¿Comprar o no comprar un carro en Andiva?

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Quiero y necesito un carro. Lo necesito porque por la naturaleza de mi trabajo, debo transportarme casi todos los días a diferentes puntos de la ciudad. La necesidad es real: un medio para transportarme, mis ingresos dependen en gran parte de esto.

Lo quiero porque podría cubrir mi necesidad con lo más básico que es el transporte público, o ya hablando de compra de autos como tal, podría comprar un carro pequeño, que me salga barato y me cueste poco mantenerlo. Pero no, yo quiero una Rav4. Realmente la quiero, y por más que he intentado justificar ese deseo con temas como la seguridad por las noches, andando sola, atravesando la suburbana y demás hierbas aromáticas, bueno, la realidad es que simplemente la quiero.

Entonces me fui a Andiva

Aprovechando la ya famosa feria anual de Andiva, decidí ir a darme una vuelta y ver cuánto costaba en realidad el auto de mis sueños. Como te podrás imaginar, me fui de espaldas: “$32,500.00 dólares” me dijo con tono de “son C$2.00 pesos” el vendedor. Yo, evidentemente, actué como si anduviera el dinero en mi bolsa y pudiera darme el lujo de pagarle en ese preciso instante billete sobre billete.

Me senté con el vendedor y el agente de uno de los bancos, les hice todas las preguntas referentes al crédito, requisitos, mensualidades, tasa, etc. Esto es lo que descubrí: todos los bancos estaban dando la MISMA tasa de interés: 8.5% anual. Para serte honesta, me sentí un poco defraudada. Esperaba que los bancos compitieran por los clientes bajando sus tasas, no que se pusieran de acuerdo y ofrecieran lo mismo.

Dando una prima de $8,000.00 dólares (monto aproximado que sale de la venta del carro que vendí hace 2 años, más uno que otro ahorro fruto del trabajo de los últimos meses) y asumiendo que tomo un crédito a 72 meses, tendría que pagar una mensualidad de casi $500.00 dólares. ¡Una ganga!, ¿no creés?

Mis sueños de tener este carro se fueron desvaneciendo a medida que iba sacando cuentas en mi cabeza. Si de entrada ya estaba clara que financieramente hablando no te conviene comprar un carro nuevo, por aquello de que se deprecia 25% al sacarlo de la tienda, en definitiva analizar lo que dejaría de hacer por pagar esa mensualidad, me alejaba cada vez más de mi tan soñada camioneta.

Decidí entonces poner en práctica lo que escribo y, a pesar de saber que lo que yo quería era una Rav4, fui a ver qué estaba ofreciendo la competencia.

Chevrolet tenía la camioneta Captiva a un precio de $27,0000.00 dólares (misma tasa de interés, eso ya lo sabemos) y Hyundai ofrecía la Tucson a $24,000.00 dólares: sin dudas el precio más bajo de las tres.

¿Y qué terminé comprando?

Antes que se me adelanten, les aclaro que no compré ninguna de las tres camionetas. Lo que sí aprendí –o mejor dicho, re-aprendí- es que la persona que vende puede tener una gran influencia sobre tu decisión y puede marcar la diferencia entre que comprés o no comprés.

Yo, por ejemplo, iba a ciegas buscando la Rav4 (¡recordemos que es el auto de mi sueños!) y decidí ver las demás, como quien dice por no dejar. A diferencia del vendedor de mi camioneta soñada, que solo me la mostró por fuera y de lejos, la mejor atención la recibí de Chevrolet, pues la chavala se subió conmigo al carro y me explicó todos los detalles de la Captiva. Es más, hasta el momento es la única que me ha enviado una cotización.

El chavalo que me mostró la Tucson se merece un punto porque me dejó subirme en el asiento del piloto: claro, esto te hace imaginarte con tu flamante camioneta nueva por las calles de Managua. Y evidentemente, el hecho de que fuera $8,000.00 dólares más barata que la soñada, tampoco pasó desapercibida.

Mientras tanto, llevo un par de días dándole vueltas al asunto de qué carro me conviene comprar. Ayer fui a cenar con una amiga y me dijo una frase que me ha traído de vuelta a la realidad: “A menos que tuviera un montón de reales, me compraría un carro de lujo… mientras tanto es solo el machete de trabajo”. ¡BAM! Tiene toda la razón.

Creo que voy a bajar mis estándares y comprar un carro que necesito y no que quiero. Uno cuya mensualidad no implique dejar de hacer otras cosas importantes (como ahorrar para mi fondo de emergencia) y cuyo costo no signifique que deje de comer. Ya les estaré contando qué decido.

¿Y vos? ¿Fuiste a Andiva? ¿Qué te pareció? ¿Compraste algo? ¿Qué harías en mi lugar?

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