para fijar las bases de un negocio sólido.
Parece algo evidente, pero cuando te atás a mil responsabilidades durante el día y post jornada laboral, más tus obligaciones personales, sin querer podés aflojar en la forma de entregar tus servicios/productos.
Maximizá tu tiempo
Los negocios requieren de tu energía y toman tiempo para crecer. Esto puede resultar agotador, pero si tenés claro que lo tuyo es emprender y dejar tu trabajo fijo, el esfuerzo te resultará gratificante. Me refiero a sacarle jugo a fines de semana, días festivos, vacaciones del trabajo, al finalizar la jornada laboral. Esto suena un poco rudo en estos tiempos donde reconocemos que la salud mental juega un gran papel en todo este proceso, porque tomar pausas es esencial. Todo tiene que hacerse con un balance.
Esta parte de estar en estado casi permanente activo debe hacerse de manera temporal, no a largo plazo. Si soy honesto, por un tiempo me sumergí tanto en mis dos roles a diario que me afectó en mi salud, tiempo en familia, relaciones interpersonales, y sueño.
Organizate y asegurate de incluir en tu agenda el tiempo en familia, días de reposo y actividad física/deporte. Repitan conmigo: ¡todo es con balance!
El día a día de una persona que está en la transición de poner su emprendimiento puede ser caótico, por eso tenemos que cuidarnos, y rodearnos de personas que entiendan nuestras metas, nos apoyen y nos den una mano cuando en nuestros momentos más saturados.
El miedo siempre va a estar presente, vas a tener altas y bajas, pero aun así, siento que este paso lo pude haber dado años atrás. Controlar tu propio tiempo y construir algo personal es un gran regalo que no todas las personas pueden disfrutar.
Espero que este artículo te ayude a dar este paso y a trabajar en lo que amás.