¿Y qué onda con los buenos vendedores?

buenos-vendedores

Vas caminando por el centro comercial, no tenés intención alguna de comprar nada. Quizás estás en Galerías porque vas a un bar, o en Metrocentro porque querés ir al cine… y cuando te das cuenta llevás una bolsa en la mano con un producto que no pensabas comprar y no creías necesitar. ¿Te suena familiar?

Las siguientes historias son anécdotas de mi recién terminado viaje por el Sudeste asiático, e ilustran perfectamente lo que significa caer en las manos de un buen vendedor.

Historia 1: “Mi compra del Oro Gold en Singapur”

DSCN3647En mi primer día de viaje en Singapur, iba caminando por The shoppes at Marina Bay Sands y como diría Arjona “sólo quería un café”, yo sólo quería ir al baño. A 10 pasos de llegar, nos topamos con un vendedor que nos regala una crema de muestra, y a punto estábamos de seguir caminando cuando el tipo nos pregunta “¿De dónde son?”. Contestamos que de Nicaragua y él se emociona porque resulta que el próximo año va a hacer un viaje que empieza en Brasil y termina en México. Mientras nos contaba sus planes, el querido vendedor me ponía la fabulosa crema “Oro-Gold” en el brazo y luego me pedía que comparara con el otro –en el que no me había puesto nada-: la diferencia era evidente! El brazo con oro-gold estaba limpio, más blanco y brillante…. el otro… era simplemente mi brazo ;).

La crema, claro está, no era para mi brazo, sino para mi cara. El vendedor nos vio pasar, pero no escogió a mi amiga –que tiene un cutis casi perfecto- para hacer la prueba… sino a la que tenía cicatrices y la cara roja producto del sol y el acné: él supo leer mi punto débil. Para este momento, la historia de su futuro viaje ya había terminado y de lo que hablaba era de lo maravillosa que era la crema porque tenía 24 quilates de oro y dejaba la piel como nueva!

“¿Cuánto cuesta?” le pregunté, y me dijo que “tan sólo 189 SGD” (el equivalente a 150 dólares americanos, para que tengan una idea). Cuando escuché el precio me alegré porque pensé “no hay manera que la pueda comprar”. Así que le di las gracias y me di la media vuelta.

Él me siguió, me llamó a un lado –lejos de mis amigos- y me preguntó por qué no la compraba. Yo le dije que yo no creía en productos mágicos, y que además –muy orgullosamente- escribía un blog de finanzas personales y que por lo tanto,  no hacía compras impulsivas…. Pero que él sin lugar a dudas era un buen vendedor, que había recibido un excelente entrenamiento y que si no fuera por el blog (yo juraba!) seguro hubiera caído. Luego le dije que le iba a dar mi correo para que cuando fuera a Nicaragua me avisara y lo turisteara por tierras pinoleras. Esto, por alguna razón, causó un gran impacto en él y me dijo que si me interesaba la crema (acuérdense que era milagrosa) me la daba con su descuento de empleado por el fabuloso precio de 54 SGD, o sea, $43 USD. Recuerden: el precio original era $150 USD. 

¿Qué creen que pasó? Compré la crema a ese precio! Mis amigos no lo podían creer: ¿qué había pasado con decir no a las compras impulsivas? Pues como bien dicen “al mejor mono se le cae el zapote”. Dos minutos después de haber salido de la tienda me sentía con un gran cargo de conciencia, y a la fecha, no he abierto la crema!

Historia 2: «El tuk-tukero temerario y el algodón de Egipto»

La siguiente historia no me pasó a mí –gracias a Dios!-, sino a mi amigo (aquél que les conté que era adicto al café) y sucedió en Tailandia. Estábamos saliendo de un museo y decidimos agarrar un tuk-tuk (una caponera) para ir a almorzar, empezamos a negociar el precio –porque siempre te suben más del 200%- y una vez acordado, el conductor nos dice que antes tenemos que hacer una parada, que nos va a llevar a un mercado donde venden cosas para turistas. Nosotros, por supuesto, nos alarmamos y le decimos que no, que buscaremos otro tuk-tuk. DSCN4069

El “temerario” (como lo terminamos llamando) nos confiesa la verdad: Si él nos lleva a ese mercado y nosotros vemos por cinco minutos, a él le dan gasolina gratis, y a cambio de que vayamos, él nos  baja el precio a la mitad. Dado el descuento –y que tenemos tiempo- aceptamos :). Nos bajamos donde nos dice, vemos lo que hay, todo está carísimo y volvemos al tuk-tuk.El conductor ahora nos dice que nos va a llevar a otro lugar (sí, no es chiste!) y nosotros de nuevo nos alarmamos y le decimos que no, que buscaremos otro tuk-tuk.

El tuk-tukero entonces ofrece algo que no podemos rechazar: si nosotros nos bajamos 5 minutos en el próximo lugar, él nos va  a llevar gratis donde queremos ir… caímos redondos.

Resulta que el siguiente lugar era una tienda de telas donde, además, tenían sastres (de esas hay muchas en Tailandia). Mis amigos y yo nos sentamos, somos abordados por 3 vendedores MUY INSISTENTES, quienes nos mostraban figurines sin parar, nos explicaban que sus telas eran de algodón traídas de Egipto, que podían tener lo que fuera listo esa misma noche –pues al día siguiente partíamos-y nos preguntaban sin cesar “qué se van a hacer”.

En mi mente, todos estábamos claros que no íbamos a comprar nada y que estábamos ahí para que el temerario consiguiera gasolina gratis y nosotros gratis el viaje. Cuando de repente mi amigo adicto al café le pregunta “¿cuánto?”: en ese momento, lo perdimos!

Para no hacerles la historia más larga, mi amigo se terminó dando a hacer una camisa blanca manga larga de algodón –traída de Egipto, por supuesto- que le costó 1,000 THB (alrededor de $30 USD) y que efectivamente, se la tuvieron lista en el hotel cuando nosotros llegamos esa noche. Dice él que realmente la necesitaba (chistosamente no había entrado a ninguna tienda de sastres desde que empezó el viaje) y que en Taiwán no podía conseguir algo así –de esa tela y a su medida- por ese precio, lo cual es 100% cierto.DSCN4067

Al salir de la tienda, el temerario nos preguntó si habíamos comprado algo. Sospecho que además de la gasolina gratis, le debían dar comisión por cada venta hecha a un cliente traído por él.

En conclusión, debemos recordar comprar cosas que realmente necesitamos y pensamos comprar. Toparse con buenos vendedores es difícil, pero se puede sobrevivir ;).

¿Y vos? ¿Qué has comprado cuando te has topado con un buen vendedor? ¿Te has arrepentido de este tipo de compras?

Comentarios

Artículos relacionados