El costo de las suscripciones

La primera vez que me suscribí a algo fue en el primer semestre de la Universidad y no fue por gusto o decisión propia. Mi profesor de economía –un tipo súper inteligente, por cierto- nos pidió que leyéramos el periódico regularmente, que nos informáramos de lo que sucedía en el país y en el mundo, y para esto llevó a un vendedor del periódico “El Financiero” a la clase, quien nos dio un súper descuento a todos por ser estudiantes y comprar en grupo.

No niego que el objetivo del profesor era noble y que su interés en que entendiéramos las noticias y el contexto socio-económico del país era real; sin embargo, yo (al igual que la mayoría de mis compañeros) leía el periódico sólo el día de  la clase…. el resto del tiempo El Financiero quedaba como nuevo, acumulándose en la entrada de mi casa.

¿Cuántas veces no te has suscrito a algo que no has aprovechado? Por lo general, cuando se les menciona a las personas la palabra SUSCRIPCIÓN, piensan inmediatamente en periódicos y revistas, por lo que dicen “Yo no estoy suscrito a nada, compro el periódico el mismo día”. Pero ¿qué pasa con otro tipo de suscripciones y membresías? Por ejemplo: el gimnasio.

Cuando llega el año nuevo todos nos emocionamos con los propósitos del año entrante y todas las maravillosas cosas que vamos a lograr y los cambios positivos que vamos a hacer en nuestra vida, no es así? Y  nunca falta la típica de “voy a adelgazar 50 libras, comer sano y estar en forma”. ¿El siguiente paso? Irse a inscribir al gimnasio.

Está comprobado –por reportes de ventas- que los meses de mayores ingresos para estos negocios son Enero y Marzo-Abril (semana santa). Por esto, te ofrecen grandes descuentos y promociones si te inscribís y pagás 6 ó 12 meses anticipados.

La gente quiere hacer cambios radicales en un 2×3 y, aunque comienzan motivados yendo al gimnasio todos los días a las 6 am, un mes después ya están desanimados porque no han logrado los cambios milagrosos que esperaban y dejan de ir. ¿Cuál es el resultado? Dinero tirado a la basura!

Yo les confieso que soy experta derrochando dinero en este tipo de suscripciones. Tengo un corazón débil y cuando me emociono, me emociono! De repente tomo decisiones irracionales, que aunque con la mejor intención, terminan en el derroche de dinero. Cuando llegué a Taiwán y me di cuenta que mi Universidad tenía una piscina, dije “voy a empezar a nadar otra vez”. Al averiguar los precios, vi que si pagaba 1 año anticipado me salía baratísimo –casi casi regalado- y como yo estaba en mi racha de “nadaré todos los días y seré una nueva mujer: una más sana”, fui y lo pagué. No necesitan que se los diga ¿verdad? Grave error!

No sólo gasté dinero en la anualidad, sino que además, compré traje de baño, gorro, lentes y un hermoso bolso para llevar mis cosas, claro está. El primer día que fui a nadar conocí “la pila de agua bendita” -como mi amigo, el adicto al café y yo, le pusimos-. ¿Qué es eso? Pues bien, resulta que sólo hay una manera de llegar a la piscina y es a través de los vestidores. La pila de agua bendita es –literalmente- un hueco entre los vestidores y el área de la piscina lleno de agua, pero no cualquier agua: agua que cae de los baños donde la gente se está duchando, es decir, es agua con jabón y shampoo usado por otros. Y ésta fue, la primera y la última vez que fui a nadar :).

Sé que mi caso no es único, conozco a más de alguno que por aprovechar los descuentos que conlleva pagar por anticipado, terminan gastando más y no utilizando los supuestos beneficios. Y no me malinterpreten, estar suscrito o tener ciertas membresías –como la de Price Smart, por ejemplo- pueden resultar en grandes ahorros si las aprovechamos.

Creo que la clave consiste en suscribirnos cuando ya es algo que estamos utilizando regularmente, y no algo que creemos que por suscribirnos, vamos a empezar a utilizar: gran diferencia! Si leés el periódico religiosamente todos los días, en definitiva te conviene pagar la suscripción anual. Si ya sos adicto al gimnasio, podés tranquilamente aprovechar las promociones de pagar varios meses anticipadamente. Si tenés una familia grande y ya comprás comida en grandes cantidades, tener una tarjeta de Price Smart te ayudará a reducir los costos del hogar.

En resumen, que el pago de una suscripción sea un ahorro real. Si pensás cambiar tu ritmo de vida para adecuarte y sacarle el jugo a la suscripción que acabás de pagar, muy seguramente vas a terminar desperdiciando tu dinero. Y si ya estás suscrito a algo que no estás usando: es momento de ir, cancelarlo y darle un mejor uso a tu dinero.

¿Y vos? ¿A qué servicios te has suscrito que han terminado siendo un derroche de dinero? ¿A qué estás suscrito que realmente SI aprovechas los beneficios?  

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