¿Por qué pagamos tasas de interés tan altas?

La tasa de interés es el precio del dinero, es decir, es el precio que pagar por utilizar una cantidad de dinero durante un tiempo determinado.

Cuando depositamos nuestro dinero en el banco recibimos una tasa de interés por nuestros ahorros, es decir, tasa pasiva. Y cuando el banco nos presta dinero nos cobra una tasa de interés por hacer uso de este, a una tasa activa. La diferencia entre la tasa pasiva y la tasa activa se conoce como margen de intermediación financiero o spread. 

Es importante señalar que tanto los bancos como las financieras y microfinancieras reguladas tienen el derecho de pactar libremente las tasas de interés en sus préstamos.

Artículo 50 Ley General de Bancos: En los contratos que los bancos celebren con sus clientes, estos podrán pactar libremente las tasas de interés.

Art. 73 Ley de Fomento y regulación de las microfinanzas: En los contratos que las Instituciones Financieras Intermediarias de Microfinanzas registradas celebren con sus clientes, se pactarán libremente las tasas de interés.

Si no sos un banco o  financiera regulada por la SIBOIF, o microfinanciera regulada la CONAMI,  debes regirte por la Ley reguladora de préstamos entre particulares y la ley de protección de las personas consumidoras y usuarias que en su artículo 75 establece que: La tasa de interés máxima aplicable a estas operaciones, será la tasa de interés hasta de dos (2) veces la tasa promedio ponderada que cobren los bancos comerciales autorizados en el país, publicada por el Banco Central de Nicaragua.

La tasa de interés y la educación financiera

En un producto financiero, el cliente con mayor nivel de educación financiera centra su atención en la tasa de interés; el cliente con menor grado de educación financiera centra su atención en cuota y plazo sin tomar en cuenta la variable de la tasa de interés.

Irónicamente las personas con mayor poder adquisitivo son los que gozan de mejores tasas de interés en sus productos financieros: tarjetas de crédito, préstamos personales, préstamos hipotecarios, etc. Esto porque son sujetos de crédito en instituciones financieras formales.

Pero aún dentro de un mismo banco, no paga lo mismo un cliente con una tarjeta de crédito clásica que un cliente con una tarjeta de crédito BLACK. Los primeros por ejemplo pagan una tasa de interés corriente anual en córdobas del 50%, mientras que para los segundos la tasa es del 20%. 

Esto obedece al riesgo que conlleva esa operación crediticia, es más fácil que te pague el que tiene más a que te pague el que tiene menos, el asalariado promedio es más vulnerable financieramente hablando y por tanto es un crédito más riesgoso.

Las personas con menor poder adquisitivo o malos récords crediticios deben recurrir a instituciones financieras no bancarias –entiéndase microfinancieras, prestamistas, etc.– cuyas tasas de interés están muy por encima de las que maneja la banca formal, en algunos casos, tasas que incluso están al margen de lo estipulado por la ley. 

Al cobrar una tasa altísima estas instituciones se protegen del riesgo de impago porque para el momento en que el cliente deje de pagar o caiga en mora, el monto principal probablemente ya este pagado.

Un buen récord crediticio, un soporte de ingresos verificable –no necesariamente una colilla del INSS– y una estabilidad laboral de más de seis meses pueden contribuir a que seas sujeto de crédito en una institución bancaria y que podas optar a mejores condiciones crediticias para solicitar un préstamo. 

Mi recomendación final es que antes de adquirir una obligación crediticia es importante informarse, leer, documentarse y estar claro de las condiciones. En la tabla de pagos que nos proporciona la institución financiera cuando nos otorga un crédito podemos ver en una columna cuanto pagamos de principal, en otra cuanto pagamos de intereses, en otra cuanto pagamos de seguro y en la última cuanto pagamos de cuota total.

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