¿A qué le estás huyendo de tu vida financiera?

¿Te has puesto a pensar cómo tus experiencias durante la niñez han afectado tus creencias y hábitos sobre el dinero?

La mayoría de los conceptos que tenemos en nuestra vida –el amor, la religión, las relaciones– se forman gracias a nuestra cultura, educación, experiencias vividas que comienzan desde la niñez. Y eso incluye, por supuesto, el tema financiero.

Quizá ya intuías que algo de esto había, pero nunca te has tomado el tiempo de reflexionar sobre tus creencias con respecto al dinero y cómo afectan la vida financiera que hoy tenés.

Generalmente los mayores protagonistas de los niños y niñas durante la niñez son los padres, de hecho la relación que tienen los padres con el dinero se proyecta en los hijos de alguna forma. “Pueden tomar caminos distintos, si el padre es derrochador, el hijo decide ser ahorrador”, explica la psicóloga.

Si las creencias de tus padres se reflejan en vos, ¿cómo afectan a las personas que te rodean? Por ejemplo, en tu relación de pareja ¿cómo podés mejorar primero individualmente, para luego hacerlo en compañía de esa otra persona?

Si no entendés los puntos de partida de tus creencias, no podrás mejorarlos para influir con más consciencia en tus hijos, sobrinos, hermanos, pareja, amigos etc.

Tu niñez fue decisiva para tu futuro financiero. Marcó la diferencia entre que hoy seás un adulto ahorrador o deudor. Mientras crecías, ¿qué te enseñaron sobre el dinero?

Dinero y emociones

Aunque los números sean precisos y concisos, las decisiones que toman muchas personas con respecto al dinero no lo son. De hecho, existen alrededor de cuatro tipos de sesgos financieros, que te impiden tomar buenas decisiones con respecto a tu dinero.

El sesgo del presente: Se refiere a que las personas quieren una recompensa inmediata, sin esperar. Por tanto compran ¡ya! aunque no lo necesiten, se endeudan y no ahorran.

Sesgo gregario: Es decir cuando una persona realiza una inversión, repitiendo lo mismo que ya hizo alguien más. En Nicaragua es común entonces ver negocios duplicados, como el caso de los pollos asados.

El sesgo por miedo a la pérdida: Este se va al otro extremo, pues aunque la persona tiene los recursos económicos, no se arriesga en lo más mínimo para hacer crecer su dinero. Por tanto hay muchos que prefieren tener el dinero en cuentas de ahorro, más allá del fondo de emergencia, que buscar formas de invertirlo.

Sesgo del optimista: Se refiere a quienes piensan que no gastarán tanto, cuando en realidad es evidente que sí, o empiezan a contar con dinero que todavía no tienen. Es muy común frases como: «Me voy a comprar tal cosa, porque de todas formas al final del mes seguro consigo un trabajo o vendo estos productos».

¿Te identificás con alguno? Si es así, necesitás tu buena dosis de introspección, pues para cambiar tu vida financiera, además del conocimiento técnico, tenés que entenderte emocional y personalmente.

Incluso en algunos estudios se ha determinado que el dinero es un eslabón importante en algo tan emocional, espiritual, y profundo para todos los seres humanos, como es la felicidad. No es el único, claro está, pero tener tus necesidades cubiertas te permite vivir más tranquilamente.

En un estudio realizado por la Universidad de Princeton dirigido por el economista Angus Deaton y el psicólogo Daniel Kahneman, determinaron que las personas necesitan al menos un ingreso de $70,000 dólares anuales para sentirse felices con respecto a este tema. Pero a ver, no se trata de que el dinero sea el fin para conseguir la felicidad, sino más bien un medio que complementa a las demás.

Te presentamos: “Mi Dinero y Yo”

Conscientes de todo lo expuesto anteriormente, creamos un nuevo producto financiero: Mi Dinero y Yo. Son 52 tarjetas de reflexiones financieras, una para cada semana del año, sin importar en qué mes o semana iniciés.

En 10 años de Plata con Plática y más de 1,000 artículos, te hemos acompañado con información, consejos y herramientas a nivel técnico, teórico y práctico. Pero algo hacía falta. Nos dimos cuenta que los recursos y herramientas en sí mismos pueden resultar limitados en su efectividad si ANTES no has trabajado internamente. Porque, como ya hemos dicho, el dinero no es un tema de números, es un asunto de emociones. Son tus emociones quienes guían tu comportamiento.

Si no cambiás tu manera de pensar sobre el dinero y los tabúes que aprendiste por la manera en que te criaron, será difícil cambiar tus finanzas personales y vivida la vida financiera que merecés. En muchas ocasiones las trabas están en tu mente, no en la realidad.

En cada tarjeta encontrarás una reflexión poderosa, seguida por una pregunta que de verdad tenés que responder. No a mí, a nosotras o tus amigos o pareja. A VOS misma, que sos la persona más importante.

¿Por qué hasta ahora has manejado el dinero de la manera en que lo has hecho? ¿A qué le tenés miedo? ¿Qué estás ignorando o evadiendo? ¿Qué te duele? ¿Qué estás enseñando o repitiendo de tu familia o tu entorno con respecto al dinero? Solo yendo hacia dentro podrás mejorar lo de afuera, viendo con claridad dónde podés mejorar y los cambios que debés hacer.

La parte de atrás de cada tarjeta trae un código QR que te permitirá acceder a más información financiera, 100% relacionada con la reflexión y pregunta que te acabás de hacer. Así te asegurás de que si algún cambio tenés que trabjar, tendrás la información y herramientas para lograrlo.

Recordá que la manera en que manejás el dinero dice mucho más de tu salud mental, que de los conceptos matemáticos o de contabilidad.

En resumen, tus finanzas, tu salud mental y la vida que querés van de la mano, no permitás que tus miedos o emociones en torno al dinero, te detengan a vivir la vida financiera que merecés.

Mi dinero y yo

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