El que parte y reparte, escribe su testamento

testamento

Dicen que no  hay nada más seguro en esta vida que la muerte. Y no importa qué tan joven y saludable seás, nunca se sabe lo que puede pasar: los accidentes y los desastres naturales ocurren sin que nos podamos preparar. Así,  si ese día nos va a llegar a todos, tarde que temprano: ¿por qué no dejar todo listo para cuando suceda?

El testamento no es más que un documento que dice la última voluntad de una persona. Muchos podrán pensar que los testamentos sólo lo hacen los millonarios, a punto de morir, que tienen muchas propiedades y dinero que repartir. Algo tipo la película en la que sale Michael J. Fox “Greedy”, en la que toda la familia está esperando que se muera el tío millonario para ver qué les deja.

Sin embargo, la mayor parte de la población no pertenece a este grupo de adinerados personajes, esto no quiere decir que sólo ellos tienen la necesidad de hacer un testamento. Muchos creen que no tienen nada realmente valioso, y que por tanto, no tiene sentido escribir uno. Yo les digo que: “no importa qué tanto tengás –sea poco, o sea mucho-, debemos dejar nuestras posesiones y finanzas en orden”.

Y entonces, ¿para qué me sirve? Para empezar, si sos joven y tenés hijos menores de edad, es sumamente importante que establezcás con quién se quedarán ellos si algo llegara a pasarte. Tal vez has pensado que llegado el caso, tus hijos quedarían en manos de tus papás, hermanos o mejores amigos, pero sin un testamento, el Estado puede decidir dárselos a alguien más. Si tus hijos e hijas son importantes para vos, dejar un testamento escrito se convierte en una necesidad, no en una opción…. No te gustaría que el estado decidiera que hacer con ellos, ¿o sí?

Aún si no tenés hijos, o si éstos ya están grandes, tiene sentido contar con un testamento, puesto que ahí dejás las instrucciones de qué le toca a quién. Repito: no importa si es sólo una cama, o una mansión con piscina incluida, dejar en claro cómo querés distribuir tus bienes, puede ahorrarle a tu familia y seres queridos serias discusiones.

O acaso no conocen cada caso de familia, en la que, cuando la persona fallece, todos los que sienten que merecen algo, reclaman “lo suyo” y terminan en pleitos, distanciados, odiándose y el pobre muerto retorciéndose en su tumba. Si vos dejás escrito qué cosas dejas a quién y en qué porcentaje, no importa lo que ellos quieran  o crean merecer, cumplirán tu voluntad.

Por otro lado, sin un testamento corrés el riesgo que tu dinero  y/o cuentas bancarias pasen a manos del gobierno o del banco. ¿Por qué no mejor decidir vos a quién le dejás lo que tanto trabajo te ha costado ganarte? Ninguno de nosotros es inmortal. La muerte nos llegará jóvenes, adultos o viejos. Solteros o casados. Con hijos o sin hijos. Siendo ricos o teniendo apenas lo suficiente. No importa cuánto tengás, es tuyo y tenés el derecho de decidir a quién se lo dejás. Con un testamento, no habrá dudas ni preguntas, no habrá preocupaciones. Vos y tu familia ya tendrán las respuestas.

¿Y vos? ¿Ya tenés tu testamento?

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