Querida tarjeta de crédito, ¡adiós!

Muchas de las consultas que me llegan son relacionadas a las deudas, y la pregunta del millón siempre es: «¿cómo salgo de ellas?». Endeudarse es como engordar, te das cuenta de lo mucho que has comido hasta que la ropa no te entra.

Te pudiste haber endeudado por razones poderosas como quedarte sin trabajo, una enfermedad, o una emergencia, o bien por razones más banales como compras innecesarias, salidas y lujos. Pero independientemente de las razones y del monto, los pasos a seguir cuando hemos decidido salir de deudas, son los mismos:

1. Congelá tus tarjetas de crédito:Es simple, si ya tengo demasiadas deudas, ¿para qué quiero más? Meté tus tarjetas de crédito al refrigerador si es necesario, pero dejá de usarlas.

2. Reducí tus gastos: Qué fácil es decirlo, ¿verdad? Sin embargo, es necesario. Con la elaboración del presupuesto que expliqué en el post pasado podemos saber dónde estamos gastando de más y cuánto podemos reducir en cada rubro para destinarlo al pago de la(s) deuda(s). Hay que abonar a la tarjeta de crédito mucho más que el pago mínimo, ya que si sólo damos el mínimo de cada mes, podemos terminar pagando hasta el 500% más sobre la compra original.

3. Empezá a saldar una deuda a la vez: Si debemos sólo en una tarjeta de crédito, FABULOSO! Todo el pago va destinado a rebajar esta deuda. Pero si resulta que hemos aceptado todas y cada unas de las tarjetas de crédito que «muy amablemente» los bancos de nuestro país nos han ofrecido, el proceso se torna un poco más complejo, porque entonces «cuál pago primero?». Lo más sano es tratar de saldar primero la deuda con la tasa de interés más alta. Ssi no saben, pueden llamar al banco y preguntar libremente cuál es la tasa de interés que pagan. Otra opción que funciona para otros es empezar pagando la tarjeta en la que se debe menos dinero, una vez saldada, se continúa con el siguiente monto y así sucesivamente hasta llegar al monto mayor. La razón por la que esta técnica funciona es porque al tener una deuda menos –por más pequeña que sea– las personas se motivan y se dan cuenta que SI PUEDEN lograrlo.

4. Considerá  usar el dinero ahorrado: Si tienen los ahorros para saldar sus tarjetas de crédito, úsenlos. «Mis ahorros van a disminuir» me podrán decir, y sí, es verdad… pero también lo harán sus deudas. Y aunque puede que sus ahorros e inversiones estén ganando rendimientos, es muy probable que el interés que pagan en las tarjetas de crédito sea más alto –sino, los bancos  no serían un negocio.

5. Destruí tus tarjetas de crédito: Así como alguien que quiere bajar de peso necesita botar la comida chatarra que tiene en su casa, para no volver a caer en tentaciones debemos deshacernos del culpable de las deudas, la tarjeta de crédito. Córtenlas con una tijera y llamen a sus bancos para cancelarlas. La lección más importante que debemos aprender es a vivir dentro de nuestras posibilidades. Si lo piensan bien, hace algunas generaciones las tarjetas de crédito no existían y las personas pagaban todo en efectivo. Increíble, ¿verdad?.

Así pues, lo mejor es realizar nuestras compras con efectivo, cheques o con una tarjeta de débito para no caer en la tentación de comprar de más. Reconozco que en algunas ocasiones es necesario tener una tarjeta de crédito para usar como garantía, por ejemplo cuando se quiere hacer reservaciones en algún lugar .

Pueden quedarse con UNA, y dejarla debajo del colchón o dentro del congelador, y sacarla sólo en esos casos especiales, asegurándose de pagar el monto TOTAL antes de la fecha de corte para que no les cobren intereses.

Recuerden, vivir sin deudas, es vivir feliz.

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