Cómo manejar tus finanzas cuando te quedás sin empleo

Hace unas semanas recibimos el siguiente correo:

«Buenos días Ela. Siempre leo tus escritos y hoy amanecí pensando que no he leído uno sobre qué hacer cuando te quedas sin trabajo y tenes que pagar deudas y gastos fijos, y tarjetas, etc.

Cuando decidí volverme independiente, luego de quedarme sin trabajo, hace muy poco, he estado viviendo esa situación, difícil, estresante, cada vez que llegan las fechas de pago y no tenes la plata.

Espero que esta experiencia que seguro la han pasado y pasan muchos, ayude a otros y sobre todo te de una luz para saber qué hacer.

Saludes,»

Ciertamente no es la primera vez que escriben con esta duda y cada vez que llega una persona con alto nivel de deudas y sin empleo nos preocupa enormemente porque la verdad es que, de primera instancia, no hay mucho que hacer.

El desempleo es, sin lugar a dudas, un hecho desafortunado en la vida de muchas personas y un número creciente lo vive año con año. En momentos de crisis e incertidumbre, como los que hemos vivido en Nicaragua en 2018 y 2020, encontrar empleo se torna aun más complicado.

Cuando nos quedamos sin trabajo, la vida cambia radicalmente: profesional, psicológica y económicamente. Las facturas que antes podías pagar regularmente cada mes siguen llegando, pero tus ingresos se han visto seriamente comprometidos.

Así es que mientras estás buscando la manera de regresar a la fuerza laboral, debés ajustar tu existencia del día a día para que ésta refleje tu nueva realidad financiera.

Creá un presupuesto de supervivencia

Cuando perdés tu trabajo, lo primero que debés hace es evaluar tus finanzas y crear un presupuesto modo supervivencia… es decir, solo lo más básico. Idealmente, planificaste esta retirada con tiempo y ahorraste algo dentro de tu fondo de emergencia. Sumale a este monto tu liquidación y cualquier otro pequeño ingreso adicional que podás tener –por ejemplo, comprando y vendiendo artículos-.

Pero, ¿qué es exactamente un presupuesto de supervivencia?

El principal factor de este presupuesto es que debés ocuparte de vos mismo y tu familia antes que cualquier otra cosa, gasto, o responsabilidad. Luego viene la dieta financiera, que consiste en eliminar todo gasto que no sea estrictamente necesario para quedarte con tus necesidades más básicas, como son: comida y techo.

Si por ejemplo vos tenés un plan de celular y un teléfono fijo en tu casa, deshacete de uno, el otro o incluso los dos mientras dure el desempleo. Así mismo, reducí cualquier servicio sin el que podás vivir: cable, internet, servicio doméstico, gimnasio, comidas fuera, etc.

Priorizá tus deudas

Si tu presupuesto de supervivencia aun te deja en números rojos, deberás dar prioridad a algunas deudas pues no las podrás pagar todas. Esto probablemente sea un proceso doloroso. Por ejemplo, tal vez debás entregar tu carro para que no te quiten la casa o incluso dejar de pagar tu hipoteca unos meses. A veces, simplemente, no hay salidas fáciles.

Una manera de conservar lo máximo posible tu efectivo disponible es pagando solamente los mínimos de tus tarjetas –pues casi siempre hay deudas con tarjetas–, aunque en condiciones normales esto sería lo peor que podrías hacer. Así mismo evitá el uso de la tarjeta y aléjate de prestamistas lo más que podás, pues solo harás tu deuda más grande.

Negociá con tus acreedores

Si de plano no podés pagar ninguna de tus obligaciones financieras, necesitás contactar a tus diferentes acreedores inmediatamente –esas personas o instituciones a quienes les debés– y ver si podés negociar con ellos otro plan de pagos –acá podes ver ejemplos. Eso sí, siempre tendrás que pagar.

También es necesario que verifiqués si los préstamos que tenés tienen un seguro de desempleo y, de ser así, notificar al banco para que entren en vigencia y estos créditos dejen de ser un estrés en tu vida.

Buscá nuevas fuentes de ingreso

Los precavidos que tenían dinero ahorrado para alguna o varias metas financieras, podrían considerar usar algo de ese dinero, sobre todo porque endeudarse saldría más caro.

Igualmente, para las personas que tienen planes de ahorro para el retiro, como éste que yo adquirí hace unos años, o seguros de vida de los que puedan sacar dinero, hacerse un auto-préstamo en estas condiciones es una buena opción.

Lo peor que podemos hacer es quedarnos de brazos cruzados. Hay personas que tienen tan fijo en su cabeza que los ingresos vienen de un trabajo formal que centran todas sus energías en mandar CV todo el día y no piensan que mientras eso sucede, podrían también tener ingresos de fuentes menos tradicionales: trabajo freelance, consultorías, compra y venta de algún producto, renta de algún cuarto extra en la casa, e incluso vender algunos activos de la casa, etc.

¿Y si no tengo nada de nada?

Hay casos de personas a las que nada de lo anterior le sirve porque nunca ahorraron ni un peso, están sumamente endeudadas y simplemente no hay dinero para maniobrar.

Lo sabemos por mensajes como estos:

«¡Hola! Necesito ayuda e información tengo una amiga que está endeudada con varios prestamistas de esos informales y se ha quedado sin empleo ya desde hace seis meses no haya que hacer los intereses la están agobiando que medida puede tomar para orientarla.»

En casos así, lo mejor que se puede hacer es buscar esos ingresos. Sé que suena obvio, pero es que sin dinero no hay mucho que hacer. Los acreedores van a seguir llamando y vos debés continuar viviendo de alguna manera, entonces aquí la búsqueda de empleo o de auto-empleo es todavía más crítica y es en esto que te debés enfocar.

La lección más importante

Puedo entender perfectamente el nivel de depresión, frustración y estrés de quienes están sin trabajo, sin ahorro y con muchas deudas que pagar. Creo que se lo he dicho a cada una de las personas que me han abordado con esta inquietud: aunque ahorita pensés que “es muy tarde”, la verdad es que la lección más importante que esto deja es que los créditos NO deben ser tomados a la ligera.

No es lo mismo que estés desempleado y sin ingresos, pero sin deudas… a que estés desempleado, sin ingresos y con deudas que pagar. La diferencia está en la obligación. Mientras una salida de dinero sea “opcional”, es decir, un gasto, vos podés optar por dejar de gastar en eso durante un tiempo. Pero cuando es una deuda, simplemente no podés elegir.

La mayoría de las personas tomamos crédito pensando nada más en la parte bonita: cuando a mí me dan el dinero y lo gasto; pero fallamos en la segunda parte: darnos cuenta que estamos comprometiendo los ingresos que AUN NO NOS GANAMOS para pagar dicha deuda durante un buen periodo de tiempo.

Así es que la lección más importante para todos los que sí tienen trabajo ahorita es que entre menos créditos –sobre todo malos- tengás, mejor. Solo porque ahorita tenés un trabajo estable, no quiere decir que siempre vayás a estar en las mismas condiciones. Limitá tus gastos, salí de deudas y comenzá a ahorrar en un fondo de emergencia, como lo podría ser quedar sin empleo de un día a otro.

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