La importancia de evaluar el retorno de tu inversión en educación

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Si en el primer post sobre Educación te presenté 8 alternativas que debés considerar al invertir en tus estudios, en este te comparto la importancia de un factor vital en el largo plazo: el retorno de tu inversión en educación. El dinero que gastamos, el tiempo que invertimos y el esfuerzo que conllevan los estudios tienen que ser tomados en cuenta tanto al momento de decidir qué estudiar como al evaluar los beneficios que obtendrás con tal decisión.

Así, para medir este retorno, básicamente tenés que jugar con 2 variables: el costo del estudio y el posible futuro ingreso. En algunos países existen métricas ya hechas que te dan este valor, como el PayScale en Estados Unidos. Sin embargo en Nicaragua todavía se realiza de una forma más manual o tradicional. Por eso, independientemente de la manera en que sea evaluado, es fundamental que vos midás tu posible retorno de inversión educativa respondiendo las siguientes preguntas:

1. ¿Cuál es tu objetivo? No comencés eligiendo la carrera, posgrado o maestría al azar. Enfocate más allá de eso y visualizá cuál es rumbo que le querés dar a tu vida profesional. Esta elección servirá para dirigir tanto el costo como la eventual recompensa de la inversión.

2. ¿Qué dicen las estadísticas? Conversá con gente a tu alrededor que haya estudiado lo que vos querés y preguntales ¿Cómo les ha ido con su profesión? ¿Cuántos son sus ingresos? ¿Qué tan fácil/difícil es conseguir un trabajo?

3. ¿Cómo se ve el futuro? Aunque es imposible saber lo que va a pasar en unos años, sí hay estudios que van mostrando las carreras y profesiones que más se van a necesitar en el futuro. ¿Está la tuya dentro de éstas? ¿O lo muestran más bien como algo que va a desaparecer?

4. ¿Qué necesitás? Averiguá cuáles son los requisitos que las empresas normalmente piden para el campo de trabajo que vos has elegido, incluyendo el tipo y el nivel de grado que se requiere y si hay algunas universidades o centros que se ven favorecidas por la contratación de gerentes en esa profesión (es decir, la acumulación de buena reputación de la Universidad por el desarrollo de sus egresados). Podrías buscar dentro de los anuncios de las empresas que solicitan esos puestos, cuáles son los requisitos básicos que piden, para saber qué es lo que vos tendrías que tener. En este punto, es importante que no perdás de vista que en el presente y en el futuro hay dos requisitos imprescindibles: otros idiomas y conocimiento avanzado en nuevas tecnologías.

5. ¿Cuál es el precio? Una vez que sepás cuáles son las cualificaciones que necesitás, indagá el costo de obtenerlas.

6. ¿Lo podés pagar? A todos nos gustaría poder estudiar los mejores programas en las mejores universidades del mundo, pero esto no siempre es posible. Por eso, tenés que conocer cuál es tu capacidad de inversión. Al final siempre hay becas que podemos aprovechar, como fue mi caso en Taiwán. Aunque también existen préstamos que podés pedir, si eso que vas a estudiar realmente te va a dar un impulso profesional.

7. ¿Cómo se ve tu inversión? Usá las respuestas a las preguntas anteriores para comparar el costo, el retorno y la incertidumbre. Conociendo el precio de tu estudio y lo proyectado de lo que podés ganar (o qué tan fácil es conseguir un empleo posteriormente) podés darte una buena idea de si vale la pena esa inversión que estás por hacer. Recordá que si los estudios los vas a pagar con un préstamo, no solo estás haciendo tu inversión más riesgosa, sino que tendrás una mayor presión para pagar, una vez que terminés de estudiar. Así, siempre es mejor planificar con tiempo y ahorrar lo más que podás.

No solo lo monetario importa
Sin embargo, el retorno monetario no debe ser lo único que tomés en cuenta al momento de elegir qué y dónde estudiar, pues eso sería una visión de muy corto plazo. Otros factores como la experiencia que podés ganar mientras estudiás, el networking que podés hacer con profesores y otros compañeros de trabajo y el gusto mismo por lo que estudiás también importan.

Siempre digo que pasamos demasiadas horas trabajando al día y en la vida, como para dedicarnos a algo que no nos gusta…. Realmente se convierte en una tortura. Por esto, no recomiendo que solo el retorno monetario la satisfacción personal también importa y mucho.

Me di a la tarea de consultar con unas cuantas personas en diferentes empresas que tienen dentro de sus funciones directas o indirectas, contratar nuevo personal. Les pregunté si tenían alguna predilección por cierta universidad en particular al momento de buscar colaboradores o si creían relevantes otros factores.

Casi todos me dijeron que no era precisamente la universidad donde se estudia la que hacía la diferencia, sino que la experiencia y valores como la actitud de la persona eran primordiales. Sin embargo, al preguntarles específicamente cuáles eran las alma mater de los colaboradores con mejor desempeño, varios de ellos mencionaron haber tenido buenas experiencias con egresados de la UNI y la UAM.

¿Estudiar en el extranjero marca gran diferencia?
Una creencia que solemos tener es que si estudiás fuera, tus posibilidades para obtener un buen trabajo y una aceptable remuneración son mayores.

Sin embargo, por lo que he podido conocer a través de la gente con la que me relaciono a nivel profesional y personal, podría decir que no necesariamente es así. Precisamente, también consulté esto a las personas con las que conversé y la mayoría piensan que estudiar fuera no marca mucha diferencia. Por ejemplo, la directora de una importante empresa de comunicaciones me dijo: “Las universidades extranjeras son una muy buena opción, pero no quiere necesariamente decir ventaja. ¿Por qué? Porque en muchos casos no conocen bien el español, ni el país, y en otros quieren ganar mucho dinero. Pero, no por esto dejan de ser una excelente opción.”

El gerente de una empresa de inversiones me dijo que la asociación de Recursos Humanos tenía ranking de las universidades locales que variaban año con año y que muchas veces servían al momento de evaluar a los egresados para contratar. Mencionó que universidades con más convenios, intercambios internacionales o carreras en inglés, suelen estar en los rankings más altos, mientras que aquellas que se ven envueltas en problemas políticos internos, normalmente van bajando su puntuación.

En conclusión, elegir qué estudiar, dónde y por cuánto tiempo nunca es fácil. Estoy convencida de que la educación es una inversión que vale la pena, pero además de las perspectivas de incrementos salariales, hay que valorar la experiencia que vas a tener y la satisfacción que te va a dar dedicarte a eso el resto de tu vida: no escojás un camino profesional solo porque parece ser financieramente prometedor… dedicate a algo que verdaderamente te apasione.

 

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