Caso exitoso: Cómo salí de mi crisis financiera

Carlos Martinez

Hola, me llamo Carlos Martínez y tengo 24 años. Quiero compartirles un poco de mi historia: de cómo llegué al sobreendeudamiento y la forma en la que he logrado superar esos años de crisis financiera.

A mis 18 años conseguí mi primer trabajo, con un salario básico solo un poco mayor al mínimo, en un banco donde realizaba cobros por teléfono y que también me dio muy buenos ingresos por las comisiones. A esa edad, y sin saber nada sobre educación financiera, nunca pensé que llegaría a pasar noches sin dormir por las deudas

¿Cómo sucedió?

Al principio solo sacaba créditos en casas comerciales que, por restricciones de edad, eran las únicas que podían permitirme obtener un financiamiento. Todo iba bien con la forma en la que podía llegar al final del mes, pero al cumplir los 20 años, recibí mi primera tarjeta de crédito. En aquel entonces pensé que solo ocuparía lo necesario en alguna emergencia. Un par de meses después, ya había tomado suficiente confianza para utilizarla más frecuentemente y, de esta forma, mi límite de crédito incrementó.

Continué obteniendo financiamiento en casas comerciales (no solo productos sino también dinero en efectivo… lo sé yo también pensé que no prestaban dinero), y utilizando mi tarjeta de crédito.

Después de un año -a mis 21-, me enviaron a un nuevo puesto donde mi salario básico era mayor pero representaba solo el 25% de lo que acostumbraba a obtener mensualmente en mi antiguo puesto con comisiones. ¿Por qué lo tomé? Porque era eso o perder mi trabajo.

Solicité un préstamo para comprar un carro de segunda y mis cuentas por pagar incrementaron mucho más. En aquel entonces yo pagaba dos créditos en una casa comercial, un préstamo bancario, una tarjeta sobregirada, un extra-financiamiento y los altos costos de mantenimiento de mi auto.

¿Cómo abrí los ojos?

Fue entonces cuando vi que ya no podía conciliar el sueño, trabajaba para pagar deudas y cada mes era más difícil que el anterior. Ya no era apto para más créditos, tenía dos tarjetas de crédito con saldos altos y tuve que vender mi auto en un precio muy bajo para abonar a mis créditos. Fue esa situación que me enseñó a vivir con tan poco que yo aún no puedo creer cómo pude lograrlo.

Y, ¿Cómo salí de esa crisis?

Estos tips me ayudaron mucho a mí y espero que de alguna forma puedan ayudar a alguien más:

1. Frená el uso de la tarjeta de crédito

El endeudamiento es un hábito (uno muy malo), y cambiarlo requiere de disciplina y paciencia. Al tener mis tarjetas de crédito con un límite alto y sentir que siempre las pagaba y nunca las cancelaba, se me ocurrió la siguiente idea:

Hacer un pago en el mes que me permitiera disminuir poco a poco el límite de crédito. Procuré no bajarlas muy rápido ya que no podía arriesgarme a no poder utilizar algo de efectivo. Luego de algunos meses, mis tarjetas tenían límites de crédito y saldos mucho menores. Aprendí a vivir sin utilizar tanto dinero y el dinero que ya no utilizaba en pagar el saldo anterior lo utilizaba para abonar más a mi tarjeta.

Luego, cancelé los plásticos con el banco. Es decir, aun debía dinero en las tarjetas, pero estaban inactivas e inútiles y no podía seguirlas utilizando.

2. Identificá si el gasto es realmente una “necesidad” o un “lujo”.

Poné los pies sobre la tierra y analizá tus verdaderas necesidades. Por ejemplo:

Necesidad: Ropa, comida, transporte, entretenimiento y otros…

Lujo: Ropa de marca o cara, comer en restaurantes, usar taxis muy frecuentemente, visitar lugares fuera de tu presupuesto.

Un amigo mío mencionó hace poco que necesitaba una laptop para sus trabajos de la universidad. Esta persona tiene problemas económicos muy fuertes, sin embargo comentó que si iba a comprar una laptop, sería una muy buena. De esta forma, utilizó su tarjeta de crédito para comprar una laptop muy cara y agregó mucho más dinero a sus cuentas por pagar.

3. Elegí la gratificación a largo plazo en vez de la instantánea

La gratificación instantánea se da cuando ves algo que deseás y lo comprás de inmediato. Por el contrario, la gratificación a largo plazo se da cuando esperás, guardás el dinero necesario y realizás la compra o el gasto tiempo después y sin afectar tu presupuesto. Es importante aprender a decirte a vos mismo “No”.

4. Poder hacerlo no necesariamente significa que debés hacerlo.

Debés recordar que el hecho de tener algo de dinero ahorrado no significa que tevés que ir a gastarlo todo de inmediato. Tener la capacidad de comprar un nuevo televisor con tus ahorros no significa que debés hacerlo si eso afectará tus finanzas.

5. Cambiá tu forma de pensar, así cambiarás tus hábitos

Si alguna vez pensaste: “He trabajado muy duro esta quincena, compraré eso, me lo merezco”, deberás ajustar ese pensar. Muchas deudas se adquieren por la gratificación instantánea y muchas de éstas son lujos que ya te has dado antes. Además, no pensés que las deudas estarán ahí para siempre, si seguís el plan y el presupuesto según lo establecido, verás resultados muy buenos en poco tiempo, pero debés ser paciente.

6. Dejá de adquirir más deudas

No importa qué tan grande sean las cifras de los ingresos que percibás, si continuás adquiriendo deudas nunca serás capaz de eliminar la preocupación de vivir de quincena en quincena.

7. Ahorrá

No necesitás empezar ahorrando mucho, pero sí necesitás comenzar. Podés guardar cantidades pequeñas y a medida que vayás ahorrando, verás cómo poco a poco podés ir guardando más y más dinero. Esto sucede porque cambias el hábito de vivir con todo tu salario.

Ya tengo algún tiempo de ahorrar y pude descubrir que no necesitas estar totalmente libre de deudas para hacerlo.

8. Siempre incluí en tu presupuesto algo de dinero para entretenimiento

Si no te entrenés haciendo otras actividades mientras superás tus problemas económicos, caerás en el estrés de vivir solo para trabajar y pagar. Procurá que podás hacer cosas que te distraigan pero que no salgan de tu presupuesto. Mi pasatiempo favorito siempre ha sido hacer ejercicios.

Las deudas te desaniman, te vuelven menos productivo, te desvelan, hacen que te sintás con menos libertad y el estrés puede conllevar a problemas de salud. Abrí tus ojos y analizá tu situación, las cuentas pueden ser pagadas y vos podés vivir sin deudas. Ánimo.

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