¿Dónde me conviene hacer las compras del hogar?

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Éste es un post invitado de alguien a quien admiro inmensamente y quien me ha enseñado mucho de lo que sé sobre administración y finanzas personales: mi mamá.  Si te interesa escribir un post en Plata con Plática, escribime a [email protected] y con gusto lo publicamos, el único requisito es que sea relacionado a finanzas personales y no haya errores ortográficos.

Escribo este post dando respuesta a una seguidora del blog, que hace un par de días, solicitó se abordara el tema de las compras del hogar, sea en el supermercado o pulpería, por lo que le dije a mi hija, me gustaría responder y me dijo: “mamá, escribí el post”. 

Bueno y aquí me tienen. Tengo muchos años de manejar mi hogar, de hacer compras, pagos y todo lo necesario para su funcionamiento. Siempre he trabajado para “alguien”, devengando un salario, sea como consultora o por contratación de un organismo o empresa, en todo caso no importa el empleador. En la actualidad estoy en proceso de crear mi propio negocio, que me permita auto-emplearme y no depender de un empleador (más adelante, en otro post, podría compartir esta experiencia).

Pero ¿porque doy esa explicación? Porque cuando trabajamos y tenemos un horario establecido o un trabajo demandante en el que debemos cumplir con la fecha de entrega de un informe, tenemos limitaciones para hacer las compras buscando lo más barato y favorable, y lo hacemos nada más pensando en satisfacer las necesidades de comida que tenemos en casa, por lo que el precio del producto pasa a un segundo plano.

Hoy en día en que soy dueña absoluta de mi tiempo, tengo la oportunidad de fijarme en los precios de los productos y dónde los venden más barato. Así, he logrado hacer compras más inteligentes. ¿Cómo? Elaboro una matriz –por ejemplo, cuando adquirí un plan familiar de celular- en la que escribo el nombre del producto que deseo comprar, los diferentes lugares donde lo puedo adquirir y los costos y beneficios asociados a cada compra; de esta manera, decido el que tiene mayores ventajas comparativas desde todo punto de vista.

Este ejercicio lo he realizado también con algunos productos alimenticios, comparando entre los diferentes supermercados (dicen que no debo poner nombres) y he encontrado cuáles son los productos a más bajo costo y el lugar donde lo venden. Definitivamente identifico cuál es el supermercado más caro, el más barato y uno, término medio.

Uno de estos días, mientras estaba en el supermercado, me llamó mi hijo para pedirme que le comprara una salsa de barbacoa, algo que no compro frecuentemente. Pagué por dicha salsa C$78.00 córdobas (en el súper caro) y, un par de días más tarde, estando en otro súper (el término medio) me di cuenta que la misma salsa costaba C$65.00 córdobas. “Una diferencia de C$13.00 córdobas” pensarán ustedes, pero que si lo hacemos todos los meses y con varios productos, implicarán un gasto mucho mayor al que teníamos presupuestado.

Con respecto a comprar en supermercados o pulperías, sin querer atacar este negocio -pues es mucha gente la que vive de ello y estoy a favor de la micro y pequeña empresa– mi experiencia me ha demostrado que los precios son más altos y además la medida no es la más exacta. No obstante, nos sacan de apuros. No se trata tampoco de favorecer a los grandes establecimientos, pero no podemos obviar que tienen precios más competitivos.  La desventaja es que el súper no está tan cercano a nuestra casa como las pulperías, por lo que debés ir en taxi, carro o bus, y debés ingresar este costo a los productos. En cambio, cuando comprás en una pulpería, que está generalmente a la vuelta de la esquina de tu casa, no gastás en transporte y ahorrás tiempo.

Al margen de donde decidás comprar, sea por comodidad o por salir del paso, debés comprar lo que vas a consumir en determinado tiempo, para ello es importante tener fechas establecidas para hacer las compras. Yo las divido en tres grandes grupos: 1) abarrotes, 2) verduras y frutas y 3) carnes, pescado y pollo. Tengo cuidado de ver lo que todavía tengo en casa, de no comprar lo que no voy a consumir y cuando lo que compro viene empacado en grandes cantidades o viene más de lo que realmente necesito, procuro compartirlo con algún familiar o amiga. No me gusta guardar comida por mucho tiempo, por lo que no compro más de lo necesario, es un dinero invertido que no está produciendo, todo lo contrario, te ocupa lugar y si es de refrigerar te sube costos en la energía eléctrica.

En conclusión, hay que comprar con tiempo. Si dejamos las compras para el último momento, no vamos a poder comprar lo que necesitamos al mejor precio, pues iremos a la carrera a satisfacer las compras del hogar. Esto tiene un costo que, sumado a lo largo de un año, llega a ser significativo para las finanzas familiares.

Autor: Argentina Vela Suárez.

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